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Condenado un exjefe policial por la masacre en la embajada de España en Guatemala

Un tribunal penal declaró hoy culpable, y lo condenó a 90 años de prisión, al exjefe policial Pedro García Arredondo por el asesinato de 37 personas quemadas el 31 de enero de 1980 en la embajada de España en Guatemala.

El acusado, de 69 años, “incurrió en los delitos de asesinato, asesinato en grado de tentativa y delitos contra los deberes de la humanidad”, según expresó el Tribunal B de Mayor Riesgo durante la lectura de la sentencia, en la tarde de este lunes, después de cuatro meses de audiencias.

García Arredondo, quien por la mañana había ratificado su inocencia en la última audiencia del juicio, dirigía un comando de la ahora extinta Policía Nacional (PN) y según la Fiscalía fue quien dio la orden de incendiar la representación consular.

El exfuncionario “utilizó los medios para asegurarse de la muerte de quienes se encontraban dentro de la embajada”, añade el fallo de los tres magistrados del tribunal, leído por la jueza Sara Yoc Yoc.

La masacre se registró cuando las fuerzas de seguridad del régimen militar de Guatemala que dirigía el general Fernando Romeo Lucas García (1924-2006) asaltaron la embajada española, después de que fuera ocupada por campesinos y estudiantes guatemaltecos que denunciaban la represión militar.

En el asalto murieron quemadas 37 personas, entre ellas el cónsul español, Jaime Ruiz del Árbol Soler, y sus compatriotas y empleados de la delegación Luis Felipe Sanz y María Teresa Vázquez.

El tribunal penal validó las conclusiones del Ministerio Público (MP) en el debate oral y público, en las que describieron la tragedia como “una operación policial clandestina”, ejecutada por la PN, que “evitó el ingresó de la Cruz Roja, los cuerpos de socorro y periodistas” a la representación consular.

El exjefe policial fue capturado el 24 de julio de 2011 por la desaparición forzada, el 9 de junio de 1980, del estudiante universitario Edgar Saenz Calito, delito por el que fue condenado a 70 años de prisión en 2012.

El embajador de España en Guatemala en aquel momento, Máximo Cajal y López, y el campesino guatemalteco Gregorio Yujá fueron los únicos supervivientes del asalto.

Yujá, sin embargo, fue secuestrado dos días después de la masacre y su cuerpo apareció, con signos de tortura, el 2 de febrero de 1980 en la rectoría de la estatal Universidad de San Carlos de Guatemala, símbolo de la izquierda estudiantil en aquel momento.

Aquel día también murieron quemados Vicente Menchú y Francisco Tum, padre y primo, respectivamente, de la premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú, quien fue la primera testigo de la fiscalía en contra del exjefe policial y quien además es querellante en el caso.