Terrorismo

El Estado Islámico embauca a sus militantes con el supuesto carácter divino de sus crímenes

Son constantes los mensajes parea mantener el fanatismo de una lucha sin victoria final

Cartel del Estado Islámico publicado en sus redes
Cartel del Estado Islámico publicado en sus redesRedes

Los editoriales de su semanario Al Naba, cada día mas ideológicos y menos operativos; y los mensajes en las redes sociales, que se repiten hasta la saciedad. Es como si los cabecillas del Estado Islámico no las tuvieran todas consigo y el único hilo conductir para mantener la unidad dentro de sus filas es la de convencer a los suyos del carácter divino de lo que hacen, que no es otra cosa que matar y destruir. Imponer una religión por la fuerza de las armas y no de la convicción, anclados en el siglo VII y con unas promesas que nunca llegan.

El texto de uno de los últimos mensajes publicados en sus redes sociales: "Ciertamente, la gloria de esta Ummah es una gloria derivada de la gloria de Allah, el Bendito y Exaltado. Es una gloria que se mezcla con la fe en el corazón del creyente. Cuando la fe está firmemente arraigada en el corazón y establecida, la gloria está firmemente arraigada con ella.Una gloria que no se debilita ni disminuye. Una gloria que no se doblega ni cede, no importa cuán grande sea la dificultad o cuán severa sea la prueba. Una gloria que corresponde a la mejor de las naciones: la nación de Muhammad, una nación que nunca aceptará la humillación, nunca aceptará la sumisión o la rendición a nadie más que a Allah. Una nación noble y honorable, una nación que no duerme en la desgracia, ni acepta la humillación".

No explican quién es el que quiere humillar a los musulmanes y les impide, dentro de unas normas de convivencia, formar esa nación de la que hablan. Necesitan crear enemigos entre los que profesan otras religiones con el sólo fin de exterminarlos. Lo lamentable es que el peligro crece, más allá de las estadísticas, y Europa ha sido testigo de ello estas semanas. En algunas zonas de África lo sufren a diario. Contra la imposición sólo hay una medicina y los que deberían suministrarla lo saben.