Reino Unido

Johnson se niega a dimitir a pesar de sus polémicas y acusa a la oposición de “oportunista”

Los diputados conservadores podrían organizar una moción de confianza interna sobre el primer ministro de Reino Unido, lo cual le obligaría a dejar su cargo

Boris Johnson se niega a dimitir. Cuanto más crece el escándalo respecto al Partygate, más crece su ego. El premier insiste en que no ha violado ninguna regla y, cada vez que le preguntan sobre las celebraciones en Downing Street en pleno confinamiento, sale por la tangente asegurando que cumplió su promesa de ejecutar el Brexit y ha logrado que el Reino Unido sea el país que más ha crecido económicamente del G7 desde la pandemia.

Acosado por la polémica, el líder tory volvió a mostrarse ayer a la defensiva en la sesión de control al Gobierno en la Cámara de los Comunes. El ambiente era de lo más tenso después de que Scotland Yard anunciara esta semana que está investigando posibles infracciones criminales.

En cualquier caso, cuando el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, le preguntó directamente al primer ministro si pensaba abandonar su puesto para “no seguir perjudicando la reputación del Reino Unido”, éste fue tajante y respondió con furia un “no” rotundo. Apostando por el ataque como mejor defensa, acusó a su rival de ser un “oportunista” y recalcó que, si hubiera sido por los laboristas, los británicos habrían estado confinados el pasado verano y navidades.

En cualquier caso, la popularidad del líder tory ha caído picado en las encuestas. Y en otro golpe a su reputación, la prensa filtró ayer unos mensajes de una comisión parlamentaria en los que se indica que pudo mentir cuando el pasado mes de diciembre negó rotundamente haber autorizado, en la caótica evacuación de Afganistán del pasado verano, la salida del país de los animales de un refugio dirigido por el exsoldado británico Pen Farthing, criticada por priorizarlos a las personas. Todo esto, resta aún más credibilidad a su imagen, tanto fuera como dentro de sus propias filas.

Por su parte, Scotland Yard investiga hasta ocho fiestas en Downing Street por infracciones “graves y flagrantes” de confinamiento. Es casi inevitable que Johnson sea interrogado como testigo o, peor aún, bajo cautela. Hasta ahora, Tony Blair, ha sido el único primer ministro interrogado por la Policía mientras estaba en el cargo, por un escándalo de pagos por títulos honoríficos en 2006.

La pesquisa policial es independiente a la investigación del Partygate llevada a cabo por Sue Gray, la vicesecretaria permanente de la Oficina del Gabinete. Al cierre de esta edición, los rumores apuntaban a que la publicación de las conclusiones de esta investigación interna era inminente.

En medio de una gran expectativa, el premier se comprometió a comparecer ante la Cámara Baja en cuanto se sepan las conclusiones. Preocupados por un avance de los laboristas entre el electorado, los diputados conservadores jalearon ayer a su líder en varias ocasiones. Pero la realidad es que existe gran descontento entre las filas. Y dependiendo de la pesquisa interna -y sobre todo de la investigación policial-, los tories podrían decidir organizar una moción de confianza interna contra Johnson, que estaría obligado a dimitir como líder del partido y primer ministro si la perdiera y sería sustituido por un candidato surgido de una elección interna.

Mientras se decide el porvenir de Johnson, que en 2019 logró la mayor mayoría absoluta conservadora desde 1987, dos de los presuntos aspirantes a sucederle juegan sus cartas: haciéndose el huidizo, como el ministro de Economía, Rishi Sunak, o cerrando filas, como la titular de Exteriores, Liz Truss, que ayer aseguró que está con el primer ministro “al cien por cien”.