Política

Relaciones Estados Unidos-China

El choque EEUU-China rompe el consenso en la cumbre de la APEC

Por primera vez en 25 años, no se publica un comunicado conjunto por las fricciones entre los dos gigantes

El presidente chino, Xi Jingping, junto al anfitrión de la cumbre el «premier» papú, Peter O'Neil, en la foto de familia en Papúa Nueva Guinea, ayer
El presidente chino, Xi Jingping, junto al anfitrión de la cumbre el «premier» papú, Peter O'Neil, en la foto de familia en Papúa Nueva Guinea, ayerlarazon

Por primera vez en 25 años, no se publica un comunicado conjunto por las fricciones entre los dos gigantes.

En un nuevo capítulo de las ya desavenidas relaciones entre EE UU y China a causa de sus diferencias en materia comercial y en su lucha por acaparar influencia en la región del Pacífico, ayer las dos mayores economías del mundo rompieron el consenso del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). La cumbre, que se celebró este fin de semana en Papúa Nueva Guinea, terminó por primera vez desde que se inició en 1993 sin un comunicado conjunto de las 21 economías que lo componen.

«Había dos gigantes en la habitación. ¿Qué más puedo decir?», declaró el primer ministro papú, Peter O'Neill, quien aseguró que ambas naciones y «algún otro país» no se pusieron de acuerdo sobre si era oportuno o no demandar en el comunicado final una reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Ante la que pareció ser la manzana de la discordia, O'Neill salió al paso explicando que «APEC no tiene nada que ver con la OMC» y que «es un asunto que debe tratarse en el seno de la OMC».

Preocupado por las consecuencias en la región y «en el mundo entero» de una guerra comercial entre China y EE UU, el mandatario papú depositó sus esperanzas en la próxima cumbre del G-20 en Buenos Aires, donde está previsto que los líderes de ambos países, Xi Jinping y Donald Trump, mantengan una reunión al margen de la cumbre en la que puedan limar asperezas.

No obstante, APEC sirvió de amarga antesala a un G-20 que llega cargado de cruces de acusaciones entre Pekín y Washington. Ayer mismo, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, aprovechó el encuentro para alertar a los países pequeños a no dejarse seducir por la «opaca diplomacia de la chequera» de la Nueva Ruta de la Seda. Con esta ambiciosa iniciativa de conexiones mundiales, el Gobierno de Xi pretende extender su influencia internacional concediendo créditos blandos a países desfavorecidos para financiar proyectos de construcción y desarrollo.

Para Pence, se trata de proyectos de «baja calidad» que «conllevan fuertes ataduras y una deuda abrumadora», algo que no es sostenible para dichos países y favorece cierto control e influencia de Pekín sobre ellos. Con esos argumentos, el norteamericano trató de ganarse la confianza de esas naciones insistiendo en que EE UU «no ahoga a nuestros socios en un mar de deudas» ni «coacciona».