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Mascarillas

“Cuando hay vidas en juego no hay tiempo para la burocracia”

Comunidades de “makers” de Israel y España han logrado llevar a miles de sanitarios el material de protección en 3D que escasea durante la crisis del coronavirus

El Grupo Social ONCE sigue fabricando pantallas protectoras con sus impresoras 3D
El Grupo Social ONCE, que se ha sumado al movimiento Coronavirus Makers con 8 impresoras 3-D y un equipo de profesionales, ha impreso alrededor de 700 pantallas protectoras. Ángel David (en la imagen) es uno de los voluntariosRicardo RubioEuropa Press

La pulsión solidaria surgida con la crisis sanitaria del coronavirus se extendió como la pólvora desde el inicio de esta pesadilla y la realidad hoy es que decenas de comunidades “makers” (fabricantes) han puesto a funcionar sus impresoras 3D para ayudar de forma altruista. Gracias a ese instinto que no conoce fronteras, la escasez de material sanitario ha sido mitigada en parte con soluciones imaginativas de voluntarios que proporcionan diseños propios de mascarillas, válvulas de respiradores y viseras de protección de forma desinteresada.

Uno de los casos más exitosos es el impulsado por Yehonatan Dor-On, un ingeniero informático israelí de 31 años al frente del proyecto Masks4Docs. Como tantos otros, se involucró desde primeros de marzo en foros y comunidades online en los que se debatía sobre modelos de viseras y escudos faciales para proteger a los trabajadores sanitarios de su país.

Contactó con Tomer Glick, investigador de la Universidad Ben-Gurion y “fabricante” aficionado con experiencia en diseños en 3D, y con el estudiante de Medicina Arbel Tamari, quien se convirtió en el responsable de logística. “Nos pusimos manos a la obra y creamos unas cuantas viseras. En 24 horas recibimos peticiones para suministrar 15.000 unidades”.

El proyecto fue creciendo rápidamente con nuevos “makers” encargados de producir y distribuir el material por hospitales, farmacias, residencias de ancianos y centros médicos de todo el país. Hasta la fecha han repartido más de 25.000 escudos faciales en Israel. Todo ha sido producto del altruismo de unos mil voluntarios “que entendieron la urgencia de actuar y ayudar en estos momentos tan difíciles”, explica a LA RAZÓN Yehonatan.

“No ha habido una estructura jerárquica ni la intervención del gobierno, tampoco un presupuesto público ni trámites burocráticos. Hemos ido directos al que lo necesita, ha sido una cadena de suministro muy rápida que se puso en pie en cuestión de uno o dos días”, señala este joven israelí. “Creo que la mentalidad tan pragmática y emprendedora de mi país ayudó a que saliera adelante algo así. No pedimos permisos oficiales, actuamos inmediatamente cuando la gente nos dijo que necesitaban este material. En una emergencia, cuando hay vidas en juego, no hay tiempo para la burocracia", añade.

En España nació a principios de marzo una de las comunidades de voluntarios para fabricar material médico y de protección más grandes del mundo. Es Coronavirus Markers, una red de ingenieros, médicos, miembros de fuerzas de seguridad, empresas e instituciones y expertos en tecnología en la que participan actualmente hasta 14.000 personas apoyados por la Fundación COTEC y la Fundación ASHOKA.

David Cuartielles, de 45 años, profesor de la Universidad de Malmö (Suecia) y cofundador de la empresa Arduino, fue uno de los creadores del foro de Coronavirus Markers, un proyecto solidario que se ha extendido a una veintena de países. En España han producido de momento medio millón de viseras, 100.000 mascarillas ffp2 y 20.000 batas quirúrgicas que han sido distribuidas en centros de salud, hospitales, residencias, farmacias... ¡Un éxito!

“Todo empezó en un canal de Telegram el 9 de marzo, en el que se discutía sobre cómo crear respiradores para atender a los enfermos. En cuestión de dos semanas ya había 15.000 personas hablando. Gracias a la interacción con médicos y fuerzas de seguridad -explica David Cuartielles- vimos que había otras urgencias en esta crisis sanitaria, y una de ellas era la necesidad de viseras”. En poco tiempo, un ejército de voluntarios unió sus conocimientos y medios y comenzó a producir desde casa o en laboratorios de fabricación de universidades cientos de unidades gracias a la tecnología open source.

La experiencia está adquiriendo tintes de hito. "Estamos trabajando de forma muy coordinada en investigación y desarrollo. Esto nos permite fabricar actualmente entre 20.000 y 30.000 unidades al día”, explica Cuartielles. En España se han diseñado hasta 70 tipos de respiradores, algunos ya probados en animales y pendientes de autorización sanitaria, pero por suerte no ha habido que utilizarlos. “El objetivo es que muchos de esos diseños puedan salir adelante y ver la luz próximamente”, afirma este profesor y empresario.

Cuartielles resalta que “cualquier sector de la sociedad ha sido capaz de crear tecnología y ponerla al servicio de los demás. También ha habido una gran generosidad. Existen empresas eléctricas que han donado energía a la gente que ha hecho las viseras". Un dato que despierta su aplauso es el ingenio y creatividad de los españoles. “España tiene una tradición del hazlo tu mismo bastante fuerte. Había una red de gente con conocimiento ya existente. Y gracias a ese ecosistema ha sido muy fácil organizar a las personas y trabajar en un frente común".

En este “movimiento social” hay perfiles de todo tipo, admite David. “Tenemos gente de todos los partidos políticos y edades. El objetivo es salvar la vida de los enfermos y eso elimina diferencias y acerca a las personas. Tenemos estudiantes de FP de 17 años, jubilados, jefes de laboratorio de hospitales. La respuesta ha sido increíble”.