Brexit
Boris Johnson rebaja su tono para lograr el apoyo de Westminster a su plan
Unionistas norirlandeses y “brexiters” respaldan su alternativa al “backstop”
Unionistas norirlandeses y “brexiters” respaldan su alternativa al “backstop”
El premier Boris Johnson mostró ayer su cara más amable y desconocida en la Cámara de los Comunes cuando explicó a sus señorías la propuesta de Acuerdo de Retirada que ha remitido a Bruselas. Para evitar frontera dura en la isla de Irlanda -el que siempre ha sido el principal escollo en las negociaciones-, el líder “tory” plantea ahora dejar a la provincia de Irlanda del Norte alineada con el mercado único para bienes, pero sacar a todo el Reino Unido de la unión aduanera para que puedan cerrar acuerdos comerciales con terceros.
Los Veintisiete tienen hasta el próximo lunes para responder a su oferta. Pero mientras al otro lado del Canal de la Mancha estudian minuciosamente cada línea, el premier ha decidido apostar por un tono de lo más conciliador en Londres, consciente de que de nada sirve tener luz verde en Bruselas si luego el texto no es ratificado en última instancia en Westminster.
En este sentido, tras la polémica derogación de las Cámaras -calificada de “ilegal” por el Supremo- y días soliviantando a sus señorías con un lenguaje de lo más agresivo, donde incluso llamó “cobardes” y “traidores” a los parlamentarios de la oposición, Johnson se mostró ayer de lo más calmado.
Lejos del político provocador, el premier se limitó a expresar su “decepción” cuando la oposición cuestionó su plan y mostró su disposición a hacer más concesiones al negarse a confirmar que esta sea su “última oferta”.
En este sentido, Johnson pidió un esfuerzo de “voluntad colectiva” a la UE y a sus rivales políticos a fin de obtener un pacto en el Consejo Europeo del 17 y 18 de octubre y calificó de “razonable” y “constructiva” la propuesta que envió el miércoles a Bruselas. El líder “tory” dijo que si no se llega a un pacto tras el “intento genuino” de su Gobierno de “superar el abismo” y “reconciliar lo irreconciliable”, “será responsabilidad de todos” y se demostrará una carencia de “sentido de Estado”.
El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, rechazó de inmediato el plan y señaló que “es una mezcla de medidas que ya han sido rechazadas”, que rebajarían los estándares en el Reino Unido y amenazarían el proceso de paz en Irlanda del Norte. Por su parte, los independentistas escoceses del SNP, tercera fuerza parlamentaria, lo consideraron “inaceptable” y reclamaron para Escocia los mismos derechos de control y veto que la propuesta gubernamental contempla ahora el Ejecutivo para la Asamblea de Belfast.
En cualquier caso, al cierre de esta edición, no se descartaba por completo que, en caso de que la UE diera su aprobación al texto, el Gobierno pudiera conseguir luego la ansiada ratificación en Westminster.
El acuerdo que propuso en su día la ex premier Theresa May fue rechazado hasta el tres ocasiones. La última, el pasado mes de marzo, por 344 votos en contra con 286 a favor. Sin embargo, en esta ocasión, Johnson cuenta ahora con el respaldo del núcleo duro de los “tories” euroescépticos y con los norirlandeses del DUP, de cuyo apoyo depende el Ejecutivo para gobernar tras haber perdido la mayoría absoluta en las generales de 2017. Las filas de Arlene Foster siempre se habían negado a que la provincia británica de Irlanda del Norte tuviera un estatus diferente al del resto del Reino Unido. Pero el hecho de la Asamblea de Belfast pueda decidir cada cuatro años si quiere seguir o no con la salvaguarda -según la propuesta de Downing Street- ha sido clave para convencerla en esta ocasión.
En las últimas semanas, hasta 21 “tories” rebeldes han sido expulsados del partido por discrepar con la estrategia del Brexit del “premier”, que aún hoy está dispuesto a sacar al Reino Unido del bloque el 31 de octubre, sin pacto. Pero la mayoría de los rebeldes estarían dispuestos a apoyar ahora el texto precisamente para evitar divorcio caótico.
Por lo tanto, en última instancia, el apoyo de laboristas rebeldes sería trascendental. El pasado mes de marzo, tan sólo cinco apoyaron a May. Pero, al cierre de esta edición, se hablaba que alrededor de 20 podrían estar sopesando ahora dar su beneplácito a la propuesta del premier. En definitiva, los números están ajustados. Pero Johnson no lo tiene completamente imposible.
Con todo, el próximo 14 de octubre será un buen momento para tomar el pulso en la Cámara Baja, cuando el Gobierno presente sus propuestas legislativas para la próxima sesión. Para ello, el Parlamento será derogado, esta vez de manera legal, a partir del 8 de octubre por la noche. Esto cuarta el margen de maniobra a los partidos de la oposición, que quieren evitar a toda costa el escenario del divorcio sin pacto, pero aún no logran consensuar estrategia para derrocar al Ejecutivo.
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