La desbocada violencia de Ortega deja el diálogo al borde de la ruptura

El recrudecimiento de la violencia, que el fin de semana se cobró al menos 14 vidas, tiene al borde de la ruptura el diálogo para resolver la crisis que deja más de 300 muertos en casi tres meses de protestas contra el régimen del presidente Daniel Ortega, Pese a la presión nacional e internacional, Ortega no cede y mantiene la violencia contra la población. El riesgo de que estalle una guerra civil de consecuencias fatales, crece día a día. El último episodio de la batalla en las calles se vivió este pasado domingo. Hombres de civil, con capuchas negras y fuertemente armados, entraron con la Policía a las seis de la mañana en Jinotepe y Diriamba, en el departamento de Carazo, derribando barricadas que habían levantado opositores, produciéndose un fuerte tiroteo, denunciaron testigos y grupos de derechos humanos. «Esto ha sido un horror. Tenemos mínimo 14 muertos, pero pueden ser más. Se incluyen al menos un antimotín, un paramilitar y dos policías. La peor parte la llevó la resistencia [oposición», dijo la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez. Ante la agudización de la crisis, la Conferencia Episcopal anunció que valora «seriamente la continuación en el diálogo», del que es mediador. Supuestamente oposición y Gobierno deberían de sentarse a la mesa esta semana –sin haber cerrado todavía un día determinado–. «No podemos seguir sentándonos con los representantes de un Gobierno que miente, que no acepta su responsabilidad y continúa atacando y masacrando a la población», dijo el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez. Por su parte Ortega, quien reapareció en un multitudinario acto de seguidores, tras más de un mes sin salir en público, tildó a los manifestantes de «asesinos» y «delincuentes» que tienen bajo caos al país. Y reitero que no habrá adelanto de elecciones como exige la oposición. Señaló que los comicios se celebrarán en 2021 y no en marzo de 2019.