Llegó el mes de mayo, el Ramadán y el ISIS (Estado Islámico, Daesh) vuelve a lo suyo: quemar cosechas en Irak y Siria dentro de la política de tierra asolada. Según ha anunciado esta misma tarde a través de sus redes sociales, “por la gracia de Dios Todopoderoso, los soldados del Califato quemaron las cosechas de los politeístas en la aldea de Tawakul Al-Rafidia ,al norte de Muqdadiya”, en Irak.

El año pasado, por estas fechas, ocurrió lo mismo. Cuando justificaron la barbarie como venganza contra los “cruzados” y sus enemigos en general.

Comentaban entonces que “el día de la venganza ha llegado para el Estado islámico (...) los ataques de los mujahideen están creciendo y creciendo. Golpean las barreras y el objetivo son los apóstatas. Nuestros objetivos no son los musulmanes (pero queman sus tierras). El Islam no está destinado a matar sino a repeler las agresiones”.

Los yihadistas, según coinciden distintos expertos, están crecidos y, de ahora en adelante, con una menor presencia de las tropas de la Coalición Internacional, se pueden esperar todo tipo de atrocidades. Y, tal vez, alguna acción espectacular, como la toma de algún enclave importante durante varias horas.