Combates
El Estado Islámico pierde sus últimos pozos en Irak
El Ejército de Bagdad, con ayuda de EE UU, asesta un nuevo golpe a la economía yihadista y cierra el cerco de Mosul y Ramadi.
El Ejército de Bagdad, con ayuda de EE UU, asesta un nuevo golpe a la economía yihadista y cierra el cerco de Mosul y Ramadi.
Los avances militares en Irak están acorralando al Estado Islámico y asfixiando su economía tras haber perdido el control de los campos de petróleo iraquíes. Según fuentes de inteligencia de la región autónoma del Kurdistán, el Daesh habría perdido los últimos pozos de petróleo que le quedaban en territorio iraquí tras las recientes conquistas de Bagdad en Gayara y Shirqat, al sur de Mosul, y la toma de Hamrin y Hiyel por parte de los peshmergas (fuerzas kurdas). «Irak ya no es una fuente de petróleo para Daesh. No sólo es que el grupo no pueda venderlo, es que tiene que comprarlo para mantener sus actividades», reveló Bewar Jinsi, asesor económico de la agencia de Inteligencia kurda.
En este momento, el petróleo que sigue en manos del grupo terrorista «se encuentra en almacenes en las zonas que controla, especialmente en Hamam Alil, al norte de Mosul, donde hay varias refinerías», detalló el funcionario kurdo. Los yihadistas también han perdido el estratégico campo de petróleo de Alas, en la localidad de Tikrit, ahora bajo control de las fuerzas iraquíes, al igual que los de Ain Zala y Batma, que han vuelto a manos de los kurdos. Aunque supone un duro golpe para la economía del grupo yihadista, sin embargo, aún obtiene del crudo el 70% de sus ingresos en Siria, donde conserva seis campos petrolíferos en las regiones de Deir Ezzor y Raqa, en el norte de país.
Con la liberación a finales de agosto de la localidad de Gayara por las fuerzas iraquíes, y la captura de once pueblos de alrededor de Gwer por los peshmergas, «hemos aislado por completo al Estado Islámico en Mosul. Ahora están rodeados por todos los lados», aseguró a LA RAZÓN el comandante Aras Husein, del batallón de los «Black Tigers». Parece, por tanto, que la esperada operación para arrebatarle al EI la ciudad de Mosul será inminente. Algunas fuentes militares estadounidenses hablan de que ésta podría producirse a mediados de octubre, aunque se trata de un anuncio demasiado optimista. Según el Pentágono, el EI prepara ya las defensas de Mosul con trincheras inflamables, explosivos, nidos de ametralladoras y otros equipos. Se estima que en la localidad viven entre 2,2 y 2,5 millones de personas y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ultima ya los detalles para poder acoger hasta 700.000 personas que huyan de allí.
Para la ofensiva contra la «ciudad dorada» del Califato Islámico, Washington aumentará sus tropas en el país con un refuerzo adicional de 600 soldados más para asistir a las fuerzas locales en la decisiva batalla. Con este incremento, las tropas estadounidenses en Irak ascenderán a 5.262 soldados. El secretario de Defensa, Ashton Carter, dijo ayer que el aumento es parte de la «campaña acelerada» de la coalición para «aislar y colapsar» el control de ISIS sobre Mosul y «expandir los logros de las Fuerzas de Seguridad iraquíes en otras partes de Irak». Las nuevas tropas entrenarán y asesorarán a las tropas iraquíes y peshmergas, especialmente en la lucha por la «capital» del EI, pero también servirán para proteger y consolidar las zonas conquistadas por el Ejército iraquí en otras partes del país. Algunas de las tropas estadounidenses irán a la base aérea de Ain al Asad, en el occidente de Irak, donde cientos de soldados americanos han estado entrenando a las fuerzas iraquíes.
Por otro lado, las tropas gubernamentales han logrado avanzar también en los alrededores de Ramadi, capital de la provincia de Anbar. El mando de operaciones detalló que han arrebatado a los extremistas varios puntos de de Albu Ziab, al norte de la ciudad, matando a decenas de yihadistas, al igual que en Hit, al oeste.
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