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Perú elige nuevo Parlamento para salir de la parálisis política

Elecciones legislativas anticipadas Los sondeos vaticinan que la corrupción castigará en las urnas al «fujimorismo» frente a los partidos centristas. El presidente Vizcarra confía en completar su año y medio de mandato sin una Cámara que bloquee sus reformas

Estocada al “fujimorismo” repitiendo una jugada maestra que ya realizó el propio expresidente Alberto Fujimori en 1992, cuando, apoyado por las Fuerzas Armadas, disolvió el Parlamento. Fue el denominado autogolpe.

Pero los tiempos han cambiado y ahora la mayoría de la sociedad peruana apoya la medida, cansada de los casos de corrupción que salpican a los políticos. Perú celebrará este domingo las primeras elecciones legislativas anticipadas de su historia, con las que el presidente Martín Vizcarra, que disolvió el Congreso en septiembre, espera poner fin al control absoluto que la mayoría opositora fujimorista ejercía desde 2016.

Así, Vizcarra podría conseguir un triunfo histórico sobre el fujimorismo, el movimiento que durante su mandato se ha encargado de ponerle trabas a todas sus decisiones.

Y es que los sondeos pronostican que el partido Fuerza Popular, de la derecha populista de Keiko Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), perderá decenas de los escaños ganados en 2016 (73 de un total de 130). De hecho, fue el control del Congreso lo que le permitió a la oposición maniatar al entonces presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski hasta forzarlo a renunciar en 2018.

«El ganador de la elección va a ser Martín Vizcarra, porque habrá logrado cambiar el Congreso hostil de los últimos años y alterar la correlación de fuerzas existente en el anterior Parlamento», explica el analista político Augusto Álvarez Rodrich.

Salpicada por el escándalo de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, Keiko estuvo trece meses en prisión preventiva, lo que ha mermado su popularidad después de que acariciara la Presidencia de Perú en los comicios de 2011 y 2016. También está dañada la imagen de su principal aliado, el partido socialdemócrata APRA, cuyo líder, Alan García, dos veces presidente de Perú (1985-1990 y 2006-2011), se suicidara en abril pasado, cuando iba a ser detenido por ese mismo escándalo.

Los comicios servirán para cerrar una crisis política marcada por recurrentes choques entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, que llevaron a Vizcarra a cerrar el Congreso unicameral y convocar nuevos comicios parlamentarios el pasado 30 de septiembre. La oposición reaccionó denunciando un «golpe de Estado» e invistiendo a la vicepresidenta Mercedes Aráoz como «presidenta encargada», pero renunció al día siguiente.

Además, la oposición recurrió al Constitucional, pero el alto tribunal validó la disolución al dictaminar que Vizcarra se había ajustado a los preceptos de la Carta Magna peruana. A pesar de la alta tensión, el cierre del Congreso no generó protestas en las calles en medio del clima tenso que atraviesa la región, porque el 90% de los peruanos apoyó la disolución, según las encuestas.

Un Parlamento fragmentado

Los sondeos proyectan un Parlamento fragmentado, que ningún partido podrá manejar a su antojo, lo que hace prever alianzas entr las formaciones centristas, que figuran con mayor intención de voto. Vizcarra, que irónicamente no tiene partido, necesita apoyo legislativo para sus reformas contra la corrupción, uno de los males endémicos de Perú, donde cuatro ex presidentes quedaron envueltos en el caso de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht. «Si el Congreso está manejado por las bancadas [moderadas] de Acción Popular, Partido Morado, Alianza para el Progreso y Somos Perú, Vizcarra no tendrá el nivel de oposición [obstruccionista] que caracterizó su relación con el ‘fujiaprismo’», agrega el analista Álvarez Rodrich.

En estas elecciones a una sola vuelta serán elegidos 130 parlamentarios para apenas 16 meses, hasta completar el 28 de julio de 2021 los cinco años del Congreso elegido en 2016. Ese día también culmina el mandato de Vizcarra, quien era vicepresidente de Kuzcynski. En medio del desprestigio de los políticos, la campaña ha estado marcada por la apatía y un tercio de los peruanos sigue indeciso o votará en blanco.

En el mercado de Perú hay un ambiente bullicioso. Hortalizas, toda clase de patatas, carne de llama y puestos de comida callejera donde puede probarse ceviche fresco, res, tiradito o causa rellena de mariscos, bien regado con pisco. Allí Madeleín de 50 años tiene un puesto de chicha (bebida tradicional). Sirve vaso tras vaso pacientemente. No parece muy emocionada por los comicios. «Son todos unos corruptos, tras años de crecimiento no ha habido chorreo de las riquezas para los más pobres, y menos para los indígenas. Ni siquiera con el ex presidente [Ollanta] Humala, también envuelto en la trama corrupta».