UE
La pandemia fortalece el liderazgo de Von der Leyen tras su primer año al timón
El coronavirus deja en segundo plano sus grandes planes en lucha contra contra el cambio climático y política exterior
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, comenzó con grandes planes para la protección del clima y la política internacional. Tres meses después, se convirtió en gerente de la crisis de coronavirus.
Era una presidenta no deseada. Los populares en el Parlamento Europeo favorecieron a su candidato principal de la campaña electoral, Manfred Weber. Pero el presidente francés, Emmanuel Macron, lo rechazó por ser demasiado inexperto. Los países de Europa del Este e Italia, por su parte, consideraron inaceptable la propuesta de los socialdemócratas. Estalló una desesperada disputa de cargos entre los Estados miembros de la UE, que Macron terminó con un golpe sorpresa: propuso a la ministra de Defensa alemana, Ursula von der Leyen.
El Parlamento Europeo, no obstante, fue difícil de convencer. La nueva presidenta asumió el cargo con una mayoría de apenas nueve votos. Desde entonces, ha sabido que tiene que luchar duro por su éxito en Bruselas.
En su discurso de presentación, la presidenta trató primero de complacer a todos. Desde el “Pacto Verde” para Europa, hasta la protección de los derechos civiles liberales, tenía una oferta en su programa para cada orientación política. Pero cuando se trata de implementarlas, le falta agarre, dice la parlamentaria holandesa Sophie in’t Veld. Von der Leyen había prometido tomar medidas enérgicas en torno al respeto del Estado de Derecho. ¿Por qué no actuó de manera más decisiva contra Polonia? “Se puede hablar del Estado de Derecho, pero si no se actúa, ¿cuánto vale?”, pregunta la liberal.
Von der Leyen ha hecho muchas sugerencias, pero su implementación es débil. Ya se trate de leyes de protección de datos, control presupuestario, objetivos climáticos, las normas de la UE no se siguen en ninguna parte. Como saldo positivo, la eurodiputada reconoce que la presidenta se ha ocupado de los detalles, es públicamente visible y comunica bien. ¿Y el tema de ser mujer? “No existe un enfoque típicamente masculino o femenino. Pero tener un equipo diverso es importante porque es más creativo”, asegura.
Cien días después, la crisis del coronavirus
Con el inicio de la pandemia de coronavirus en marzo, la UE mostró inicialmente su peor cara. Los países miembros cerraron fronteras sin consulta, no querían ayudarse unos a otros con máscarillas o equipos de respiración, y demostraron ser egoístas. Von der Leyen entendió que tenía que contrarrestar esta imagen con algo. Desde entonces, ha estado luchando en todos los frentes de la pandemia y, a veces, desesperada por una mayor cooperación entre los países miembros.
Por ello, Von der Leyen recibe la máxima calificación de la ex comisaria de la UE Viviane Reding, una muy buena conocedora de Bruselas: “Tuvo la mala suerte de tropezar con esta crisis. Y era importante ver que tenía la fuerza para afrontarla. La aprobación del dinero (fondo de recuperación del coronavirus) y que lograra convencer a los países miembros (...) es como un milagro”. Poco a poco, las capitales entendieron que necesitaban coordinación. “Y esta gran idea de comprar vacunas para todos los países miembros fue un paso importante”.
Reding no quiere hablar de errores, pero en la política exterior europea no ha tenido tanto éxito. Sin embargo, esto se debe principalmente al principio de unanimidad. Mientras se aplique, “Europa no puede tener una voz fuerte en el mundo, siempre hay quienes, como Polonia o Hungría, causan problemas”.
“Debe escuchar a su corazón y su experiencia, y menos a los países miembros”, dice la ex comisaria luxemburguesa. Por cierto, esto es lo que también cree la diputada liberal in’t Veld: Von der Leyen está demasiado orientada hacia lo que quieren los gobiernos nacionales. Sus conflictos de intereses amenazan con aplastarla.
El veredicto de Los Verdes es también bastante amistoso: “Cuando se trata de cuestiones de igualdad de género dentro de la Comisión, vemos una gran diferencia”, dice la líder del grupo en el Parlamento Europeo, Ska Keller. Agrega que, desafortunadamente, esto se aplica menos a las normas de la UE y la igualdad de género. Pero tiene puntos ecológicos a su favor: “Tenemos la impresión de que la presidenta de la Comisión se toma muy en serio la ambición de hacer más en lo que respecta a cuestiones medioambientales y climáticas”, excepto, por desgracia, con la agricultura.
¿Y cuál es el balance como gestora de crisis? “Especialmente al comienzo de la crisis del coronavirus, cada Estado miembro hizo lo que pensó que era correcto, independientemente de los vecinos. Ahora hay una llamada a una mayor coordinación, pero en última instancia ningún país quiere ser coordinado”, dice la eurodiputada verde. Y se queja también de los límites de la comunicación virtual: la política europea en particular, que vive con compromisos, solo funciona de forma muy limitada vía Zoom.
Su colega finlandesa Heidi Hautala halla igualmente palabras de agradecimiento para Von der Leyen: “Le va bastante bien en tiempos difíciles”. La resistencia a las propuestas sensatas proviene principalmente de los Estados miembros, y la Comisión de la UE carece a menudo -como en la crisis del coronavirus- de competencia.” Además, añade, Ursula von der Leyen “escucha y estudia sus documentos”. Y eso es lo que hacen los buenos líderes políticos en estos días.
Un mal comienzo
“Tuvo un comienzo difícil”, reconoce Christine Verger, del Instituto Jaques Delors. Tuvo que hacer campaña entre los grupos políticos por su mayoría en el Parlamento Europeo. Esa es la razón por la que el “Pacto Verde” es tan fuerte en su programa. Esto, a su vez, le vale un ataque airado por parte del eurodiputado democristiano Dennis Radtke: Von der Leyen no se preocupa lo suficiente por “los miedos existenciales de los trabajadores industriales” y por “la vida psicológica de su propia familia política” en la lucha contra el cambio climático, dice. Entre los populares, algunos parecen renegar de su presidenta.
La francesa Verger, en cambio, ve reforzada Von der Leyen tras un año en el cargo. Al principio, hubo críticas porque se rodeó de demasiados alemanes en su plantilla y tuvo problemas con los comisarios y el Alto Representantes, Josep Borrell, que la veía como una rival. “La Comisión no funciona como un gobierno, todo depende del trabajo en equipo”.
La crisis del coronavirus, sin embargo, le dio a Von der Leyen la oportunidad de mostrar sus fortalezas: “Es buena en la comunicación, muy profesional, en Francia es más conocida que su predecesor, Jean-Claude Juncker”. El hecho de que sea madre y médico también es una ventaja. “Su próximo trabajo es administrar el uso del Fondo de Coronavirus, que es un desafío enorme”. Así que la la presidenta de la CE no tendrá tiempo para relajarse, pero la observadora de la UE asegura que “sobrevivió con creces a su primer año”.
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