Política

Brexit

El Brexit amenaza el delicado proceso de paz en el Ulster

Temor a un rebrote de la violencia sectaria si se vuelve a levantar una frontera entre las dos Irlandas.

Un grafiti pintado sobre uno previo en la fronteriza localidad de Londonderry / Reuters
Un grafiti pintado sobre uno previo en la fronteriza localidad de Londonderry / Reuterslarazon

Temor a un rebrote de la violencia sectaria si se vuelve a levantar una frontera entre las dos Irlandas.

Cientos de caminos, vías fluviales e incluso carreteras se entrecruzan en los 500 kilómetros de frontera entre la República de Irlanda y la provincia británica del Ulster. La única forma de saber a ciencia cierta en cuál de los dos países se encuentra uno es por el color de las señales de tráfico. Sin embargo, esto podría cambiar muy pronto si Reino Unido abandona la UE sin acuerdo y resulta necesario instalar puestos fronterizos. Este problema se ha convertido en el principal escollo en las negociaciones entre Londres y Bruselas.

Irlanda del Norte es lo que se conoce como una «sociedad post-conflicto». Durante gran parte del siglo XX, los turistas no se aventuraban a pasar sus días en la provincia británica. Pero gracias a los Acuerdos de Paz del Viernes Santo de 1998 se desarrollaron nuevas industrias. Un ejemplo es el llamado «turismo oscuro», en el que la gente visita lugares como Auschwitz y Chernóbil, para aprender de primera mano las lecciones de los capítulos más crueles de la historia.

A pesar de los programas de reconciliación, Belfast es una ciudad donde las comunidades católicas y protestantes están divididas por muros y puertas que se cierran durante la noche.

El acuerdo de paz eliminó todas las infraestructuras fronterizas construidas durante los años de los «troubles», que dejaron 3.600 muertos. Muchas carreteras estaban cortadas, en otras había controles militares. El caso es que la población no podía moverse libremente. Pero todo aquello cambió en las dos últimas décadas. En el puente de Europa, construido con fondos de la UE, que une ambas Irlandas, no hay ni señales ni controles. Sin embargo, todo eso podría estar a punto de cambiar si se desencadena un Brexit a las bravas. Ésta podría ser una nueva frontera aduanera para la Unión Europea, lo que podría causar problemas en el proceso de paz al favorecer la delincuencia y el contrabando.

Para Tara Ni Chonghaile, estudiante de la Universidad de Belfast, «el proceso de paz dejó un equilibrio adecuado. Por eso, cualquier cosa que lo altere puede marcar un giro de 180 grados». A su lado, el también universitario Conor McArdle reconoce que «si viera infraestructura física allí, me enfadaría. No recurriría a la violencia, espero que no, pero eso enoja a la gente y si tienes un 'Brexit duro' y la economía se hunde aquí, vas a ver a muchos jóvenes descontentos. Especialmente en las regiones fronterizas que los gobiernos han dejado en la cuneta». «Si no tienen nada que hacer, la noción romántica de luchar por la libertad irlandesa o defender el Ulster puede colar fácilmente», advierte. Y es que una mayoría de norirlandeses votó a favor de permanecer en la UE en el referéndum de 2016.

La situación se ve también amenazada por el regreso de la violencia de los disidentes del IRA, que abandonó el terrorismo y se desarmó en 2005. Ayer, dos jóvenes fueron detenidos por el asesinato de la periodista Lyra Mckee en Londoderry. Los arrestos tienen lugar después de que la Policía diera a conocer el viernes imágenes de un circuito de vigilancia privada y de un móvil que pueden ser fundamentales en la investigación sobre quién disparó a la reportera.

Según el diario «Belfast Telegraph», los dos detenidos tienen 18 y 19 años, y la Policía considera que tiene relación con la acción terrorista. Los investigadores creen que el disparo que acabó con la vida de McKee fue una bala perdida en el tiroteo que tuvo lugar durante los disturbios producidos en el barrio de Creggan. El registro de varias viviendas la tarde del jueves hizo que decenas de personas lanzasen unos 50 cócteles molotov e incendiasen varios vehículos. Las autoridades policiales consideran que se trata de una acción terrorista y relacionan los ataques con grupos de militantes nacionalistas contrarios al acuerdo de paz.