Elecciones 6-D

“Hacer política en Venezuela es una labor de alto riesgo”

“Las agresiones del chavismo a la oposición ha sido una línea de acción gubernamental constante”, asegura Xavier Rodríguez Franco, politólogo hispano-venezolano y director de Parlamundi Venezuela

Nicolás Maduro y Juan Guaidó, durante sus discursos
Nicolás Maduro y Juan Guaidó, durante sus discursosLa Razón

-¿La agresión contra el candidato Waldo Santeliz es una excepción o es el clima de violencia que domina la campaña electoral?

-Este asesinato aún por esclarecer ejemplifica el tristemente habitual clima de violencia política e impunidad judicial que persiste en el país. En general, hacer política en Venezuela, dentro o fuera de la dinámica electoral, es una labor de alto riesgo. Persecuciones a activistas políticos, exilios forzados a dirigentes, encarcelamientos a diputados y hasta el asesinato de un parlamentario local como el concejal del municipio Libertador Fernando Albán, muerto en custodia de los cuerpos de seguridad del Estado en octubre de 2018. Situación documentada y denunciada por distintos organismos internacionales y ante lo que el Gobierno no ha replegado su capacidad represiva e intimidatoria.

-¿Cómo está el chavismo amedrentando a la oposición?

-Las agresiones del chavismo a la oposición, con el paso de los años, ha sido una línea de acción gubernamental constante y que se manifiesta en múltiples formas que van desde las ofensas y amenazas de la narrativa hegemónica oficial, hasta agresiones físicas, persecuciones, detenciones arbitrarias y hasta la ocupación militar del recinto de sesiones del Palacio Federal Legislativo. Sede a la que por casi un año los parlamentarios de la legislatura electa en 2015 y con mandato constitucional hasta enero 05 de 2021 no pueden acceder. A lo cual habría que añadir más de 140 sentencias del TSJ que desde antes de comenzar su gestión legislativa, buscan en su conjunto anular el ejercicio de cualquiera de sus facultades constitucionales.

-¿Qué pretende Maduro con una farsa electoral que no reconoce la oposición?

-En el calendario electoral venezolano, las elecciones legislativas bajo el formato de Asamblea Nacional, se han realizado ininterrumpidamente cada cinco años desde el año 2000. Para este año 2020 corresponde elegir la legislatura que comenzará su gestión el 05 de enero 2021, hasta el 05 de enero de del 2026. Sin embargo, estas elecciones legislativas han tenido un nivel de intervención política abusiva del Poder Ejecutivo que abarca desde la ilegal confirmación de la directiva del Consejo Nacional Electoral (competencia de la AN) hasta las pautas normativas impuestas para la asignación de cargos y aumento inconstitucional de los escaños del parlamentos venezolano. El objetivo principal es que el partido de gobierno tenga el control hegemónico, no solo del Poder Legislativo, sino del sistema político en su conjunto, ya que durante este 2020 ha intervenido ilegalmente la junta directiva de la mayoría de los partidos políticos de oposición. Controlando la totalidad del espectro electoral venezolano, lo cual le ha permitido diseñar una oposición a la medida de su inocultable vocación totalitaria. El gobierno de Maduro, tras esta elección además de despojar a la oposición del parlamento, conseguiría dividirla y desmovilizarla del ámbito donde mayores éxitos ha conseguido: el electoral.

-El 6-D ha logrado dividir a la oposición venezolana. ¿En qué ha fracasado su estrategia?

-La acelerada deriva totalitaria de los últimos años, ha ocurrido al mismo tiempo de una sostenida e inocultable fragmentación de la oposición venezolana. La precariedad estratégica de la oposición reside principalmente en la incapacidad de gestión interna de las discrepancias de las facciones que la integraron, lo cual se refleja en la dificultad para desarrollar cursos de acción alternativos que conjuguen la agenda política partidista con la agenda de movilización popular, que trascienda la denuncia a los constantes abusos gubernamentales. Siendo la antinomia más lacerante, la reiterada vocación abstencionista, después de los nefastos resultados políticos encajados en el período 2005-2010. El renovado abstencionismo de 2020 ha venido consolidándose desde el 2017 tras el secuestro de la petición popular a un referendo revocatorio por el CNE. Errática propuesta motivada por una fracción parlamentaria (conocida como el G4, compuesto por los partidos Voluntad Popular, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática) paradójicamente legitimada en sus decisiones por un criterio electoral como lo es haber sido los partidos con mayor votación de las pasadas elecciones parlamentarias de 2015. En el balance de los últimos años, la oposición ni aprovechó su mayoría parlamentaria para cohesionar la unidad, así como tampoco supo enriquecer de opciones su agenda polìtica. También hay que destacar que tampoco pudo amplificar su interlocución con la sociedad en términos de propuestas legislativas alternativas, que permitieran dinamizar y articular esfuerzos nacionales e internacionales que reforzaran su posición frente a la dictadura. De modo que el avance dictatorial por una parte, un exceso de confianza en la errática comunidad internacional y una desmovilización política y social doméstica progresiva, han sido factores que han acelerado el avance totalitario del gobierno de Maduro y con ello el desmantelamiento de lo que queda de la democracia venezolana.