Política

París

El despliegue de militares por los chalecos amarillos levanta ampollas

La Policía prohíbe las manifestaciones en los Campos Elíseos tras los fuertes episodios de violencia.

Soldados franceses patrullan cerca de la Torre Eiffel en plena operación «Sentinelle» / Reuters
Soldados franceses patrullan cerca de la Torre Eiffel en plena operación «Sentinelle» / Reuterslarazon

La Policía prohíbe las manifestaciones en los Campos Elíseos tras los fuertes episodios de violencia.

Emmanuel Macron pidió ayer que se guarde «un poco de calma» ante el cúmulo de críticas que han surgido tras el anuncio del Gobierno de que movilizará al Ejército para hacer frente a una nueva manifestación de chalecos amarillos hoy, y evitar un escenario de guerrilla urbana como el que se vio el pasado sábado sobre los Campos Elíseos en París. Reina un gran escepticismo sobre la capacidad de disuasión que puede ejercer la simple presencia de militares portando sus fusiles de asalto sobre los cientos de «black-blocs» que se unen a los chalecos amarillos a cada manifestación.

Varios soldados que participan en la «operación Sentinelle» han asegurado de forma anónima en France Info que se trata de una mala idea que podría resultar peligrosa. «No sabemos realizar labores de mantenimiento del orden», indican. Por un lado denuncian que carecen del material necesario para protegerse, y por otro plantean que si son agredidos no tienen otro material de respuesta que las armas.

El gobernador militar de París, Bruno Leray, ha dicho que sus soldados podrán abrir fuego en casos particulares de legítima defensa, provocando una viva polémica, y críticas procedentes tanto de la derecha como de la izquierda. «Se están volviendo locos, es un error total», aseveró el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, es «una decisión funesta», comentó el senador de Los Republicanos, Bruno Retailleau, mientras que para Benoît Hamon, último candidato presidencial de los socialistas, es una medida que toma el Gobierno «para ocultar la incompetencia del ministro del Interior».

A esto se suman las muestras de desorganización que da el Ejecutivo. Su portavoz, Benjamin Griveaux, anunció la medida del recurso a los soldados de la «operación Sentinelle» tras el Consejo de ministros del miércoles, y RTL revela que nadie había informado de ello al jefe del estado mayor del Ejército, François Lecointre, ni siquiera fue comentado en el consejo restringido de defensa que se celebró ese mismo día. El general se enteró por la prensa. Macron insistió desde Bruselas, donde participaba en el Consejo Europeo, en que los 3.000 militares movilizados en la «operación antiterrorista Sentinelle» «no participarán en ningún caso» en las tareas de mantenimiento del orden, sino que estarán encargados de guardar los edificios y lugares precisos como aeropuertos, estaciones, centros comerciales y lugares de culto. Se va a recurrir a ellos para lo que es propio de su misión «la lucha contra el terrorismo y la protección de lugares sensibles». Según Macron, los que sugieren lo contrario «juegan a darse miedo o asustar a los demás», y están «equivocados».

El martes, el primer ministro, Edouard Philippe, anunció una batería de medidas para responder a los chalecos amarillos que han optado por la violencia en sus protestas: prohibición de manifestarse en ciertos lugares, refuerzo de los controles, uso de drones y sprays para marcar e identificar a los protagonistas de actos violentos, y cese del prefecto de Policía, Michel Delpuech, por haber dado «consignas inapropiadas». Hoy es el bautismo de fuego para el nuevo prefecto, Didier Lallement, pero el ministro del Interior, Christophe Cartaner, podría jugarse su futuro.