Brexit
GiBrexit: España pierde
La debilidad del Gobierno de Sánchez va camino de convertir la peor pesadilla de Fabián Picardo en su mayor victoria. Las negociaciones del Brexit podrían permitirle mantener su beneficioso estatus
La debilidad del Gobierno de Sánchez va camino de convertir la peor pesadilla de Fabián Picardo en su mayor victoria. Las negociaciones del Brexit podrían permitirle mantener su beneficioso estatus.
En el 6 de Convent Place –que viene a ser como el 10 de Downing St de Gibraltar– se frotan las manos sin creerse cómo han podido tener tanta suerte: lo que se antojaba como la peor catástrofe en la historia de la colonia británica, el Brexit, se ha convertido gracias a la conjunción de varios elementos en una situación pintiparada para lograr para el Peñón un estatus idóneo y estable que le permita seguir siendo uno de los enclaves más sospechosamente ricos del mundo en mitad de una de las zonas más deprimidas socioeconomicamente de España. Poco puede sorprender, por tanto, el tono de euforia apenas contenida de Picardo el viernes ante el «Parlamento» de Gibraltar, cuando comentaba la marcha de las conversaciones entre España y Reino Unido sobre el temible Brexit: «Respecto al contenido de las discusiones, es justo decir que no nos sentimos insatisfechos con el progreso obtenido».
Después confiesa la causa de la buena suerte de los gibraltareños: «Me complace decir a la Cámara que la posición de la administración de Pedro Sánchez sobre la cuestión de la soberanía no ha cambiado». Es decir, si las negociaciones iban razonablemente bien con Dastis en Exteriores y Rajoy en Moncloa, una vez relevados por el tándem Borrell-Sánchez las cosas van, sencillamente, viento en popa y a toda vela.
Esta semana, el titular de Exteriores –que anunció que no reivindicará la cosoberanía– se reunió con los alcaldes del Campo de Gibraltar, al que asistieron representantes de la Junta de Andalucía, la Delegación del Gobierno y la Diputación de Cádiz. Borrel les trasladó que las negociaciones del Brexit persiguen «paliar los desequilibros socioeconómicos» y «defender los derechos de los trabajadores de la zona». Ninguna mención, por tanto, a que estos «desequilibrios» tienen por causa un régimen tributario sui generis que ha convertido al Peñón en uno de los paraísos fiscales más eficaces del planeta y en la tercera renta per capita del mundo. Un régimen fiscal que permite a decenas de miles de empresas desarrollar sus negocios en territorio de la UE, beneficiarse de las bondades del mercado único, de las infraestructuras de ingeniería civil y del sistema sanitario de España sin contribuir a las arcas del Estado y, de hecho, evadiendo cantidades astronómicas de dinero. En concreto, el régimen especial de Gibraltar, en lo que respecta al negocio del juego online, ha convertido a la colonia en sede de 30 compañías que aglutinan el 60% del mercado mundial. Actualmente, el 40% del PIB del Peñon se deriva de esta actividad y todo ello depende de potentes conexiones de fibra óptica que, a través de territorio español, hacen accesibles estos casinos al mayor mercado del mundo en este sector: Europa. Va de suyo que toda esta actividad económica reporta al Peñon píngües beneficios con los que financiar campañas de comunicación y discretos lobbies en el Campo de Gibraltar, en Sevilla y en Madrid.
Tradicionalmente, el PSOE ha sido muy receptivo a estos mensajes y es un hecho que las autoridades del Peñón no han tenido mejor aliado que las adminsitraciones socialistas llegando hasta el caso del ex minsitro Miguel Ángel Moratinos, que concedió a la Colonia estátus equiparable a España o Reino Unido en el célebre Foro Tripartito, de triste memoria.
Es muy significativo que, durante la reciente cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de Salzburgo, Pedro Sánchez esgrimiera como fundamental argumento a la hora de defender la gestión de su Ejecutivo en las negociaciones del Brexit el hecho de que tanto las ideas como el mismo equipo negociador se hubieran mantenido sin cambios. Y por si fuera poco, esta misma semana, la Comisión Europea afirmó que la investigación abierta en 2013 sobre la ley gibraltareña de impuestos sobre ingresos para determinar si favorece a determinadas categorías de empresas «avanza» sin estar vinculada a la negociación del Brexit. Una investigación destinada a arrojar luz en el opaco sistema fiscal del Peñon –iniciada, es preciso recordarlo, por el socialista Joaquin Almunia como comisario de Competencia– se dilata sine die y no molestará para la consecución de un acuerdo que puede convertir el estatus de Gibraltar en algo permanente y requerirá de otra oportunidad histórica análoga –que puede no llegar– para que finalmente se cumplan las resoluciones de Naciones Unidas en todo lo referente a la descolonización del Peñón.
Ahora, la reunión de los conservadores británicos, que concluye el 3 de octubre, marcará realmente cómo será el divorcio.
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