África

Elecciones en Angola: ¿caerá el MPLA tras 47 años de gobierno?

Dos rivales históricos, el MPLA y la UNITA, se enfrentarán el miércoles en las urnas, inmersos en un grave clima de crisis económica y social

Seguidores del MPLA en Angola.
Seguidores del MPLA en Angola.PAULO NOVAISAgencia EFE

Angola celebra este 24 de agosto las quintas elecciones presidenciales desde su independencia. Las cuatro anteriores fueron ganadas por el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), un partido marxista-leninista y revolucionario hasta 1991, y de un corte socialista desde entonces hasta hoy. Fundado por antiguos estudiantes angoleños en la Unión Soviética, su rival histórico desde la independencia de Angola ha sido la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), un partido conservador que tuvo sus raíces en el anticomunismo. El MPLA y la UNITA no solo han sido enemigos sin cuartel en las urnas, sino que también se han enfrentado en el campo de batalla: ambas facciones combatieron entre 1975 y 2002 en una larga y sangrienta guerra civil que provocó una profunda división política en el país sudafricano, divisiones que hoy se reflejan en las papeletas pero también en las protestas intermitentes que estallan en las calles de sus principales ciudades.

El 24 de agosto se presentarán un total de siete partidos políticos y una coalición por el control de los 220 escaños que conforman el Parlamento angoleño, pero son los nombres de dos candidatos los que destacan por encima del resto. Uno es João Lourenço, líder del MPLA y actual Presidente del país. El otro es Adalberto Costa Júnior, líder de la oposición desde 2019 y cabeza de lista de la UNITA.

Sistema político de Angola

La Constitución de Angola, firmada por última vez en el año 2010, concede unos poderes prácticamente absolutos al presidente de la nación. En ella viene garantizado que el presidente “promueve y garantiza el funcionamiento de los órganos del Estado, nombra a jueces, fiscales, ministros y embajadores”, además de concederle el control absoluto de las Fuerzas Armadas. Esto significa que, a efectos prácticos, el Gobierno de Angola, aunque elegido democráticamente, puede ejercitar un mandato de corte autoritario sin que ello entre en conflicto con la legislación vigente.

Prueba de esto son los choques habituales entre manifestantes y las Fuerzas de Seguridad, mientras Amnistía Internacional ha denunciado en repetidas ocasiones que Angola se encuentra en una situación de represión “sin precedentes”. Entre los actos contrarios al respeto básico de los derechos humanos entra el asesinato de siete jóvenes por parte de las autoridades durante la pandemia del Covid-19, el asesinato en enero de 2021 de 10 manifestantes en la localidad minera de Cafunfo, el uso de fuerza letal para dispersar una manifestación pacífica celebrada en la capital, Luanda, en noviembre de 2020... Mientras el MPLA podía escudar en el pasado sus acciones violentas por su lucha histórica contra la UNITA, resulta que estas elecciones son las primeras en las que los nacidos después de la guerra civil pueden votar, y los discursos contrarios a la UNITA no parecen interesar a este grupo de votantes bisoños.

Carteles electorales de la UNITA
Carteles electorales de la UNITAAMPE ROGERIOAgencia EFE

Desde 2010, el sistema electoral de Angola consiste en la elección del presidente por medio de una lista de partido. En lugar de haber diferentes papeletas para elegir al presidente, al vicepresidente y a los miembros del Parlamento, como se hacía antes de la última reforma constitucional, los angoleños deben votar una lista de partido. El primer nombre de la lista ganadora será nombrado presidente, el segundo vicepresidente y los que vengan detrás formarán parte de la fuerza parlamentaria. Lo curioso es que este sistema, muy similar al español, ha sido calificado por los expertos como una seria traba para la consecución de una democracia plena en Angola.

Cabe a destacar que estos son los primeros comicios donde se permitirá el voto de parte de la diáspora. Veintidós mil angoleños podrán votar en 25 ciudades repartidas entre Sudáfrica, República Democrática del Congo, Zambia, República del Congo, Namibia, Brasil, Portugal, Alemania, Francia, Reino Unido, Países Bajos y Bélgica.

Una oposición estrangulada

La dificultad de plantar cara al todopoderoso MPLA es evidente. Recordemos que el ex Presidente José Eduardo dos Santos (recientemente fallecido en un hospital de Barcelona) gobernó el país durante veinticinco años, entre corruptelas y actos de nepotismo de lo más variados. Los jueces, los policías, los medios de comunicación, la mayoría de los periodistas apoyan sin reservas a la mano que les lleva dando de comer desde 1975. Solo el pueblo, y en especial los jóvenes, pueden mostrar algún interés por una transición política. Y ya sabemos lo que pasa cuando el pueblo se queda solo. En cualquier caso, Adalberto Costa Júnior, líder de la UNITA, se niega a perder la esperanza y ha conseguido organizar una coalición de tres partidos (llamada Frente Patriótico Unido) para enfrentarse con los apoyos suficientes al MPLA. Así pretende plantar cara a su rival.

Adalberto Costa también ha anunciado que creará un sistema de recuento de votos paralelo al oficial, anunciando de antemano que no confía en la Junta Electoral (también vinculada al MPLA). Esto supone una grave molestia para los intereses del partido de Gobierno, porque una estrategia similar aconteció en 2019 durante los comicios generales de Malawi, donde finalmente se anuló el resultado de las elecciones. Si los resultados anunciados por los organismos oficiales difieren de los comunicados por el sistema de recuento de la UNITA, siempre cabe la posibilidad de una anulación del proceso electoral, con la consiguiente repetición de las votaciones y la derrota definitiva del MPLA.

La oposición no escatima en denuncias contra la represión de João Lourenço, asegurando que pretende “estrangular” a la UNITA por medio de una campaña de desgaste. Un episodio significativo ocurrió este 19 de junio, cuando el líder de la oposición fue retenido durante horas en el Aeropuerto Internacional de Luanda, antes de subirse a un avión con destino a Nueva York que hacía escala en Dubái. Las autoridades justificaron los hechos en que Adalberto Costa no había comunicado su viaje al Parlamento y cerca estuvo el candidato de no subir al avión, que finalmente tuvo que retrasarse varias horas. A las poco tiempo de solucionarse el “malentendido”, comenzaron a circular por Internet las fotocopias de los billetes de avión, el visado y el pasaporte de Adalberto Costa. Antes de que las fotocopias fueran eliminadas de la red, la UNITA acusó a los servicios secretos angoleños de haber distribuido información privada del líder de la oposición, en una estrategia de acoso efectuada con la intención de “acorralar” al candidato. Adalberto Costa viaja frecuentemente a Estados Unidos y países de la Unión Europea para recabar apoyos contra el MPLA.

La jornada electoral contará con 2.000 observadores nacionales e internacionales. También se ha comunicado que habrá observadores de la Unión Europea, a diferencia de lo ocurrido en las grises elecciones de 2017.

Pedro Sánchez en su visita a Angola en abril de 2021.
Pedro Sánchez en su visita a Angola en abril de 2021.AMPE ROGERIOAgencia EFE

Motivaciones de los electores

Angola se encuentra en una situación económica crítica. Aunque una mejora del sistema educativo conforma uno de los principales intereses del electorado, no cabe duda de que el plano económico ocupa las mayores preocupaciones de la población. Con una tasa de desempleo del 33% y una deuda pública que ronda los 70.000 millones de dólares, Angola se sitúa como el país africano con una mayor deuda pública (136% del PIB), siendo China su principal acreedor. Un vistazo a los gráficos nos permite saber que la deuda pública angoleña se ha catapultado durante el mandato de João Lourenço, y los votantes culpan al actual dirigente del difícil ambiente económico del país. Cuando João Lourenço tomó las riendas de Angola, la deuda pública apenas equivalía a un 75% del PIB.

Un claro ejemplo de la precariedad económica de Angola es que Luanda, su capital, se sitúa actualmente como la ciudad más cara del mundo, según el Mercer’s Annual Cost of Living Index, donde se indica que alquilar un apartamento de dos habitaciones puede costar hasta 6.800 dólares mensuales. A sabiendas de que el salario mínimo en Angola ronda los 74 euros al mes, no es de extrañar que los habitantes de Luanda apoyen, según las últimas estadísticas, al candidato de la UNITA. Este giro de apoyos en la capital ha supuesto un duro golpe para el MPLA, que ha considerado Luanda como su principal bastión político desde la independencia.

La dependencia de la economía angoleña en el petróleo y los diamantes también es una preocupación para el electorado, que desea una mayor diversidad económica tras sufrir el duro golpe motivado por la crisis de precios de combustible en lo que llevamos de 2022. El 91% de los valores de sus exportaciones proceden del petróleo y de sus derivados, mientras un 6,7% están conformados por el comercio de diamantes. Sus principales receptores son, en este orden, China, India, Tailandia y Emiratos Árabes Unidos, aunque resulta interesante conocer que un 3,2% del petróleo español (500 millones de dólares) procede de Angola.

El 24 de agosto, día de San Bartolomé apóstol, cae en miércoles, y será además el día donde los angoleños decidirán (si decidir entra en su ecuación) continuar con el mismo gobierno de los últimos cuarenta y siete años, o tomar un nuevo rumbo con posibles rachas de destellos esperanzadores.