Dubái

La truncada huida de la princesa Latifa: “Tu padre nos pidió que te golpeemos hasta la muerte”

La imagen de modernidad que trata de proyectar Dubái contrasta con el oscuro relato de las hijas del emir Al Maktoum. La princesa Shamsa también fue secuestrada y sigue bajo arresto

La princesa emiratí Latifa bin Mohammad al Maktum, hija del emir de Dubái, en un vídeo difundido en las redes sociales
La princesa emiratí Latifa bin Mohammad al Maktum, hija del emir de Dubái, en un vídeo difundido en las redes socialesYouTubeLa Razón

“Soy rehén en una villa. Una casa sin ventanas convertida en cárcel”, explicó la princesa Latifa en un video grabado con un Smartphone que lograron pasar de contrabando. “Estoy grabando desde el baño, porque es la única habitación que puedo bloquear. Soy una rehén confinada en solitario, sin inculpación ni juicio”.

El clip ha servido para probar el infierno que sufre Latifa hace tres años. Esta hija de Mohammed bin Rashid al Maktoum, el billonario autócrata de Dubai -que a la vez ejerce de primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos (EAU)-, no estaba cómoda entre la realeza pérsica. Comprometida con la igualdad, los derechos de los animales y la libertad de expresión, proyectaba al exterior una vida de lujo y confort, pero carecía de calor y protección familiar.

Por ello, dio un arriesgado paso al frente. En un largo testimonio que subió a YouTube en 2018, aseguraba que anhelaba ser libre, y era consciente que esas podrían ser sus últimas palabras en vida. “Seré castigada, no sé qué me ocurrirá, o cuánto durará. Y si deciden liberarme, no sé cómo será mi vida”, especuló entonces. En febrero de aquel año, intentó una huida surrealista junto a su mejor amiga, Tiina Jauhiainen. El 24 de febrero estaban tomando café juntas en el centro de Dubai. De repente, Latifa se fue al baño, se cambió completamente, y empezaron la travesía. Cruzaron en coche al vecino emirato de Omán, y desde la costera ciudad de Muscat, subieron a una embarcación con bandera de EE.UU. rumbo a Goa, India.

“No estaba preparada para ver sufrir a mi amiga”

Cuando prácticamente vislumbraban el litoral, fueron abordadas por un amplio despliegue militar conjunto de EAU e India, que incluía centenares de soldados, helicópteros, aviones y fragatas. Según la campaña online que pide la liberación de la joven princesa, “las tropas llevaron a cabo la operación a sabiendas que suponía una grave violación de la legalidad internacional. Atacar una embarcación con bandera norteamericana en aguas internacionales deja claro el poder del hombre a quien servían”. Alegan que los tripulantes que las acompañaron en la huida fueron brutalmente golpeados y torturados por soldados hindúes, que ignoraron las súplicas de asilo de Latifa.”Estaba preparada para todo, incluso a dar mi vida por la libertad. Pero no para ver a mi amiga sufrir”, confesó la princesa huida. Mientras que Tiina Jauhiainen y el resto de la tripulación fueron liberados gracias a la presión internacional, Latifa fue devuelta forzosamente a Dubai. Aseguró que “me aferré como pude al borde de la lancha, pero me lograron estirar. Estaba sola y descalza, contra un montón de gente armada”. Según explica en el video obtenido por Sky News, durante el forcejeo le inyectaron droga para adormecerla.

Cuando despertó, ya estaba en la costa dubaití. Al desembarcar, fue transportada a la cárcel de Al Awir, donde le hicieron un primer interrogatorio y la encerraron durante tres meses. Uno de los militares que la escoltaba le dijo: “tu padre nos pidió que te golpeemos hasta la muerte. Esas son sus órdenes”.

Conexiones en todo el mundo

Mohammed bin Rashid al Maktoum tiene propiedades y conexiones de máximo nivel en todo el planeta. Y también un oscuro currículum familiar: dos de sus ex mujeres alegaron que abusó sexualmente de ellas, una acusación que también hizo la propia Latifa y otra hermana suya. Pero según la versión del mandatario, su hija fue víctima de una red de extorsión que pretendía obtener altas sumas de dinero a cambio de su liberación.

El caso fue llevado a la Corte Suprema del Reino Unido por una de las ex mujeres del billonario emiratí, la princesa Haya bint al Hussein. En el dictamen, el juez acusó al billonario de secuestro forzado y detención de su hija Latifa. Se aceptó el testimonio de la princesa Haya, que afirmó que Latifa “está encerrada en una casa, bajo custodia de guardias tanto en el exterior como el interior”. El jeque alegó que al ser mandatario de un país, no pudo participar en el juicio, y que por tanto el veredicto era parcial e incompleto.

Otro activista y amigo de la princesa encerrada, David Haigh, también fue detenido en EAU por supuesto fraude. En declaraciones a Sky News, insistió en que los videos que Latifa logró contrabandear deberían hacer despertar a la ONU y demás organismos. “Queremos que políticos e influencers que van a los Emiratos a promover dicho país, despierten y vean cómo es la realidad. Literalmente, van a playas a escasos cientos de metros donde Latifa está encerrada en solitario”.

El secretario de estado de Asuntos Exteriores británico, Dominic Raab, se limitó a comunicar que “se trata de un caso muy difícil. Siempre priorizamos asuntos de derechos humanos, incluso con países amigos como los EAU. El Alto Comisionado de la ONU está haciendo seguimiento de la causa”.

Rona Beghum, investigadora de Human Rights Watch (HRW) en asuntos de la mujer, publicó una tribuna en The Guardian en la que recordó que el billonario mandatario también secuestró a otra de sus hijas, Shamsa, que sigue bajo arresto. “Esta terrible conducta de uno de los líderes más poderosos de EAU contradice la intención de su gobierno de mostrarse como país moderno y tolerante. El caso muestra una realidad de desapariciones forzosas, detenciones arbitrarias, tortura y maltrato a disidentes, así como las leyes que permiten al hombre ser guardianes legales de la mujer y robarles su libertad”.