Unión Europea

Juncker vincula el futuro del euro con Schengen

Insiste en la relación entre la libre circulación y la unión monetaria. Se muestra confiado en lograr un acuerdo con Londres para evitar «Brexit»

FIN DE LA JUNGLA. El campamento de Calais en Francia, bautizado como «La Jungla», fue ayer desmantelado. En la imagen, los inmigrantes que esperan cruzar a Reino Unido recogen sus pertenencias
FIN DE LA JUNGLA. El campamento de Calais en Francia, bautizado como «La Jungla», fue ayer desmantelado. En la imagen, los inmigrantes que esperan cruzar a Reino Unido recogen sus pertenenciaslarazon

Insiste en la relación entre la libre circulación y la unión monetaria. Se muestra confiado en lograr un acuerdo con Londres para evitar «Brexit»

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, cargó ayer duro contra los Estados miembros. En su primer discurso del año, reconoció no dar crédito a la actitud de la mayoría de los países de no implementar la propuesta de la Comisión para la reubicación de refugiados, aprobada en el Consejo Europeo, o de comenzar controles en fronteras interiores que podrían suponer el fin de Schengen y, con ello, «del mercado interior europeo, del euro». «No voy a renunciar, en particular con aquellos países que se creen que van en la buena dirección negándose a acoger a ningún refugiado. Les tenemos que convencer de que es una decisión que se ha adoptado a nivel europeo y que se debe aplicar», señaló Juncker. Aunque reconoció que aquellos que vienen a Europa «no pueden ser quienes decidan dónde trabajar o vivir», aseguró que en estos momentos la UE «no puede dar lecciones a otros sobre el respeto a los Derechos Humanos», después de ver cómo se está actuando. «Menos arrogancia y más resultados tendría que ser nuestra actitud», dijo.

Así, advirtió de que la Comisión seguirá proponiendo este año nuevas iniciativas para la gestión de los refugiados, aunque ya sabe que no encontrarán un acuerdo unánime entre los países. «Hay que hacer lo que hay que hacer y no hay más remedio», agregó. El flujo de inmigrantes seguirá creciendo y Juncker aseguró que si la UE tuviera que hacer frente a la integración de refugiados que no se quedan en Jordania o Líbano, los principales países receptores de demandantes de asilo, «llegarían millones». Compatibilizar la llegada de inmigrantes con la libre circulación de personas a nivel europeo es sin duda uno de los principales retos. Para los países que han establecido controles fronterizos, Juncker ayer les lanzaba un mensaje demoledor. «Sin Schengen, sin la libertad de movimiento, no tiene sentido el euro. Hay una relación íntima entre la libre circulación de trabajadores y viajeros y la unión económica y monetaria. Qué sentido tiene que tengamos una unión si luego no podemos viajar libremente dentro del continente. No quiero dramatizar esto pero no lo perdamos de vista... En última instancia quien acabe con Schengen enterrará el mercado interior europeo», declaró. Hasta ahora los controles fronterizos que se han establecido entre Dinamarca y Suecia tienen un coste de 300 millones de euros. Continuar por esta senda e imponer controles en fronteras tal y como funcionan ahora «supondría un coste de 3.000 millones de euros». A estos controles fronterizos se suman otras polémicas medidas como la de requisar los bienes de los inmigrantes para sufragar los costes del asilo. Empezó en Dinamarca y Suiza anunció ayer que el Estado se apropiará de los bienes que superen los 1.000 francos suizos (915 euros).

El alarmismo se hizo notar en sus palabras. Apenas se vislumbró un poco de esperanza cuando llegaba el turno de hablar de Reino Unido, con el que se podrá alcanzar un acuerdo en febrero. «Es bastante seguro», así lo señaló el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Se mostró convencido de que las negociaciones con el primer ministro británico, David Cameron, darán con una «solución permanente» para la cuestión británica, aunque hay cuestiones «peliagudas» que aún se están debatiendo.

En cuanto al debate con Polonia, se mostró decepcionado con la cobertura que se le ha dado al asunto. «El debate que se está llevando a cabo en Europa me entristece. La Comisión Europea no tiene problemas con Polonia, tenemos problemas con determinadas iniciativas del nuevo Gobierno polaco. No se puede confundir con el pueblo», matizó.