Francia
Fillon llama a asumir sin complejos las ideas de «derechas y patriotas»
El líder conservador acalla a los críticos al aceptar la candidatura al Elíseo
El líder conservador acalla a los críticos al aceptar la candidatura al Elíseo
François Fillon fue investido ayer oficialmente por el Consejo Nacional de Los Republicanos como su candidato para las elecciones presidenciales que se celebrarán el 23 de abril y el 7 de mayo. Su intervención cerró el acto de proclamación en París, ante unas 2.500 personas que llevaban la sala de la Maison de la Mutualité, y que recibieron a su candidato al grito de «François presidente». El primer objetivo: lanzar una campaña desde la unidad y la disciplina, porque estos últimos días no se lo están poniendo fácil algunos dentro de su propio partido. El aspirante a la presidencia de la República recordó a sus críticos que ha sido él quien ha ganado las primarias. «El resultado fue franco e inapelable», comentó ante los altos cargos del partido, todos en primera fila. «Comprendo que mi victoria haya podido decepcionar a algunos, pero espero de mi partido responsabilidad y disciplina», añadió.
También aseveró que no va a cambiar su proyecto, como le piden algunos, «en función de los vapores de unos y las exhortaciones del microcosmos. Hace dos meses yo no era su candidato favorito, y no tengo la intención de serlo». Según él, no se trata de «obstinación», sino de «certeza» en que su proyecto puede levantar al país. Recientemente, entre sus propias filas le han reprochado sobre todo dos temas: el que no piense suprimir la ley contra la acumulación de mandatos aprobada durante el mandato de François Hollande, y que afecta a la mayoría de diputados (82%) y senadores (77%); ni tampoco reintroducir las horas extra exentas de impuestos, una medida de Nicolas Sarkozy y eliminada por su sucesor. Para los que ven en esta última medida un agravio a las clases populares, Fillon responde con la bajada «masiva de las cargas que pesan sobre el coste del trabajo y la nómina. Ésa es mi forma de responder a las clases populares».
A los que le acusan de querer llevar a cabo un programa «brutal», Fillon responde que su proyecto es «responsable y eficaz». Le reprochan querer disminuir los salarios, según él lo que quiere es «desbloquearlos» con más trabajo. También rechaza las críticas que recibe sobre el recorte en el gasto público que quiere imponer: «Yo no milito por el fin de todos los gastos públicos, yo quiero disminuirlos del 57% del PIB al 49% en cinco años, y no pongo fin a la administración francesa y sus 5,5 millones de funcionarios, yo los reduzco un 8% en cinco años». Lo suyo, dijo, es «la revolución del sentido común».
El líder conservador trazó un sombrío panorama de la situación en la que se encuentra Francia, con seis millones de parados; un crecimiento «que no sirve para detener la precarización del país, una enorme deuda y el avance del extremismo político. Tampoco fue mejor su diagnóstico de la situación internacional, en la que notó «una Europa paralizada» y «la amenaza del totalitarismo islamista». Ante tan alarmante realidad, el candidato conservador apostó por asumir, sin complejos, sus propuestas «de derechas y patriotas». «No tenemos más elección que ir al fondo, que acelerar al máximo. Lo contrario condenaría a los franceses a compartir migajas», añadió.
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