África

La incertidumbre se instala en Gabón tras el golpe de Estado y el pánico se deja ver en los países vecinos

El exjefe del servicio secreto tenía excelentes relaciones con Omar Bongo, padre de Ali, presidente derrocado

Seguidores de los golpistas marchan con la policía en las calles de Libreville
Seguidores de los golpistas marchan con la policía en las calles de Libreville, GabónASSOCIATED PRESSAgencia AP

Cuando el exdictador Omar Bongo, padre del presidente depuesto tras el golpe de Estado ocurrido en Gabón durante la madrugada del miércoles, se reunió con Margaret Thatcher en 1980 y le garantizó que las compañías extranjeras no debían temer expropiaciones o costos de exportación en sus operaciones en Gabón, podría decirse que cometió un error de cálculo a largo plazo. No podía imaginar que su hijo se encontraría cuarenta y tres años después recluido en su propia vivienda. Traicionado por sus generales más próximos. Y no podría imaginar la debacle económica que seguiría al caos que viene detrás de cada golpe.

Maurel & Prom, Eramet y la filial de TotalEnergies en Gabón se desplomaron en bolsa durante la mañana del miércoles. La minera francesa Eramet detuvo sus operaciones en la mina de Comilong, la mayor mina de manganeso del mundo, pocas horas después de que los militares tomaran el poder. Todavía hay muchos interrogantes sin respuesta en el destino de un país que fue gobernado durante 56 años por la misma familia, dudas que los analistas traducen en peticiones de prudencia a la hora de vaticinar las consecuencias del golpe en Gabón. Por lo pronto se conoce que el nuevo jefe de Estado, y líder del recién instaurado Comité por la Transición y la Restauración de las Instituciones (CTRI), será el general Brice Clothaire Nguema, exjefe del servicio secreto y comandante de la guardia republicana hasta la madrugada del 30 de agosto.

Nguema es un viejo conocido del régimen. Sus relaciones con el padre de Ali Bongo fueron excelentes, y no sería hasta los últimos años que nacieron distancias con el hijo. Los analistas llaman a la cautela porque no queda todavía claro hasta qué punto significa este cambio de gobierno un cambio real en el destino zarandeado de la sociedad gabonesa. Es pronto para saberlo.

Marruecos, Francia y China han condenado sin fisuras el asalto de los militares al poder, a la vez que han solicitado en diversos comunicados que se garantice la seguridad del presidente depuesto y de toda su familia, que se encuentran detenidos desde el momento en que tuvo lugar el golpe. Merece la pena recordar que la relación personal entre Mohamed VI de Marruecos y Ali Bongo, igual que Emmanuel Macron se reunió con el expresidente dos veces en lo que llevamos de 2023; China, por su parte, es hoy el mayor socio comercial de Gabón y ya ha visto sus intereses en África afectados por el último golpe en Níger. Rusia expresó igualmente “una gran preocupación” por los acontecimientos en Gabón, pero sería la postura estadounidense la que más llama la atención ante lo sucedido.

Un comunicado del Departamento de Estado afirmaba su preocupación por la evolución de los acontecimientos en Gabón y aseguraba que “seguimos oponiéndonos firmemente a las tomas militares”, a la que seguía el ejemplo de otros países en sus peticiones por mantener la seguridad de Ali Bongo y su familia. Sin embargo, al término del comunicado indicaba igualmente que “también observamos con preocupación la falta de transparencia y los informes de irregularidades en torno a las elecciones. Los Estados Unidos apoyan al pueblo del Gabón”. Teniendo en cuenta que el golpe se vio justificado por la falta de transparencia de las elecciones celebradas durante el pasado sábado, las cuales han sido anuladas por orden de la nueva junta militar, no deja de resultar relevante esta dura crítica de EE. UU al gobierno depuesto de Ali Bongo.

El pánico ya cobra forma en los autoritarismos que gobiernan en las naciones vecinas. Paul Biya, presidente de Camerún desde 1982, ha realizado importantes cambios en su cúpula militar apenas pasaron 24 horas del golpe en Gabón, mientras millones de africanos le señalan como el próximo en caer. Se huele el miedo entre quienes están acostumbrados a provocarlo. Los ecos de los militares gaboneses que ayer clamaban el nombre Brice Clothaire Nguema traspasan fronteras y aterrizan también en los sueños de Teodoro Obiang, cuya familia migró desde Gabón antes de su nacimiento y que se conoce que mantiene vínculos de sangre con este país.

Los gaboneses celebran, quizás demasiado pronto, el fin de la dinastía de los Bongo. El general Nguema huele a viejo régimen y el CTRI todavía no se ha pronunciado sobre la duración prevista para el periodo de transición.