Bill Cosby, culpable de tres delitos de agresión sexual

El cómico Bill Cosby, icono de la cultura popular de EE.UU., fue declarado hoy culpable por tres delitos de agresión sexual en el caso de la canadiense Andrea Constand, por unos hechos ocurridos en 2004.

El abuelito de América, el hombre bueno y sabio que revolucionó la televisión con un jersey de pico, el cómico amado, condenado por agresión sexual. Quisieron los hados que la sentencia en el caso Bill Cosby llegara el mismo día y casi a la misma hora que la de La Manada en España. A Cosby, 80 años, padre de algunas de las teleseries más exitosas de todos los tiempos, los jueces lo consideran culpable de haber agredido sexualmente a Andrea Constand en 2004.

Respaldo de 60 mujeres

Era el segundo juicio por el caso Constand. En la primera ocasión el jurado había sido incapaz de alcanzar un veredicto. El fiscal, Kevin Steele, prometió un nuevo juicio. En aquella ocasión a Constand la respaldaron nada menos que otras 60 mujeres, todas ellas presuntas víctimas de Cosby. El modus operandi se repetía una y otra y otra vez más. Antes de las supuestas violaciones siempre medió la droga: la que Cosby habría mezclado en las bebidas de ellas, previo paso a las presuntas agresiones. Antes del juicio, y ante el rosario de acusaciones, y la evidencia casi incontrovertible de que todas se parecían demasiado y llegaban desde lugares muy distintos, el actor ya fue amortizado socialmente. Sus productos son inencontrables en las parrillas de televisión. Las mismas que durante años ganaron millones con las inevitables reposiciones. Tampoco hizo más giras por teatros, circuito en el que era habitual y donde solía colgar el cártel de «no hay billetes». Por supuesto, no hay rastro en las plataformas de internet.

Ante la perspectiva de tres sentencias, una por cada cargo –penetración sin consentimiento, penetración tras suministrar una droga, penetración mientras la otra persona está inconsciente– y que acarrean diez años de cárcel respectivamente y una multa de 25.000 dólares, Cosby asintió en silencio. Falta por conocerse el castigo, que llegará en un plazo de 2 a 3 meses. Eso sí, cuando el fiscal solicitó su encarcelamiento por riesgo de fuga, el actor se levantó y negó la mayor, «¡No tengo un avión, imbécil!». A la salida del juzgado, Tom Mesereau, su abogado, prometió una respuesta. Recurrirán el falló. «La lucha no ha terminado», dijo. Pero 7 hombres y 5 mujeres, a la vista de las pruebas y los testimonios, acordaron su culpabilidad en la agresión sexual de la joven empleada de la Universidad de Temple, a la que habría embaucado y drogado para acostarse con ella.

Tras leerse el veredicto la sala estalló en lágrimas y aplausos. Muchas de las mujeres que testificaron en su contra y apoyaban a Constand corrieron a abrazarse. Se trata de una victoria formidable y, como insisten muchos, la primera gran caída de un ídolo de masas en la era del #MeToo. No en las redes sociales, sino delante de un jurado, un fiscal, un abogado y un juez. Enfrentado a las pruebas y sometido al imperio de la ley.