Nilo
La inauguración de la Gran Presa del Nilo aviva la tensión geopolítica por el agua
La puesta en marcha de la infraestructura agrava la crisis entre Etiopía y los vecinos Egipto y Sudán
Inaugurada esta semana, la Gran Presa del Renacimiento Etíope amenaza con avivar la tensión regional por el agua, llamado a ser uno de los elementos más codiciados en amplias zonas del mundo habida cuenta de su creciente escasez. La puesta en funcionamiento del considerado mayor proyecto hidroeléctrico de África -que aspira a proporcionar electricidad a todo el oriente del continente- viene desencadenando desde hace años una larga disputa por el control del agua del río Nilo entre Etiopía, Egipto y Sudán -la presa se levanta a apenas 14 kilómetros de sus fronteras-, aunque el conflicto se remonta varias décadas atrás.
Diseñada inicialmente para generar 6.000 megavatios de electricidad -finalmente contará con una capacidad de 5.150 megavatios- y almacenar unos 74.000 millones de metros cúbicos de agua en el lago artificial Nigat (Amanecer, en amárico), la capacidad de la Gran Presa fue ajustada finalmente a 5.150 megavatios (equivalente a casi seis centrales nucleares). La infraestructura, que tiene una altura de 145 metros y cuenta con una superficie máxima de 1.874 kilómetros cuadrados (un área mayor que la ciudad de Londres), se empezó a construir en 2011. Instalada en uno de los afluentes del mayor río del continente, el Nilo Azul, la construcción de la presa ha supuesto para la administración etíope una inversión de unos 4.300 millones de euros, y además sus obras han tenido un coste humano cifrado en varios miles de personas muertas.
No en vano, las autoridades egipcias -cuya dependencia del agua del Nilo para una población que se acerca ya los 120 millones de habitantes en un país mayoritariamente desértico es fundamental- no tardaron esta semana en denunciar su rechazo al llenado "unilateral" y posterior inauguración de la presa ante Naciones Unidas.
El mismo martes, fecha de la inauguración oficial de la presa, el Ministerio de Exteriores del régimen presidido por Al Sisi aseguraba en una carta remitida al Consejo de Seguridad de la ONU reservarse el "derecho a adoptar todas las medidas necesarias" para defender sus intereses y no permitir los "intentos etíopes de controlar unilateralmente" la gestión hídrica tras la puesta en funcionamiento de la colosal infraestructura. La misiva avisaba de que "cualquier idea errónea de que El Cairo podría ignorar sus intereses existenciales en el río Nilo es puramente ilusoria".
Las autoridades egipcias se remontan a la época colonial para reclamar sus "derechos históricos naturales" sobre el río a partir de un tratado de 1929 firmado entre El Cairo y Londres y otro de 1959 suscrito entre Egipto y Sudán. Estos documentos no sólo asignan toda el agua del Nilo a Egipto (el 85%) y a Sudán, sino que también establecen que toda obra de ingeniería hidráulica que pueda afectar al curso del agua debe ser autorizada por estos dos países.
Un conflicto internacional
Desde hace una década trata de resolverse en vano este conflicto internacional. La última ronda de conversaciones tuvo lugar en diciembre de 2023, y durante los últimos años el avance del proyecto ha supuesto ya la suspensión de la cooperación ente Egipto, Sudán y Etiopía. No en vano, los gobiernos de Sudán y Egipto emitieron la semana pasada una nota conjunta en la que denunciaban las acciones "unilaterales" de las autoridades etíopes y advertían de que la presa supone "una amenaza continua a la estabilidad".
Las autoridades sudanesas temen que uno de sus embalses, el de Roseires -situado a poco más de 100 kilómetros de la Gran Presa del Renacimiento Etíope-, sufra pronto las consecuencias de la puesta en marcha de la faraónica infraestructura si el gobierno etíope decidiera desembalsar sin coordinación con sus vecinos desde la nueva presa grandes cantidades de agua.
Por su parte, las autoridades etíopes rechazan los tratados esgrimidos por Egipto y defienden su derecho a contar con una infraestructura llamada a impulsar su economía, confiando en que la Gran Presa del Renacimiento Etíope permita satisfacer las necesidades energéticas de sus 135 millones de habitantes. Asimismo, las autoridades etíopes, que aseguran que la nueva obra supone una "oportunidad compartida", confían en exportar electricidad a países de su entorno como Kenia o Tanzania. En recientes declaraciones de su CEO, la propia empresa constructora, la italiana Webuild, asegura que la “regulación del agua desde la presa creará un beneficio adicional” a los países vecinos.
El río Nilo, cuya cuenca hidrográfica abarca once países, tiene dos afluentes principales: el Nilo Blanco, que se origina en la región de los Grandes Lagos; y el Nilo Azul, que empieza en el lago Tana de Etiopía y aporta al río el 85 % de su agua