Refugiados

El muro húngaro no frena la llegada de inmigrantes

Acnur alerta de una oleada de 3.000 refugiados diarios en territorio serbio

Migrantes sirios siguen la vía del tren después de cruzar la frontera entre Serbia y Hungría por la localidad de Roskze
Migrantes sirios siguen la vía del tren después de cruzar la frontera entre Serbia y Hungría por la localidad de Roskzelarazon

Paradójicamente, la construcción por parte de Hungría de una valla en su frontera con Serbia se ha convertido en el más eficaz efecto llamada para los refugiados sirios en busca de un futuro mejor en Europa. Se prevé que este nuevo muro de cuatro metros de alto y 170 kilómetros de largo esté finalizado el 31 de agosto y esto ha propiciado que en la noche del lunes al martes se haya registrado una cifra récord de 2.000 personas intentando franquear la frontera, según la Policía húngara. Un nuevo hito dentro de la avalancha de datos en la que es la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, según reconocen todos los organismos internacionales. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) informó ayer de que el número de inmigrantes y refugiados que han llegado este año a Europa por mar es de 292.000 personas. Las llegadas a Grecia suman 181.000 personas. Además, alertó de que a partir de ahora 3.000 personas, entre inmigrantes y refugiados, llegarán desde Grecia, en lo que ya es una verdadera oleada tratando de llegar al espacio Schengen. Una vez allí, ya no encontrarán ningún obstáculo para moverse hacia los países más ricos de la UE. Bruselas sigue de cerca los últimos acontecimientos. Ayer, la portavoz de Inmigración del Ejecutivo comunitario, Natasha Bertaud, reconoció que Hungría puede convertirse en una «nueva primera línea» en alusión a los países desbordados por la llegada de demandantes de asilo. De hecho, la Comisión no descarta que si la presión migratoria continúa, Budapest también pueda formar parte en un futuro del mecanismo de urgencia planteado inicialmente para Grecia e Italia con una duración de dos años. Bruselas pretende presentar a finales de año una propuesta en la que este sistema pase de temporal a permanente y pueda activarse de manera automática según las circunstancias. Pero lo que pretende la UE no parece fácil. El pasado 20 de julio, los Veintiocho fueron incapaces de llegar a un acuerdo para el reparto de 40.000 refugiados sirios y eritreos llegados a Italia y Grecia y en su lugar pactaron una cifra de 32.256, tras renegar del sistema de cuotas obligatorias. Tras la reunión el lunes entre Angela Merkel y François Hollande, Francia y Alemania apuestan por un sistema de asilo común europeo para hacer frente a este desafío. La Comisión pretende que este apoyo sea compartido por el resto de los gobiernos europeos. «Esperamos que lo que escuchamos ayer (por el lunes) por parte de Hollande y Merkel tenga eco en otras capitales también», declaró ayer el portavoz comunitario Alexander Winterstein tras recordar la falta de compromiso demostrada por parte de los Veintiocho.

Está prevista una nueva reunión de los ministros de Interior de la Unión a finales de este año para ampliar esta meta de refugiados, y la Comisión no tiene previsto proponer una cifra superior a las 40.000 personas. Por el momento, la Comisión Europea está preparando ocho millones de euros en financiación de urgencia para Hungría y mañana se celebra una conferencia en Viena sobre los Balcanes occidentales con el propósito de poner en marcha una estrategia coordinada. Países como Macedonia se han visto obligados a cerrar sus fronteras y decretar el estado de emergencia. El 9 de septiembre, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, presentará más medidas dentro de su discurso anual sobre el Estado de la Unión.