Política

Adiós a Mandela

La brecha social y racial de Suráfrica

La Razón
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- ¿Queda huérfana la política social surafricana tras la muerte de Nelson Mandela?

–No lo creo. Mandela se retiró hace mucho tiempo de la política activa en Suráfrica y una nueva generación de líderes políticos ( Thabo Mbeki, en primer lugar, y después Jacob Zuma y Tokyo Sexwale, entre otros) han ocupado su lugar desde hace mucho tiempo. Sin embargo, las prioridades políticas siguen siendo las mismas que hace diez años: el equilibrio de las enormes desigualdades entre ricos y pobres y, hasta cierto punto, entre blancos y negros; la reducción del crimen (cuyos niveles decrecen lentamente); la provisión de viviendas para millones de las personas y hacer frente a la cuestión de la redistribución de la tierra.

- ¿Existe en este momento alguien lo suficientemente preparado como para recoger su testigo en su partido, el Congreso Nacional Africano?

–Aunque existan varias personalidades que luchan para alcanzar el poder en las elecciones generales que se celebrarán en 2014, yo no veo ningún «nuevo Mandela» a la vista. Aunque, por otra parte, a decir verdad, ni siquiera considero que Suráfrica necesite uno. Nelson Mandela fue un gran líder capaz de acabar con el «apartheid» y alejar al país de una posible guerra civil. Sin embargo, en estos momentos, Suráfrica necesita un líder que pueda resolver problemas más cotidianos, del día a día y dar soluciones a los grandes problemas económicos y sociales que presenta la potencia emergente.

- ¿Ha manchado el actual presidente del país, Jacob Zuma, el legado de Mandela? ¿Es un político bien valorado entre los surafricanos? ¿Cuáles son sus logros y qué futuro le espera?

–No considero que Jacob Zuma sea un buen político. Posee un cierto encanto, representa la moderación, la espontaneidad y la cercanía, pero no ha sido capaz de hacer frente a los grandes problemas acuciantes del país. Además, él y sus aliados han estado involucrados con frecuencia en varios escándalos de corrupción que han hecho mella en su credibilidad. Ha decepcionado a muchos por este motivo y también por sus movimientos dentro del Congreso Nacional Africano (CNA). Pero también hay que señalar que estos problemas existieron, a su vez, durante la presidencia de Mandela. Los ciudadanos tienden a culpar a los políticos que vinieron después del Premio Nobel de la Paz, pero muchos surafricanos apuntan al hecho de que el propio Mandela fue bastante suave e indulgente cuando se habla de temas como la corrupción y la lucha contra la emergencia del VIH. En la actualidad, Suráfrica es el país con más infectados de sida en todo el continente y él fue quien, en cierto modo, estableció el patrón que luego seguirían otros políticos.

- ¿Sigue el «apartheid» presente de alguna manera en Suráfrica? ¿La discriminación racial sigue vigente hoy?

–Las secuelas del «apartheid» están todavía muy presentes en todos los rincones de Suráfrica, desde la arquitectura y la planificación de las ciudades a las relaciones entre blancos y negros; de las flagrantes notorias desigualdades económicas entre las diferentes comunidades que habitan el país, al irreparable daño causado en la economía y el sistema educativo que sigue presente. Lo que el mundo tiene que entender en este punto es que todavía tendrán que pasar varias décadas para que la Nación del Arcoíris pueda abordar todos los problemas creados por el régimen de la persecución racial. Pero, sin duda, podemos decir que los actuales dirigentes de Suráfrica no están haciendo todo lo posible y suficiente para resolver esas fracturas.

*Periodista y colaborador de «Time» y «The Guardian». Preguntas elaboradas por Ángel Nieto