Reino Unido
El caballo de Troya europeísta
Richmond, un distrito acomodado al suroeste de Londres, es un feudo tradicional de los «tories», pero hace un año un 70% votó por la permanencia en la UE y se siente «avergonzado» del Brexit
Richmond, un distrito acomodado al suroeste de Londres, es un feudo tradicional de los «tories», pero hace un año un 70% votó por la permanencia en la UE y se siente «avergonzado» del Brexit.
Los expertos habían señalado que apenas habría votantes «tories» europeístas que fueran ahora a cambiar su voto para castigar a una formación que, tal y como ha repetido hasta la saciedad Theresa May, quiere sacar a Reino Unido no sólo de la UE, sino también del mercado único. Pero Declan es la excepción que confirma la regla. «Me sentí completamente destrozado al conocer el triunfo del Brexit. Aún estoy asimilándolo. Sin lugar a duda, para mí esta cuestión es muy importante», asegura. Casado y padre de dos hijos, este británico de 43 años, que trabaja en el sector tecnológico, señala que «sintiéndolo mucho» ayer se vio «obligado» a votar por primera vez en su vida a los laboristas.
«Va en contra de mis principios apoyar a Jeremy Corbyn, pero tengo que ser inteligente y estudiar un voto táctico para que May no cuente con una mayoría que le permita hacer lo que quiera. Apostar por los Liberal Demócratas no lo veía efectivo en estas generales», señala. Declan vive en Richmond, barrio adinerado situado al suroeste de Londres con una importante presencia de europeos, en particular alemanes. El 70% de los vecinos de este distrito votó por la permanencia en el bloque en el histórico referéndum del año pasado. El paseo por el río resulta de lo más agradable. Uno se olvida de que está en la ciudad. Se respira paz, aunque los Rolling Stones celebraran años atrás las fiestas más locas en la mansión de Ronnie Wood.
Este distrito se convirtió durante la jornada electoral en especial foco de atención para los analistas, ya que fue aquí donde se vivió la denominada «primera batalla electoral contra el Brexit». A pesar de que Declan considera que un voto para los liberal demócratas no es estratégico para las generales, en las «by election» de diciembre –elecciones puntuales en una circunscripción–, la liberal demócrata Sarah Olney, logró revertir, con un 49,7% del voto, la amplia mayoría que hasta entonces ostentaba el ex conservador Zac Goldsmith.
El distrito había quedado sin representación en la Cámara de los Comunes después de que Goldsmith dimitiera como protesta por la decisión del Ejecutivo de May, de autorizar la expansión del aeropuerto de Heathrow. Olney también se mostraba en contra de la tercera pista del aeropuerto londinense, situado muy cerca de esta circunscripción. Por lo tanto, decidió que su mensaje pro Europa tenía que ser el factor que le diferenciara del euroescéptico Goldsmith, que tras su enfrentamiento con el Partido Conservador, se presentó como independiente. La fórmula le funcionó entonces, pero está por ver si hoy, cuando se conozcan los resultados, el éxito se repita de nuevo.
Los Liberal Demócratas fueron castigados duramente en las generales de 2015 tras haber gobernado en coalición con David Cameron. Se quedaron con tan sólo nueve escaños. Pero hoy esperan remontar con su manifiesto pro europeo. Es la única formación que ha prometido someter a otro referéndum el acuerdo final que se alcance con Bruselas. Goldsmith volvió a presentarse ayer con elos «tories», lo que provocó toda clase de críticas por parte de sus detractores que le acusaron de «vendido», ya que la política respecto a Heathrow no ha cambiado. Hijo de un empresario multimillonario, el «tory» era una de las grandes jóvenes promesas dentro del partido. Pero su carrera se dio prácticamente por terminada al perder las elecciones a la alcaldía de Londres de mayo de 2016, cuando Sadiq Khan se convirtió en el primer alcalde musulmán de la capital británica.
Tras una campaña desastrosa, la imagen pública de Goldsmith se vio completamente dañada cuando, al verse acorralado en las encuestas, empezó a acusar a su rival de dar «plataforma, oxígeno y cobertura» a grupos extremistas. «Sinceramente, no soy gran fan de Goldsmith, pero he votado a los Conservadores. Voté por la permanencia, pero he asumido que ya no hay vuelta atrás y hay que mirar hacia delante. El plan de futuro para los próximos cinco años de los «tories» me convence más que el de los laboristas, ya no sólo por el Brexit, sino por la economía», explica Sarah, que se dedica al sector inmobiliario.
Su hija Rosana, que acaba de cumplir 18 años, dio sin embargo su voto a los laboristas en lo que supuso sus primeras elecciones participativas. «Han prometido acabar con las tasas universitarias y eso para mí es la prioridad, más que el Brexit, porque en eso ya no se puede hacer nada», matiza. Su madre la mira atentamente: «Los liberaldemócratas ya prometieron en su día acabar con la tasas y no lo cumplieron, creo que los laboristas tampoco lo cumplirían en caso de que ganen, que lo veo complicado. Pero es su decisión y la respeto. Tiene que darse cuenta por sí sola de las cosas», señala.
En Petersham Road, el Brexit sí era ayer el gran tema de conversación de cara a la cita con las urnas. Es aquí donde tiene su sede el colegio alemán y muchos de los padres de los alumnos son comunitarios, que no saben exactamente cómo va a quedar ahora su situación. Simon, por ejemplo, es británico y lleva casado dos décadas con una alemana. Sus hijos nacieron en Londres y tienen pasaporte británico, pero con la situación de su esposa no está nada garantizado. «Ella está más nerviosa, pero creo que es imposible que vaya a tener problemas para quedarse en el país que lleva siendo su hogar durante los últimos 20 años. Solo faltaba», explica.
«Ella quiere hacer la solicitud para el permiso de residencia cuanto antes, pero yo la he dicho que se espere porque el formulario ahora no tiene sentido para los comunitarios por el tipo de preguntas que hacen, más enfocadas a países que ni siquiera están en este continente. Estoy convencido de que se tendrán que facilitar las cosas para gente que lleva aquí toda la vida. Pero me avergüenza como se está portando mi país con esto del Brexit y los comunitarios que viven aquí», reconoce.
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