Reino Unido

Sunak encara hoy su primera conferencia del partido como primer ministro: ¿podría ser la última?

Los últimos volantazos en materia de política medioambiental y de infraestructuras ha debilitado la figura del "premier" que ve como su ministra del Interior, Suella Braverman, le hace sombra

El primer ministro británico, Rishi Sunak
El primer ministro británico, Rishi SunakFrank AugsteinAgencia AP

En Reino Unido no existe consenso a la hora de atribuir la famosa frase de “una semana en política es un mundo”. Algunos creen que la pronunció por primera vez el laborista Harold Wilson durante la crisis de la libra en 1964. Otros apuntan al liberal Joseph Chamberlain allá por 1886. Lo que sí está claro, para unos y otros, es que no ha tenido nunca tanto sentido como en el último año. En poco más de dos meses, han pasado hasta tres primeros ministros diferentes por Downing Street.

La actividad en el Partido Conservador ha estado entretenida. En octubre de 2022, Liz Truss, representante del ala más dura, se estrenaba como líder en la conferencia anual de la formación. Había tomado el testigo de Boris Johnson, forzado a presentar su dimisión por sus propias filas. Pero tras la estrepitosa caída de la libra ante la masiva bajada de impuestos que convirtió en el eje de su mandato, la fugaz Truss también se vio obligada a renunciar sin haber cumplido siquiera los dos meses en el cargo. Y fue entonces cuando -tras un nuevo proceso de primarias, muy distinto a elecciones generales- llegó Rishi Sunak.

El que fuera titular del Tesoro afronta desde este domingo su primera conferencia del Partido Conservador como líder. Y podría ser también la última. Tiene la difícil tarea de levantar el ánimo entre las filas y afiliados y convencer al electorado que es el primer ministro que necesitan. Pero es arduamente complicado porque la oposición laborista saca más de 20 puntos en los sondeos ante las elecciones generales previstas para 2024. Los `tories´ han demostrado tener una admirable capacidad de renovación. Pero tras más de trece años en el poder, todo apunta a un cambio de era.

“Ha sido un gran año para la política británica. Estamos a casi un año de lo que eufemísticamente podríamos llamar 'los acontecimientos que me llevaron a convertirme en primer ministro'” bromeó Sunak el pasado jueves durante la cena de corresponsales de Westminster donde, una vez más, demostró que su fuerte no es precisamente el tener gran carisma. Consciente de ello, prefiere presentarse ante los ciudadanos como un hombre moderado y trabajador dispuesto a hablar a través de los logros. Sin embargo, no hay muchos que celebrar.

Es más, lo que le ha caracterizado estas últimas semanas son sonados volantazos abandonando las promesas conservadoras realizadas por sus predecesores alegando que son imposibles de cumplir al no ser realistas. El paquete de medidas que debilita los compromisos medioambientales del Reino Unido para alcanzar las cero emisiones netas de dióxido de carbono para 2050 -como retrasar cinco años, hasta 2035, el veto a la venta de automóviles de gasolina y diésel- ha sido de lo más polémico. La afirmación realizada en su día por Boris Johnson de que se podría llegar a cero emisiones netas y enriquecer al mismo tiempo al país, sin ningún efecto negativo en los niveles de vida, fue otro ejemplo más de su populismo. Pero culpar ahora a Ejecutivos anteriores en los que él mismo estuvo como ministro quizá no sea la mejor estrategia.

Otro de los grandes proyectos que Sunak también podría revocar es el tren de alta velocidad - el HS2- para comunicar la capital británica con las principales ciudades del norte de Inglaterra. El alto coste, mucho mayor de lo estimado en un primer momento, choca contra la ortodoxia del que fuera responsable del Tesoro.

El problema es que cancelar el que es el proyecto de infraestructura más grande de Europa deja sin credibilidad su promesa de acabar con las desigualdades entre norte y sur de Inglaterra, el famoso `Levelling Up´. Y teniendo en cuenta que la conferencia del Partido Conservador se celebra precisamente en Manchester, todo adquiere una dimensión mayor. Es el norte de Inglaterra además donde se encuentran los distritos clave del `Muro Rojo´ que los `tories´ arrebataron en 2019 a los laboristas y que ahora luchan por retener.

La prueba indiscutible de la debilidad del liderazgo de Sunak es que ya se empieza a hablar de su posible sucesor. Él vivió eso de primera mano cuando su nombre no dejaba de escucharse en las horas finales más bajas del mandato de Johnson. Ahora el foco está puesto en la ministra de Interior, Suella Braverman, favorita para el núcleo duro de la derecha, que se mostró encantada con su último discurso en el que defendió que el temor a ser discriminado “por el hecho de ser gay o mujer” no debería servir “como requisito para obtener asilo” en virtud de Convención sobre Refugiados de la ONU.

Consciente de que la inmigración es la cuestión prioritaria para los votantes conservadores, Braverman apuesta por la mano dura. Es más, plantea la posibilidad de abandonar el Convenio Europeo de Derechos Humanos en clara advertencia al tribunal de Estrasburgo para que no bloquee su polémico plan para deportar a los que lleguen por vías irregulares a Ruanda. Y su protagonismo, hace aún más pequeño a Sunak. En definitiva, una semana es un mundo para la política y esta en concreto puede convertirse en eterna para el actual inquilino del Número 10.