Guerra en Ucrania

El consorcio Kaláshnikov anuncia una partida adicional de fusiles de asalto AK-12 para el Ejército ruso

El fabricante de armas ruso dobla la producción mientras Putin apuntala una economía de guerra

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AK-12La Razón

El consorcio Kaláshnikov ha anunciado este lunes el envío de una partida adicional de fusiles de asalto AK-12 a las Fuerzas Armadas de Rusia. Según la oficina de prensa del fabricante de armas ruso, el número de AK-12 suministrados este año casi se ha duplicado en comparación con el curso pasado como consecuencia de la invasión de Ucrania.

A principios de noviembre, el presidente de consorcio, Alan Lúshnikov, anunció que se había cumplido un contrato de tres años para la entrega de AK-12 al Ejército ruso. En mayo, el propio Lúshnikov –viceministro de Transportes hasta que adquiriera en 2018 una participación en la compañía del 75% a través de una firma llamada TKH-Invest– confirmó un aumento significativo de la producción de drones de reconocimiento y combate para 2024.

El AK-12, que se fabrica en diferentes calibres, fue puesto en servicio en las Fuerzas Armadas en 2018 y es considerado el fusil de asalto más moderno con que cuenta Rusia, además del sucesor natural del tradicional AK-47. Con un peso de 3,5 kilogramos –sin cargador, que puede tener hasta 60 cartuchos– el fusil tiene una cadencia de tiro de 700 disparos por minuto y un alcance efectivo de 440 metros.

El consorcio Kaláshnikov, sancionado por la Unión Europea, Estados Unidos, Reino Unido y otros países a causa de la guerra de Ucrania, es el principal fabricante de armas de fuego ligeras de Rusia y uno de los mayores del mundo. Lúshnikov adquirió la participación del viceministro de Defensa, Alexéi Krivoruchko, sancionado por Bruselas a causa del envenenamiento del líder opositor Alexéi Navalni.

El anuncio se ha producido unos días después de las declaraciones de la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, en una entrevista con la Agencia France-Press en las que explica que Rusia no ha cambiado los objetivos maximalistas con los que comenzó la invasión de Ucrania.

La guerra también se está convirtiendo en un pilar de la política económica del Kremlin. Por primera vez en la historia reciente del país, el Gobierno ruso gastará el 6% del PIB en el Ejército. El gasto en Defensa superará el gasto social. «La guerra contra Ucrania y Occidente no es sólo la mayor prioridad del Kremlin; ahora es también el principal motor del crecimiento económico de Rusia», recoge un informe del think tank Carnegie Endowment for International Peace.