Conflictos
Los peligros de perder la guerra para Rusia: los antecedentes que pronosticarían una gran crisis en Moscú
Más de cien días después, las tropas rusas no son capaces de proclamar su victoria en Ucrania, y un giro del conflicto sería un gran destrozo para Putin
Dice un antiguo dicho que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Por los siglos de los siglos, todos los territorios, por ejércitos fuertes que tuvieran, han sufrido graves derrotas que han provocado pérdidas de regiones, conquistas o colapsos de imperios que parecían inexpugnables. Rusia (también llámase Unión Soviética o Imperio Ruso) es una de ellas.
Hitler o Napoleón, por ejemplo, quedaron tocados, y sobre todo perdieron mucho más que simples batallas, cuando llegaron a territorio ruso. Pero los rusos también sufrieron derrotas a lo largo de la historia que supuso atrasos, conflictos internos y pérdidas de territorio. Episodios que podrían pronosticar serios problemas para Rusiasi no consiguiera una victoria en la guerra de Ucrania. Algunas de las peores derrotas de los rusos son:
Invasión mongola (1237-1240)
A principios del siglo XII, los ejércitos mongoles se encontraron el estado ruso fragmentado e incapaz de resistir a los invasores mongoles. Los principados fueron cayendo bajo las tropas mongolas, que provocó destrucción, aniquilación o vasallaje de gran parte de la población. Esa derrota provocó que Rusia sufriera un atraso en su desarrollo, tras depender tanto política como económicamente del Imperio mongol. Se necesitaron decenas de años hasta que el país pudo restablecer su economía y cultura.
Kyiv, que fue tomada por los mongoles en 1240, nunca volvió a recuperar su estatus como la ciudad más importante de la antigua Rus. Mientras tanto, los principados occidentales como Smolensk, Kursk y los territorios actuales de Ucrania y Bielorrusia cayeron bajo la esfera de influencia del estado lituano, que finalmente acabó por absorberlos. Asimismo, provocaron numerosos conflictos entre el estado ruso y la Mancomunidad de Polonia-Lituania, las cuales llegaron incluso al siglo XX (entre Polonia y la URSS).
Guerra Livona (1558-1583)
El actual conflicto entre Ucrania y Rusia, con las importantes disputas por el control del Mar Negro, tiene un símil unos siglos más atrás. En 1558, Iván el Terrible comenzó una guerra contra la Confederación Livona (las actuales Estonia y Letonia), que en esos momentos estaba débil. El objetivo era capturar sus puertos y aumentar la presencia del Gran Ducado de Moscú en la costa del Báltico, un paso importante ya que el estado ruso tenía un acceso pequeño poco desarrollado a este mar.
La guerra se prolongó durante más de veinte años, y contra todo pronóstico, acabó con la derrota rusa. El primer periodo había sido un éxito, y sus tropas tomaron una parte significativa de la Conferencia Livonia. Pero otras potencias no veían con buenos ojos este crecimiento, y Rusia entró en guerra contra Suecia y el Gran Ducado de Lituania, que en 1569 se unió con Polonia, que a partir de entonces, se postularon como nuevos y poderosos enemigos de su frontera.
La economía rusa quedó destrozada y los territorios noroccidentales, despoblados. Todas las tierras que se habían tomado a Livonia se perdieron. Moscovia también perdió territorios en Finlandia y la mayoría de sus posesiones en el Golfo de Finlandia. Lo único salvable del conflicto: una pequeña franja de tierra en el estuario del río Nevá, aunque no proporcionaba un buen acceso al mar.
Guerra ruso-otomano (1710-1713)
Al contrario que Iván el Terrible, Pedro I logró victorias donde el primero había caído derrotado. Derrotó a Suecia y se anexionó sus tierras en el este del Báltico (Estonia, Livonia e Ingria) tras la firma del Tratado de Nystad de 1721.
Tras la victoria rusa en Poltava en 1709, el rey sueco Karl XII fue a la ciudad de Bender (actualmente en Moldavia), que entonces estaba bajo control otomano. El sultán Ahmed III quería echar a los rusos del fuerte de Azov, en la costa del mar de Azov, que Pedro el Grande había conquistado en 1695-96 para conseguir acceso al Mar Negro a través del estrecho de Kerch. Tras tensas negociaciones entre el zar y el sultán, los otomanos declararon la guerra a Rusia en 1710.
Un año más tarde, el ejército ruso quedó rodeado por 190.000 tropas otomanas y crimeas en Besarabia (actual Moldavia). El zar se vio obligado a aceptar las humillantes términos que le proponía el sultán para evitar la destrucción. El conflicto finalizaría con el Tratado de Prut.
Rusia cedió Azov al Imperio otomano, perdió acceso al Mar Negro, se quedó sin control sobre los cosacos de Zaporozhie y, la peor de las consecuencias, vio como la Flotilla de Azov quedaba destruida, con cientos de barcos que quedarían hundidos. Con todo ello, Rusia se vio obligada a empezar de cero su política exterior en el sur del país.
Guerra de Crimea (1853-1856)
Similar al conflicto de Livonia, la Guerra de Crimea comenzó con éxito ante un rival débil, pero acabó sufriendo una derrota ante una coalición de grandes poderes.
Según el Tratado de París de 1856, Rusia no perdió mucho territorio, aunque se quedó sin el derecho a contar con una flota en el Mar Negro. También dejo de reivindicar la protección de los cristianos en el Imperio otomano, cediendo a Francia este derecho, perdió influencia en lugares como Moldavia, Serbia o Valaquia (al sur de Rumanía) y supuso un golpe para el sistema financiero del Imperio ruso, que se vio forzado a imprimer crédito sin asegurar debido a las grandes deudas por la guerra, lo que provocó la depreciación del rublo.
Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Octubre de 1917, la fecha en la que el Imperio ruso colapsó. Las 1,7 millones de víctimas fueron solo el inicio de una carnicería mayor, y el 3 de marzo de 1918, la guerra civil sumergió al país en un escenario de mayor violencia y destrucción.
La desaparición del Imperio provocó la aparieción de nuevos países. Se restableció la independencia de Polonia, mientras que Finlandia, Lituania, Letonia y Estonia fueron estados por primera vez en su historia, mientras que Rumanía se anexionó Besarabia. La pérdida de casi 850.000 kilómetros cuadrados y una población de 31,5 millones de personas fue el saldo de aquella derrota.
La situación geopolítica de Europa del Este actual está caracterizada por las complicadas relaciones entre los países que surgieron de las ruinas del Imperio ruso en 1918, así como la posterior formación, desarrollo y destrucción de la Unión Soviética.
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