Rearme

Kim Jong Un eleva la tensión con el lanzamiento de cuatro misiles en un mes

Pyongyang ignora las llamadas al diálogo de EE UU y acelera los ensayos de sus últimos avances militares

Surcoreanos ven en un televisor en Seúl el lanzamiento de los dos misiles norcoreanos
Surcoreanos ven en un televisor en Seúl el lanzamiento de los dos misiles norcoreanosDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

A pesar de los llamamientos para el diálogo y la paz intercoreana, de la grave crisis económica y la escasez de alimentos ligados a la pandemia, Corea del Norte volvió a exhibir su músculo militar este lunes con el lanzamiento de dos nuevos proyectiles -presumiblemente misiles balísticos-, en lo que supone la cuarta prueba armamentística desde principios de año.

Pyongyang ha intensificado en las últimas semanas sus disparos de artillería, con el aparente objetivo de demostrar su poderío bélico, al tiempo que rechaza las ofertas de diálogo de Estados Unidos y mientras el país se enfrenta a fuertes sanciones internacionales. Ambos “misiles balísticos de corto alcance” fueron disparados desde un aeropuerto cercano a Pyongyang poco antes de las 09:00 (00:00 GMT) y recorrieron 380 kilómetros a una altura de 42 kilómetros antes de aterrizar en aguas de la costa noreste del país, según el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur.

Los nuevos ensayos llegan en un momento delicado para la región, con unas elecciones presidenciales previstas para marzo en Corea del Sur y mientras China, su único aliado, se prepara para acoger los Juegos Olímpicos en febrero.

El Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos aseguró que los misiles no suponían una amenaza inmediata para el personal o el territorio de Estados Unidos o sus aliados, pero destacó el efecto desestabilizador del programa armamentístico “ilegal”. El ministro de Defensa de Japón, Nobuo Kishi, advirtió de que los misiles cayeron fuera de la zona económica exclusiva de Japón, y el principal secretario del Gabinete, Hirokazu Matsuno, condenó las acciones como amenazas a la paz.

En menos de dos semanas, Corea del Norte, dotada de armas nucleares, ha realizadootras tres demostraciones similares, una frecuencia de lanzamientos insólita. Dos de ellos consistieron en “misiles hipersónicos” individuales capaces de alcanzar altas velocidades y de maniobrar tras el lanzamiento, mientras que el último, el viernes, consistió en un par de misiles balísticos de corto alcance (SRBM) disparados desde vagones de tren.

La frecuencia y la variedad de las pruebas demuestran que el país está “tratando de mejorar su tecnología y su capacidad operativa para llevar a cabo acciones encubiertas, de modo que a otros países les resulte difícil detectar los signos preparatorios de un lanzamiento”, declaró el ministro de Defensa japonés en una rueda de prensa. “El notable desarrollo de la tecnología de misiles de Corea del Norte no puede ser ignorado, por la seguridad de Japón y de la región”, advirtió.

El presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, que se encuentra de visita en Emiratos Árabes Unidos, dio instrucciones a sus funcionarios de hacer “esfuerzos extremos para garantizar la estabilidad” en la península de Corea, y subrayó la necesidad de reavivar la diplomacia nuclear con Pyongyang.

Algunos expertos apuntan que el líder norcoreano Kim Jong Un está retomando una técnica ya probada para presionar a Estados Unidos y a sus vecinos de región con lanzamientos y amenazas antes de ofrecer negociaciones destinadas a extraer concesiones. Un impulso diplomático liderado por Washington con el objetivo de convencer a Kim de que abandone su programa nuclear se derrumbó en 2019, después de que la Administración Trump rechazara las demandas nórdicas de menos sanciones a cambio de una entrega parcial de su capacidad nuclear.

Pero todo apunta a que el Norte no tiene intención de detener la ampliación de sus capacidades militares, que constituyen el seguro de vida del régimen. Kim, que en diciembre celebró diez años de Gobierno al frente del Reino ermitaño, lo reiteró durante una reunión del Partido de los Trabajadores a finales de diciembre.

“El panorama militar en la península y la tendencia a la inestabilidad de la situación internacional día a día, exigen que se continúe con el fortalecimiento de las capacidades de defensa del Estado sin demora”, subrayó Kim, según la Agencia Central de Noticias de Corea. Ordenó la producción de armas eficaces y modernas y pidió al ejército que se mantuvieran “fieles y obedientes” al partido gobernante.

Su gobierno ha rechazado hasta ahora el llamamiento de la Administración Biden para reanudar el diálogo sin condiciones previas, asegurando que Washington debe abandonar primero su “política hostil”, término que Pyongyang utiliza principalmente para describir las sanciones y las maniobras militares combinadas de Estados Unidos y Corea del Sur.

La semana pasada, el Departamento del Tesoro de EE UU impuso sanciones a cinco norcoreanos por su papel en el suministro de equipos y tecnología para los programas de misiles de los países nórdicos, en respuesta a la anterior prueba realizada este mes.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ordenó sanciones contra otro norcoreano, un ruso y una empresa rusa por su apoyo más amplio a las actividades del Norte en materia de armas de destrucción masiva. El Gobierno de Biden también aseguró que buscaría más penalizaciones de la ONU por las continuas pruebas de la región nórdica.

Más de 60 armas nucleares

El anuncio de los castigos se produjo pocas horas después de que los medios de comunicación estatales norcoreanos señalaran que Kim estaba supervisando una prueba exitosa de un misil hipersónico asegurando que el arma aumentaría la “disuasión de guerra” del país.

El país ha defendido estos ensayos como su derecho soberano a la autodefensa y ha acusado a Estados Unidos de escalar intencionadamente la situación con nuevas penas.

Según estiman analistas, Corea del Norte podría tener más de sesenta armas nucleares y ha probado con éxito misiles que podrían alcanzar a Estados Unidos con una cabeza nuclear. Tiene el cuarto ejército más grande del mundo, con más de 1,2 millones de efectivos, y se cree que posee armas químicas y biológicas.