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El Nobel de la Paz premia el activismo civil en Rusia, Bielorrusia y Ucrania

Reconocen la labor del bielorruso Bialiatski, la ONG rusa Memorial y el Centro para las Libertades Civiles de Ucrania

El Premio Nobel de la Paz sigue apuntando al Este, reconociendo la difícil tarea de quienes defienden los derechos de los más débiles. Si el año pasado premiaban al fundador del rotativo ruso ya desaparecido “Novaya Gazeta”, Dmitri Muratov (que lo compartía con la periodista filipina Maria Ressa), en esta edición el Comité Noruego ha ido más allá galardonando a tres símbolos de las luchas por las libertades en Rusia, Bielorrusia y Ucrania. La organización rusa de derechos humanos Memorial, el activista pro derechos humanos bielorruso Ales Bialiatski y la organización ucraniana Centro de Libertades Civiles.

El Comité Noruego del Nobel reconoció que ha basado su criterio en reconocer “el enorme esfuerzo en documentar crímenes de guerra y el abuso del poder” y facilitar la “convivencia pacífica en los tres países vecinos”, surgidos tras el colapso de la Unión Soviética.

Memorial, una fundación nacida durante los últimos años de la Perestroika (se fundó en 1987), se dedicaba a rescatar, documentar y publicar las injusticias ocurridas durante la época soviética, poniendo el punto de mira en las represiones estalinistas y los campos de trabajo adonde fueron conducidos millones de personas, la mayoría sin un motivo justificado. La libertad con la que empezaron a trabajar en los estertores de la URSS contrasta con las dificultades impuestas por el sistema de la Rusia democrática de Putin. El Tribunal Supremo ruso dictaminó el cierre de Memorial el pasado 28 de diciembre, tras meses de zancadillas institucionales y después de calificarla como “agente extranjero”, algo que no manchó una trayectoria llena de objetivos cumplidos. El 24 de mayo de 2014, Andrei Mironov, miembro de la organización, fue asesinado cerca de Sloviansk.

A Memorial le dio tiempo de crear una base de datos con más de dos millones de víctimas. En 2009 fue galardonada con el premio Sájarov, que concede el Parlamento Europeo a la libertad de conciencia.

Ese mismo premio también lo obtuvo, el año pasado, el activista bielorruso Ales Bialiatski, segundo galardonado con el Premio Nobel dado a conocer ayer, que se convierte asimismo en la cuarta persona del mundo en recibir el prestigioso galardón estando en prisión. Bialiatski también comenzó a defender los derechos humanos durante la Perestroika y años más tarde, en 1996, fundó Viasna (que significa primavera en bielorruso), una organización independiente que investigaba y publicaba los numerosos casos de tortura y persecución política en su país. Poco a poco, se fue convirtiendo en un personaje incómodo para el régimen del presidente Alexander Lukashenko y en 2011 fue condenado a cuatro años y medio de prisión por una supuesta evasión fiscal. Tras ser puesto en libertad en 2014, fruto de la presión internacional, Bialiatski no dejó de luchar por las libertades de sus compatriotas, convirtiéndose en uno de los líderes de las revueltas en Bielorrusia tras las elecciones presidenciales de 2020.

Junto con la Nobel de literatura bielorrusa, Svetlana Alexievich, y otras destacadas personalidades de su país formó el consejo coordinador de la oposición para impulsar una transición democrática. En julio del año pasado, Bialiatski volvió a ser encarcelado y se enfrenta, junto con otros miembros de su organización, a una pena que podría oscilar entre los 7 y los 12 años de prisión.

El Centro para las Libertades Civiles de Ucrania nació en Kiev en el año 2007 y desde entonces ha estado dirigido por la activista pro Derechos Humanos Oleksandra Matviichuk. La organización, también Premio Nobel de la Paz desde ayer, empezó a trabajar de manera incesante a raíz de la anexión rusa de la península de Crimea y el comienzo del conflicto en el Donbás, en 2014, intentando recabar pruebas que demuestren los crímenes cometidos por Rusia de cara a un futuro tribunal internacional. De igual manera, trabajan para reclamar la liberación de los presos ucranianos víctimas de detenciones sin base legal por parte del ejército ruso o las tropas separatistas de Donbás, con un amplio equipo de voluntarios que dan apoyo psicológico a las víctimas del conflicto. A día de hoy han identificado y documentado más de 20.000 delitos. Matviichuk, a punto de cumplir 38 años, se encontraba ayer de camino a Kiev y aprovechó su mensaje de agradecimiento a través de las redes sociales para exigir, que tanto el presidente ruso, Vladimir Putin, como su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, “y otros criminales de guerra” comparezcan ante un tribunal internacional.

Berit Reiss-Andersen, presidenta del Comité Noruego del Nobel, compuesto por cinco miembros que eligen al merecedor del galardón, declaró ayer que “este premio no está dirigido al presidente Putin, ni por su cumpleaños (ayer celebraba sus 70 años) ni por otro motivo. Siempre damos el premio a alguien por algo, no contra nadie. Pero su Gobierno y el de Bielorrusia representan a regímenes autoritarios que suprimen los derechos humanos”.