Terrorismo yihadista
El macabro «selfie» del Yassin Salhi
El terrorista se fotografió con la cabeza de su jefe, al cual decapitó, y la envió a un islamista fichado por la Policía.
La Policía ha descubierto que Yassin Salhi, el autor del atentado en Saint-Quentin-Fallavier, en la región de Lyon, se hizo un «selfie» junto a la cabeza de su víctima. Después, envió la foto a través del servicio de mensajería instantánea Whatsapp a un número de teléfono basado en Canadá, aunque parece que se trataría simplemente de un relevo. La Policía está intrigada por el nombre con el que tiene guardado Salhi ese número en su teléfono. Es un apodo que coincide con el de un hombre que conocen bien y que se encuentra en Siria.
Éste es uno de los elementos principales que han podido obtener los policías que investigan el ataque cometido el viernes contra la empresa Air Products, proveedor de gases industriales y productos químicos. El presunto terrorista, aparte de declinar su identidad se negó a cooperar durante las primeras 30 horas de detención, parece que ya ha comenzado a hablar.
Yassin Salhi imaginó un escenario siniestro para impactar con fuerza al país: mató a su jefe, Hervé Cornara, con el que trabajaba desde el mes de marzo, le cortó la cabeza que colgó después en una valla, e intentó, sin éxito, que saltaran por los aires las instalaciones de la empresa gasística americana.
De momento, nada parece indicar que Salhi dispusiera de una red de apoyo para cometer el atentado. Al menos nadie le proporcionó armas, puesto que para llevar a cabo su crimen sólo disponía de un cuchillo. La pistola que los investigadores encontraron junto al cuerpo de su víctima ha resultado ser una pistola de juguete, y en su domicilio la Policía no ha encontrado otras armas. Tampoco utilizó una cámara GoPro para filmar su crimen, como la que usaron Coulibaly o Merah, los terroristas que atentaron en París el 9 de enero de este año y en Toulouse el 19 de marzo de 2012 respectivamente. Además, los objetivos del presunto terrorista no eran un lugar o personas simbólicas, sino su lugar de trabajo y su jefe. Un elemento que podría ser clave es el ordenador que la Policía ha recuperado en su domicilio.
Mientras, se van conociendo algunos detalles sobre quién es Yassin Salhi. Nació el 25 de marzo de 1980 en Pontarlier, en el departamento de Doubs. Siempre se educó en colegios franceses, aunque se puso pronto a trabajar. Según sus vecinos, su padre, de origen argelino, murió cuando era aún adolescente, y su madre, de origen marroquí, regresó a su país. Fue en ese momento cuando empezó a interesarse especialmente en la religión, pero uno de sus vecinos de entonces, Mohamed Hamila, describía ayer en los medios una familia modelo, y él, un hombre sonriente «que nunca mató una mosca». En ese tiempo apareció en los radares de la Policía porque frecuentaba la compañía de un hombre apodado «Grand Ali», un militante del Tabligh, una visión rigorista y literal del islam, que intrigaba a la Policía por sus frecuentes viajes a Indonesia y Egipto. Su fama de discreción y amabilidad le siguió a Besançon, a 60 km de Pontarlier, a donde se trasladó en 2011 con su mujer. «Siempre era amable y sonriente», contaba ayer un hombre que le frecuentó en la mezquita de esta localidad. Pero los servicios de información de la región volvieron a interesarse por él ante la presencia de ciertos signos de radicalización como la vestimenta o sus ausencias regulares opor largos periodos de tiempo. También promovía la creación de una escuela coránica y organizaba reuniones en su casa para hablar de la yihad.
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