Elecciones
Finlandia se prepara para unas difíciles negociaciones para formar Gobierno
El ganador de las elecciones, el conservador Petteri Orpo, deberá elegir entre populistas de derechas o socialdemócratas como socios de una coalición de al menos tres partidos
Tras las reñidas elecciones del domingo, Finlandia se enfrenta a una endiablada formación de Gobierno. El ganador, Petteri Orpo, líder del conservador Partido de la Coalición Nacional, anunció en la noche electoral su deseo de reunirse con todos los partidos. Dado que menos de un punto separan a conservadores, populistas y socialdemócratas con un 20% cada uno, será preciso fraguar una coalición con al menos tres formaciones.
A Orpo le corresponderá escoger ahora a su pareja de Gobierno. Una alianza natural sería pactar un tripartito de centro derecha con los ultras del Partido de Finlandia, que fueron los segundos más votados, pero juntos solo suman 94 diputados en un Parlamento («Eduskunta») donde la mayoría absoluta está fijada en los 101 escaños. Como tercer socio, el preferido serían los centristas, pero su líder, la ministra de Finanzas, Annikka Saarikko, ha expresado su deseo de pasar a la oposición tras ocho años en el poder y los peores resultados de su historia.
Como alternativa al Partido de Centro, Orpo podría acudir a dos pequeñas formaciones –demócratas cristianos y Liike Nyt–, que aportarían seis diputados, pero en conjunto quedarían a un escaño de la mayoría absoluta. O bien incluir en el Gobierno al Partido Popular Sueco, que representa a la minoría sueco parlante en Finlandia, pero que mantiene muchas diferencias con la ultraderecha y su programa antiinmigración, euorófobo y negacionista del cambio climático.
La segunda posible coalición de Gobierno pasaría por gobernar con los socialdemócratas de la derrotada primera ministra, Sanna Marin. La líder del SDP ha ofrecido a Orpo un acuerdo de coalición, pero las diferencias en política económica entre ambos parecen insalvables. El líder conservador anticipa que su prioridad será sacar a Finlandia de la recesión y reducir la elevada deuda pública (73% de PIB). «Hay una cuestión clave para nosotros, y es que todos los partidos del próximo Gobierno se comprometan a reformar y arreglar nuestra economía», asegura Orpo. Marin se niega a entrar en ningún Gobierno que ponga en marcha recortes en educación, sanidad y servicios sociales. En cambio, las posiciones económicas entre conservadores y ultraderechistas son más próximas.
En definitiva, el país nórdico se prepara para una larga negociación con un resultado incierto una vez que el nuevo Parlamento se reúna por primera vez el próximo 12 de abril.
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