Defensa

Francia bloquea el envío de municiones de la UE a Ucrania

Macron exige que las compras conjuntas de armamento prioricen la producción europea

Soldados ucranianos lanzan un misil Grad contra posiciones rusas en Kreminna
Soldados ucranianos lanzan un misil Grad contra posiciones rusas en KreminnaEvgeniy MaloletkaAgencia AP

El diablo está en los detalles y pocos sitios hay en el mundo más satánicos que Bruselas. Hace un mes, las cancillerías europeas anunciaron a bombo y platillo un paquete de ayuda de 2.000 millones de euros que consta de dos fases y por el que la UE suministrará a Kyiv un millón de proyectiles en los próximos doce meses.

En el primer estadio, los países europeos han comenzado a vaciar sus arsenales de munición, ante la urgente escasez en el frente ucraniano, para después de poner en marcha una segunda fase de compras conjuntas de armamento de 155 mm (obuses) en aras de reponer los arsenales nacionales y que los países europeos puedan seguir auxiliando a Ucrania.

A pesar de las buenas intenciones, las rencillas han hecho su aparición en esta segunda fase de compras conjuntas. Francia quiere dejar negro sobre blanco que estas adquisiciones mancomunadas irán dirigidas a la industria armamentística europea y que esto incluye no sólo las empresas nacionales de los Veintisiete, sino todo el ciclo de producción. Una demanda que deja fuera armamento europeo que cuenta con piezas de otros países, lo que dificulta seriamente el acuerdo. Bruselas había identificado 15 compañía europeas de 11 países, entre ellos la española Expal y Fábrica de Municiones de Granada, aunque en el acuerdo político alcanzado hace un mes se abría la puerta a fabricación extracomunitaria en caso de necesidad.

Los embajadores europeos llevan semanas intentando pulir una fórmula que satisfaga a Francia, aunque la postura del Elíseo está generando malestar en otras delegaciones que consideran que París está intentando promover su industria de defensa a costa de un enfoque europeo y de la ayuda a Ucrania.

“Sigue habiendo cierto desacuerdo, pero estoy seguro de que todo el mundo comprenderá que nos encontramos en una situación de extrema urgencia”, ha asegurado el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, antes de la reunión en Luxemburgo de los ministros de Exteriores de los Veintisiete, en la que no se han logrado avances. A pesar de los retrasos, Borrell ha mostrado su confianza en un acuerdo en los “próximos días” y ha asegurado que, mientras siguen las negociaciones para convencer a Francia, las cancillerías ya están trabajando para cumplir las promesas realizadas a Ucrania de este plan de 2.000 millones de euros.

En esta cita también ha participado por videoconferencia el ministro de Exteriores Dimitro Kuleba, que la semana pasada ya mostró su malestar por la tardanza de los países europeos a la hora de poner en marcha sus compromisos. En el encuentro de este lunes, el ministro ha vuelto a recalcar la necesidad de más ayuda. “La derrota de Rusia es garantía de vida normal para Europa. No hay tarea más importante ahora. Para lograrlo, Ucrania necesita más armas y municiones y todo esto debe ser entregado lo antes posible”, ha enfatizado. Kiev sigue pidiendo rapidez. “Tenemos un objetivo estratégico común: garantizar la paz en Europa para las generaciones futuras. Este objetivo ahora depende de la rapidez de sus decisiones y su implementación. Quitemos todas las paredes de papel. Superemos todos los obstáculos procesales. Aceleremos cada proceso. Eliminemos cualquier retraso en el camino entre de la decisión de proporcionar armas y su llegada a la frontera de Ucrania”, ha urgido Kuleba.

Fuentes diplomáticas reconocen que en las últimas semanas los dos bandos apenas han realizado avances. El deshielo en el frente ha hecho muy difícil una ofensiva, pero el tiempo apremia y en los próximos días pueden llegar los grandes ataques. Ucrania debe estar preparada. “Entiendo quienes dicen que es necesario potenciar la industria militar europea, pero si vamos tarde, los ucranianos no podrán presionar tan exitosamente como podrían”, ha señalada el ministro de Exteriores lituano, Gabrielius Landsbergis. El desafío es ingente, ya que el Gobierno ucraniano ha pedido a la UE hasta 250.000 obuses al mes y las últimas filtraciones de los documentos del Pentágono alertan sobre la falta de munición.

De momento, los Estados miembros han solicitado 600 millones de euros de la partida de 1.000 con la que se va a financiar la entrega de munición de los stocks ya existentes. Los países europeos que vacíen sus arsenales serán auxiliados con 1.000 millones de euros del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, una herramienta de dinero común que oficialmente no pertenece al presupuesto comunitario y que es sufragado con las aportaciones de los países europeos según su PIB. Este mecanismo financiará entre el 50% y el 60% de las contribuciones de los países europeos.

Para las compras conjuntas, los países europeos pueden elegir entre los mecanismos previstos por parte de la Agencia Europea de Defensa o por iniciativa de varios países europeos. La propuesta elaborada por el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, pretendía que fuera el organismo europeo el que pilotara las adquisiciones, pero las presiones de Alemania que considera que la agencia no está lo suficientemente preparada para este cometido y no puede actuar con la suficiente celeridad en estas difíciles circunstancias han hecho que los Veintisiete hayan acabado dando luz verde a las dos vías en paralelo.

Esta segunda pata del plan de ayuda también se sufragara con otros 1.000 millones de euros del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, aunque Bruselas tan sólo financiará la reposición de municiones que tengan por objetivo apoyar a Ucrania y no aquellas destinadas a otros fines o a mantener llenos los stocks nacionales.