Elecciones en Francia

Valls y Hamon pugnan por el trono de la izquierda francesa

El ex primer ministro de Hollande parte hoy con desventaja en la segunda vuelta de las primarias socialistas para elegir a su candidato presidencial

Manuel Valls y Benoit Hamon durante un debate
Manuel Valls y Benoit Hamon durante un debatelarazon

El ex primer ministro de Hollande parte hoy con desventaja en la segunda vuelta de las primarias socialistas para elegir a su candidato presidencial

El ex primer ministro Manuel Valls quiere creer que la victoria «es posible», aunque todo juegue en su contra. La imprevista polémica que envuelve al candidato de la derecha a las presidenciales, el favorito François Fillon, tras las acusaciones que sugieren que su mujer disfrutó durante años de un empleo ficticio, hacen que Valls, uno de los dos finalistas en las primarias de la izquierda, sienta que todo está abierto y que hasta que no cierren los colegios electorales esta noche, no hay nada determinado.

En su mitin de cierre de campaña, el otro aspirante de izquierdas, Benoît Hamon, recibió el apoyo incondicional de Martine Aubry, la antigua líder del Partido Socialista y «Dama de las 35 horas» laborales. Sólo un problema de salud impidió a ésta asistir en persona, pero estuvo presente a través de un mensaje de audio para apoyar al único candidato que, según ella, puede «devolver la esperanza a nuestro país» y «hacer revivir la idea de progreso». Mientras tanto, Valls terminó su campaña pidiendo que voten al más «creíble» e insistiendo en que su candidatura será la única capaz de frenar al Frente Nacional.

Durante esta última semana, las intervenciones de Valls y Hamon han servido para poner de relieve que en el seno del Partido Socialista existen dos filosofías económicas incompatibles. Para Hamon, más izquierdista que Valls, el trabajo va a ser cada vez más escaso debido a la revolución tecnológica, y propone como remedio reducir aún más el tiempo de trabajo –una semana laboral de 32 horas–, y distribuir a todo el mundo sin excepción un salario base. Esto es lo que hace que Valls le llame «el poeta del fin del trabajo». Si Hamon llega a aplicar algún día su programa, «se traducirá en más impuestos y la ruina de nuestro presupuesto», asegura Valls, mientras que a su vez propone asumir la reforma laboral que ha llevado a cabo su Gobierno (y que Hamon quiere derribar), y que las horas extras sean libres de impuestos.

Las encuestas no apuestan por un triunfo del ex primer ministro de François Hollande. Un sondeo de Harris Interactive fija en el 68% el número de electores que prefieren a Hamon en la segunda vuelta de hoy. Según Europe 1, hay diputados socialistas cercanos a Valls que ya están preparando el día después de la derrota con un texto de apoyo al ex ministro socialista y ex banquero Emmanuel Macron. Una decisión que podría dar quebraderos a este último, que se presenta como un candidato «ni de derechas ni de izquierdas», y por encima de las divisiones partidistas tradicionales.

Esta noche, la probable victoria de Hamon podría ser el punto de partida de una «guerra» fratricida en el seno del Partido Socialista. Significaría el triunfo de los más izquierdistas, aquellos que han llevado a cabo estos últimos años la verdadera oposición al Gobierno, a su propio Gobierno. En declaraciones a France Presse, Gilles Savary, diputado proValls, afirmó que ha preparado «un proyecto de texto» que será presentado el martes en la reunión de diputados socialistas en la Asamblea, y que consiste en «un derecho de retirada de la campaña de Benoît Hamon. Una especie de objeción de conciencia».

Jean-Christophe Cambadélis, primer secretario del Partido Socialista, se ha visto obligado a dar un toque de atención a unos y otros. En un comunicado, recuerda a los partidarios «de los dos candidatos que rechazan el veredicto de las primarias» que tanto Valls como Hamon «han firmado una carta de unidad, y han declarado públicamente que la cumplirán». «A nadie se le ha pedido ser más monárquico que el rey en la campaña», dice Cambadélis, quien añade: «Sólo hay un imperativo: derrotar a la derecha extrema y a la extrema derecha», en referencia a Fillon y Le Pen.

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