Género

Una chica trans decide revertir sus operaciones y volver a ser un hombre: “Ser varón es mejor”

A los dieciocho años, Emiliano decidió convertirse en Milena, pero unos años más tarde, prefirió dar un paso atrás

Con 21 años, entró por primera vez en un quirófano, del que salió con implantes mamarios y los labios rellenos con ácido hialurónico
Con 21 años, entró por primera vez en un quirófano, del que salió con implantes mamarios y los labios rellenos con ácido hialurónicoLa Razón

La vida de Emiliano es sobre todo peculiar. Nació en Mar de Plata, Argentina, y recuerda que de pequeño le gustaba jugar con Barbies o a veces se vestía con ropa de su madre. Con 18 años, decidió comenzar a ser mujer. Él se sentía así y quería serlo. Así, en 2016, nació otra vez y se convirtió en Milena.

Se puso siliconas, ácido hialurónico para engrosar los labios, cambió su nombre y su género en su documentación y se ocupó de esconder, aún a pesar del dolor, sus genitales.

“Un chico de la escuela me contó lo que era ser bisexual así que a los 14 me declaré bisexual ante mi familia. Fue un quilombo, una revolución, yo era la primera persona homosexual en la familia. Después, casi a los 17, directamente dije ‘basta’. Ya está, ya lo intenté, no me gustan las chicas, yo soy gay”, dijo, en una entrevista a Infobae.

Cuenta, que con 15 años, aprovechó una fiesta de disfraces para vestirse de “travesti”, lo que en aquel entonces consideró “un disfraz”. Así, decidió montar su propio personaje femenino, con pelucas, tacos y brillos, todo antes de decidir que esa fuera su vida y comenzara con sus operaciones.

“Milena empezó siendo un personaje pero enseguida encontré un empoderamiento que no había sentido nunca antes. Me sentía fuerte, poderosa, yo no me quería tanto como varón pero cuando me transformaba en Milena me amaba”.

Con 21 años, entró por primera vez en un quirófano, del que salió con implantes mamarios y los labios rellenos con ácido hialurónico. “A pesar de que era consciente de que yo era una chica trans, creía que tenía que verme sí o sí como una mujer biológica”. Le prometió a su madre que, tras su cambio, no se pasaría a la prostitución. Aunque esa promesa la incumplió.

“Yo había intentado trabajar en un local de ropa en el que me habían aceptado como era, pero me pagaban muy poco. Lo que veía era que en ningún trabajo que yo pudiera conseguir con 18 años, sin experiencia y siendo trans me iban a pagar tanto como en el trabajo sexual”.

La transición acabó en ser de nuevo Emiliano

Fueron casi cinco años como mujer, pero se dio cuenta de todo lo que le estaba incomodando. Todo el esfuerzo que tenía que hacer para que el espejo le devolviera una imagen femenina. “Nunca parecía suficiente”, confiesa al medio.

Así, explica que a los 22 años empezó “a echar de menos ser chico”. Había empezado a pensar cómo sería envejecer en su condición de mujer, en que no se quería seguir operando y pese a su admiración hacia las mujeres, consideraba que “ser varón es mucho más fácil”.

“Es que Milena era mi proyecto de vida, mi sueño. Yo había alcanzado un nivel muy alto en mi transición, me sentía hermosa, pero esa hermosura tenía un costo. En la feminidad todo duele: la ropa, los tacos. Y yo venía de ser un varón en patas, en cuero y en short de fútbol”, agrega. Y entonces, comenzó esa “destransición” en la que pasaría, de nuevo, a ser un hombre tras haber dejado de serlo unos años atrás.

Mi miedo era que todos pensaran que estaba loco, como ‘¿qué le pasa a este chiflado que va y viene entre los géneros?’. Siempre pensando en los demás, lamentó.

Según una encuesta realizada por el National Center for Transgender Equality a 30.000 personas trans, un 8% decidió dar marcha atrás y destransicionarse. Las razones más frecuentes fueron: “Presión de los padres”, “el proceso de transición fue muy complicado”, “enfrentaron demasiado acoso y discriminación”.