Japón
Abe vuelve a enviar una ofrenda al polémico santuario tokiota de Yasukuni
Una práctica habitual del líder nipón que suele generar roces con países vecinos por la vinculación del recinto sagrado con el pasado militarista de Japón
El primer ministro japonés envió una ofrenda al polémico santuario tokiota de Yasukuni, una práctica habitual del líder nipón que suele generar roces con países vecinos por la vinculación del recinto sagrado con el pasado militarista de Japón.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, envió hoy una ofrenda al polémico santuario tokiota de Yasukuni, una práctica habitual del líder nipón que suele generar roces con países vecinos por la vinculación del recinto sagrado con el pasado militarista de Japón. Abe mandó a título personal un pequeño árbol a modo de ofrenda con motivo del festival de primavera que el santuario celebra estos días, según informaron los medios locales.
Aunque no se espera que el jefe del Gobierno conservador visite personalmente Yasukuni, un grupo de 95 parlamentarios acudió hoy al santuario, entre ellos la ministra del Interior japonesa, Sanae Takaichi, quien dijo haberse presentado a la cita para agradecer "con una reverencia a los que murieron por las políticas estatales".
Las ofrendas del primer ministro japonés y la visita de miembros del Gabinete nipón al santuario tokiota suelen despertar las críticas de países como Corea del Sur y China, que padecieron el dominio colonial japonés hasta mediados del siglo pasado.
En este sentido, el Ministerio surcoreano de Asuntos Exteriores expuso hoy a través de un comunicado la "profunda preocupación y decepción"del Gobierno de aquel país "por las visitas y ofrendas de parlamentarios y altos cargos del Gobierno japonés al templo Yasukuni, que glorifica la explotación colonial (...) del pasado".
Se espera que este tipo de visitas continúen hasta que concluya el festival de primavera en el santuario el próximo domingo.
La Administración Abe, no obstante, tratará de evitar gestos que puedan enfurecer a China, también afectado por el pasado imperialista de Japón, en un momento en que busca un mayor entendimiento con Pekín para favorecer su mayor implicación a la hora de lidiar con Corea del Norte.
El santuario de Yasukuni honra a todos los caídos por Japón entre finales del siglo XIX y 1945, y entre ellos se cuentan 14 políticos y oficiales del Ejército Imperial condenados como criminales de guerra de clase A por el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente al término de la II Guerra Mundial.
Entre principios del siglo XX y el final de esta contienda, Japón colonizó la península coreana, Manchuria y otras regiones de China y la práctica totalidad del sureste asiático.
La última ocasión en la que Abe visitó Yasukuni como jefe de Gobierno fue en diciembre de 2013, lo que desató fuertes protestas de China y Corea del Sur, e incluso deparó una respuesta de Washington, principal aliado estratégico de Tokio, que sugirió al jefe de Gobierno japonés que no repitieran estas visitas.
Desde entonces, el primer ministro ha evitado personarse en Yasukuni, aunque ha enviado ocasionalmente ofrendas al santuario con motivo de sus festivales de otoño y primavera en lo que se considera un guiño a sus seguidores más conservadores. Efe
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