Donald Trump
El FBI y el Capitolio prometen llegar hasta el final en el «Rusiagate»
El Senado cita a Flynn, ex asesor de Trump, tras negarse a entregar los documentos sobre sus contactos con Moscú.
El Senado cita a Flynn, ex asesor de Trump, tras negarse a entregar los documentos sobre sus contactos con Moscú.
El despido del director del FBI, James Comey, ha desatado un incendio de alcance desconocido en la Casa Blanca que no deja de crecer y que amenaza con quemar a nuevos miembros del entorno del presidente Donald Trump. El director del FBI en funciones, Andrew McCabe, salió ayer en defensa de su ex jefe, despedido, según Trump, porque no ha hecho un buen trabajo. «James Comey gozó de un amplio apoyo dentro del FBI y aún lo hace hasta el día de hoy», señaló su sucesor. Esta afirmación contradice a Trump, que argumentó que fue despedido porque nadie confiaba en él. «Es un fanfarrón», respondió ayer el presidente en una entrevista en televisión.
El FBI y el Senado seguirán analizando si Rusia intervino en las elecciones presidenciales de 2016, y si la campaña de Trump tuvo vínculos con los rusos para favorecer la candidatura del republicano. Hasta ahora, varios miembros del equipo del presidente están en el punto de mira, algunos incluso se han visto obligados a abandonar el cargo. En la misma entrevista, Trump reveló que el ya ex director del FBI le aseguró hasta en tres ocasiones que él no estaba siendo investigado por este asunto. Como las razones de Trump sobre la destitución no parecen muy convicentes en Washington, muchos creen que Comey ha sido destituido por prestar demasiada atención a las conexiones rusas y muy poca a las denuncias de Trump sobre el suspuesto espionaje ordenado por Obama en la Trump Tower.
Comey escribió ayer una carta de despedida a los empleados de la agencia en la que decía que «en tiempos turbulentos (...) el pueblo estadounidense debe ver al FBI como una roca de competencia, honestidad e independencia».
Su sucesor McCabe, que compareció ante el Comité de Inteligencia del Senado, explicó que «hasta el momento» el Buró Federal de Investigación (FBI) no ha recibido presiones de arriba para interrumpir las pesquisas sobre Rusia, que siguen adelante pese al despido de Comey. Es más, se comprometió a informar a los congresistas en caso de que la Casa Blanca trate de intervenir en sus procedimientos de investigación. «No se puede impedir que los hombres y mujeres del FBI hagan lo correcto, protegiendo al pueblo estadounidense y protegiendo la Constitución», zanjó McCabe, quien agregó que, a la inversa, la agencia no va a informar a la Casa Blanca de los avances que se produzcan en esta polémica investigación.
Mientras tanto, se sigue estrechando el cerco sobre el ex asesor de seguridad nacional Michael Flynn, despedido por Trump tras comprobarse que ocultó información sobre sus vínculos con Rusia. El Senado ordenó a este general retirado que entregue documentos relacionados con Rusia. Se trata de la primera citación que emite el Comité de Inteligencia sobre el caso ruso, ya que hasta ahora todas las comparecencias habían sido voluntarias, igual que la entrega de documentos. Flynn, no obstante, había pedido inmunidad al comité para colaborar en la investigación sobre Rusia, algo que fue rechazado. Ayer se supo que este comité solicitó a Flynn el pasado 28 de abril los documentos que obran en su poder sobre sus contactos con Rusia, pero que éste se negó a proporcionarlos. Tras esta negativa, ahora será obligado a comparecer en el Senado.
El general retirado Flynn y el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, mantuvieron conversaciones durante el periodo de transición entre el Gobierno del presidente Barack Obama y el actual, e incluso antes de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre, lo que hace sospechar que pudo haber colaborado con Rusia para perjudicar la campaña de Hillary Clinton. También Jared Kushner, yerno y asesor de Trump, se reunió con el diplomático.
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