Reino Unido

Scotland Yard investigará las fiestas en Downing Street de Boris Johnson en la pandemia

La comisaria jefe de la policía asegura que el cuerpo policial ejerce su labor “sin miedo ni favoritismos

El escándalo delPartygatealcanzó este martes un punto de inflexión después de que Scotland Yard anunciara que está investigando “varios eventos” ocurridos en Downing Street y Whitehall (donde se encuentran los ministerios) durante los últimos dos años, relacionados con una “potencial violación de las regulaciones por covid-19″.

La comisaria jefa, Cressida Dick, puntualizó que eso “no quiere decir, por supuesto, que se vaya a multar necesariamente en todos los casos y todas las personas involucradas”. Con todo, leer en la misma frase: investigación-Scotland Yard-acción criminal no es precisamente una combinación que favorezca ahora a Boris Johnson. El “premier” se encuentra en sus horas más bajas y podría acabar perdiendo su puesto.

En su intervención, Dick aclaró que no se harán valoraciones durante el transcurso de la investigación, sino que informarán cuando haya “puntos significativos”, al tiempo que aseguró que trabajarán “sin miedos ni tratos de favor”, de modo “imparcial e independiente”. “La mayoría de los ciudadanos han actuado de manera responsable durante la pandemia; muchas, muchas personas, incluyendo muchos londinenses, y mis colegas, hemos realizado enormes sacrificios y muchos han sufrido pérdidas considerables en la pandemia”, recordó.

Siempre se había dicho que si la Policía tenía que tomar cartas en el asunto, la pesquisa interna que está llevando a cabo Sue Gray, la vicesecretaria permanente de la Oficina del Gabinete, se pondría en pausa. Sin embargo, un portavoz del Gabinete confirmó que seguiría su curso y las conclusiones, tal y como estaba previsto, se podrían publicar esta misma semana.

Son muchos los diputados conservadores los que están a la espera de conocer detalles para decidir si finalmente apoyan el desafío al liderazgo que desde hace semanas llevan preparando los rebeldes. Se necesitan remitir 54 peticiones formales al Comité 1922 -que agrupa a los tories sin cartera- para convocar una moción de confianza.

Los leales a Johnson advierten de que sería una catástrofe dejar a Reino Unido sin primer ministro ante el desafío inminente que presenta Rusia con Ucrania. Pero a los “tories” no les tembló el pulso para cargarse a Neville Chamberlain en medio de la II Guerra Mundial y tampoco titubearon para derrocar a Margaret Thatcher en la antesala de la Guerra del Golfo.

Son muchos los que ven a Johnson ya como amortizado y quieren deshacerse de él cuanto antes para que no siga dañando la imagen de la formación. En la calle su popularidad ha caído por los suelos. Según las últimas encuestas, el 51% del electorado cree que debe dimitir, incluyendo un 26% que le votó en las últimas generales de diciembre de 2019, donde consiguió una aplastante mayoría absoluta.

En cualquier caso, los rebeldes tienen que saber cómo jugar sus cartas porque las reglas actuales determinan que si el líder sobrevive a una moción de confianza, no puede haber otro desafío en el plazo de un año. Por lo tanto, son muchos los que prefieren esperar a después de las elecciones locales de mayo, donde se prevé una debacle.

El escándalo del “Partygate” crece cada día porque las revelaciones sobre los distintos eventos que tuvieron lugar durante las restricciones son constantes. La última bomba la publicaba el lunes por la noche la cadena de televisión ITV, al revelar que Carrie (primera dama) preparó a Johnson el 19 de junio de 2020 una fiesta sorpresa por su cumpleaños. Cuando el líder “tory” llegó de una visita oficial a un colegio, le estaban esperando alrededor de 30 personas en la oficina del Gabinete con una tarta adornada con la Union Jack. Y como si se tratara del mejor guión de una parodia, entre los asistentes, estaba Lulu Lytle, la interiorista responsable de la polémica  reforma del piso del Número 10 pagada inicialmente por una donación no declarada al Partido Conservador.

Desde el Número 10 insisten en que Johnson tan solo estuvo 10 minutos y niegan categóricamente que por la noche hubiera otra celebración en el piso privado de arriba donde vive con su familia. Pero, sea como fuere, la impresión que existe ahora es que Johnson ha perdido completamente el control.

El ministro de Transporte, Grant Shapps, defendió ayer a Johnson asegurando que “comer tarta y cantar ‘Cumpleaños Feliz’ no puede ser considerado como una fiesta”. No obstante, lamentó que la decisión tomada en aquel momento fue “insensata” y dice comprender el “sentimiento de malestar” que ha generado todo este asunto en el seno de la opinión pública. Por su parte, el aún líder “tory” sigue defendiendo que él no violó ninguna regla.