Kiev y los prorrusos se acusan de atacar un convoy de refugiados

«Son decenas (los muertos). La columna (de refugiados) fue aniquilada prácticamente en su totalidad. Entre los fallecidos «hay muchas mujeres y niños», aseguró un portavoz ucraniano.

Dado que la reunión de cancilleres del domingo en Berlín concluyó sin avances y no hay visos de un acuerdo de alto el fuego, la guerra en el este de Ucrania continuó ayer de forma inexorable. El incidente más grave se registró por la mañana en la región de Lugansk, donde un convoy de refugiados que estaban siendo evacuados fue alcanzado por fuego de artillería, en concreto de baterías de lanzamisiles Grad. «Un potente golpe de artillería alcanzó un convoy cerca de la zona de Jryashchuvatye y Novosvitlivka. La fuerza de la explosión fue tal que la gente murió calcinada en los vehículos, no fueron capaces de salir», aseguraron fuentes gubernamentales, que cifraron en «decenas» el número de víctimas, entre ellas mujeres y niños.

Como sucede cada vez que hay víctimas civiles, las partes se culparon mutuamente del accidente. «Los rebeldes estaban esperando al convoy y lo destruyeron por completo. No hemos podido contar los muertos, pero son decenas», denunció Andrei Lisenko, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional ucraniano. Por su parte, los prorrusos se apresuraron a negar su participación y señalaron al Ejército. «Los propios ucranianos han atacado constantemente esa carretera con aviones y misiles grad. Parece que ahora han matado a más civiles. Nosotros no tenemos la capacidad de enviar grads a ese territorio», declaró Andrei Purgin, viceprimer ministro de la autoproclamada República Popular de Donetsk. Al margen del «accidente», se registraron encarnizados combates, especialmente alrededor de la ciudad de Gorlovka, de 230.000 habitantes, en la carretera que une Donetsk y Lugansk. El Ejército perdió nueve soldados y otros 20 resultaron heridos, después de que los separatistas hayan lanzado en los últimos días varios contraataques.

Mientras, se agrava la situación de la población de Donetsk, donde desde el domingo ya no hay agua corriente (en Lugansk llevan semanas). El convoy humanitario ruso sigue estacionado junto a la frontera esperando un acuerdo. Falta por definir cómo se garantizará la seguridad de la misión de la Cruz Roja, encargada del reparto en la zona.