Cumbre mundial

Biden reúne a 110 líderes frente a los autoritarismos

El presidente de EE UU alerta de que «la democracia no ocurre por casualidad» y recuerda que «cada generación» debe renovar su compromiso con ella

Biden en el arranque de la cumbre global por la democracia
Biden en el arranque de la cumbre global por la democraciaLEAH MILLISREUTERS

El Auditorio del Eisenhower, edificio de oficinas contiguo a la Casa Blanca, se convertía este jueves en el escenario de la primera Cumbre de Líderes por la Democracia, a la que el presidente de Estados Unidos llegaba junto a su secretario de Estado, Antony Blinken, pasados unos minutos de las 8 de la mañana.

En la gran pantalla les esperaban, ya conectados de manera virtual, más de medio centenar de líderes mundiales para dar comienzo al primer encuentro organizado por el presidente con la democracia como protagonista y que se prolongará hasta hoy.

Biden inauguró el encuentro con un discurso de 30 minutos en el que recalcó la importancia de hacer frente a los «alarmantes desafíos de la democracia y los derechos humanos universales en todo el mundo, más que nunca, la democracia necesita campeones».

Junto a 110 líderes internacionales, Biden quiere demostrar que las democracias son mejor vehículo para el desarrollo de las sociedades que las autocracias. Y, para lograr los objetivos marcados el presidente anunció el establecimiento de la Iniciativa Presidencial para la Renovación Democrática, un histórico conjunto de medidas políticas y de asistencia exterior basadas en el trabajo del Gobierno estadounidense en coordinación con sus socios para abordar los desafíos más urgentes: desde la lucha contra la crisis climática, la corrupción y los autoritarismos, hasta la prevención de la próxima pandemia.

La iniciativa estadounidense planea proporcionar hasta 424,4 millones de dólares, en colaboración con el Congreso de EE UU, con esfuerzos centrados en cinco áreas cruciales para garantizar la transparencia y responsabilidad de los gobiernos: apoyo a la prensa libre e independiente; lucha contra la corrupción; fortalecimiento de los legisladores; avance tecnológico; y defensa de procesos políticos y elecciones libres y justas. Biden reconocía, en su intervención, que «la mitad de las democracias han experimentado un declive en al menos algún aspecto del sistema en los últimos diez años, incluido Estados Unidos».

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también tomó la palabra para defender el régimen de libertades. «La democracia no será perfecta, pero es perfeccionable. Esa es la diferencia entre la democracia y la autocracia», dijo Von der Leyen. La presidenta vinculó la erosión de los sistemas democráticos con «la silenciosa propagación de las autocracias». «El terreno más fértil para ello es aquel en el que la desinformación sesga la manera en cómo vemos la democracia y percibimos el mundo», alertó la alemana. En el marco de la conferencia de democracias organizada por el presidente de EE UU, la UE lanzó hoy un paquete con el que se implicará en la protección global de la democracia y el Estado de derecho a través de fondos para organizaciones de Derechos Humanos, de la sociedad civil y medios de comunicación independientes. La iniciativa estará dotada con 1.500 millones de euros.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, participó en esta jornada inaugural siguiendo la misma línea de la presidenta de la Comisión. Sánchez apostó por la «transparencia y la rendición de cuentas» para hacer frente al «creciente desafecto» de los ciudadanos por la democracia, pese a ser una «conquista histórica».

También pudo intervenir el opositor venezolano, Juan Guaidó, en calidad de presidente encargado de Venezuela. Instó a los gobiernos del mundo a construir un «frente unificado» desde el que se puedan emprender «acciones aún más concretas» para la defensa de la democracia, y a través del cual se hagan responsables «a los autoritarios» de sus crímenes. Propuso, a su vez, «crear mecanismos para proteger a las fuerzas democráticas y a los activistas». En el caso de Venezuela, insistió en la necesidad de «comprometerse con una solución política inclusiva y negociada, que brinde un espacio genuino para todos los sectores de la sociedad».

De 110 países del mundo a los que Biden trasladó su invitación, destacó la participación todos los países europeos a excepción de Hungría; también la de sus vecinos, México y Canadá. Luego Brasil, Argentina y Uruguay por América Latina; Filipinas, Pakistán y la India, por Asia; Israel e Irak por Oriente Medio; y Angola, Nigeria, Malaui, Senegal y Zambia, por África. Las invitaciones más controvertidas fueron las de Filipinas de Rodrigo Duterte y Pakistán, un aliado poco fiable en la guerra que Estados Unidos libró contra los talilbanes en Afganistán.

En Europa resultó contradictorio vetar a Hungría, pero mantener la invitación a Polonia, que se encuentra igualmente enfrentada a la Unión Europea por el respeto al Estado de derecho. La participación de Taiwán, probablemente la más simbólica, sirvió para reafirmar el compromiso de Estados Unidos con el ‘statu quo’ de la isla frente al expansionismo chino. Precisamente, los vetos más sonoros han sido los de China y Rusia, regímenes claramente autoritarios, así como Egipto, aliado tradicional de EE UU en África, o Turquía, miembro de la OTAN, pero que con Erdogan al frente sigue una deriva islamista.

La Casa Blanca no confirmó en qué basó su criterio de selección para participar en la Cumbre de Biden, pero algunos de los países que no fueron invitados reaccionaron con malestar. De hecho, días antes de la cita virtual con los líderes mundiales, China y Rusia publicaron un ensayo conjunto criticando a la Administración Biden por exhibir «una mentalidad de Guerra Fría» que, consideran sus principales competidores, «avivará la confrontación ideológica y una ruptura en el mundo».

Funcionarios chinos criticaron la Cumbre por la Democracia de Biden calificándola de «broma» y sin ocultar su indignación por la invitación explícita a Taiwán, el territorio autónomo que China reclama como propio. Otro país que expresó su malestar por la ausencia de una invitación fue Hungría, el único del bloque europeo que no fue incluido, y a cuyo primer ministro húngaro, Viktor Orban, Biden se refirió como «matón» durante su candidatura presidencial en la campaña electoral de 2020.