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La incógnita de mañana

La Razón
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Parece difícil dibujar el futuro cercano de Brasil sin la figura de Jair Bolsonaro. Según la encuestadora Datafolha, el ex militar y populista de derechas aventaja en un 12% a su rival, el izquierdista Fernando Haddad, en la segunda vuelta de hoy. A pesar de que en los últimos días el candidato de Lula se ha ido acercando al ex militar y probable futuro presidente del Brasil, lo cierto es que la ventaja parece irreversible. La pregunta que se está haciendo la comunidad internacional no es tanto quién va a ganar sino qué va a pasar en el gigante y relevante Brasil a partir de mañana. La prensa internacional lo critica y lo confronta; cuestiona su talante autoritario. Los mercados lo estudian y tampoco parecen tan optimistas. Y la izquierda brasilera no ha sabido qué hacer para evitar su triunfo. Sin embargo, está claro que la mayoría de los brasileros desea su victoria y anhela un nuevo régimen que ponga orden, que acabe con la corrupción y resuelva los graves problemas sociales de manera rápida, casi inmediata.

En lo que respecta a América Latina, Bolsonaro ya sostuvo un primer acercamiento telefónico con el presidente argentino, Mauricio Macri. Ambos países son socios claves desde lo comercial. Económicamente la simbiosis es indispensable. Adicionalmente, todo parece indicar que Bolsonaro será un aliado en la lucha por la libertad en Venezuela. Son varias las razones que justificarían un posicionamiento contra Caracas. Por un lado, su antagonismo extremo con la izquierda y su cercanía ideológica con Iván Duque, presidente de Colombia. Asimismo su pasado militar que, en principio, no despreciaría el uso de la fuerza para resolver conflictos importantes. Y, por último, su simpatía por Donald Trump.

Ciertamente, el riesgo de la llegada de Bolsonaro al poder para Venezuela es la alimentación del discurso chavista acerca de la victimización por una posible invasión extranjera. La llegada de Bolsonaro le daría más elementos a Maduro para buscar culpables donde no los hay, para perseguir a opositores y justificar medidas extremas. Sin embargo, la magnitud del desprestigio del Gobierno venezolano es tan evidente en Latinoamérica que cualquier reacción desairada del dictador podría terminar por fortalecer la figura del populista de derecha brasilero. De esta manera, se acercaría a otros líderes latinoamericanos que –ignorando sus posibles amenazas– lo verán como aliado en la tarea por conquistar la libertad en Venezuela.Para la región, Bolsonaro realmente es más un acertijo que una certeza. La preocupación de la prensa se fundamenta es especulaciones. Quizás, como ha ocurrido con Trump, el pragmatismo no ideologizado termine por iluminar sus pasos como próximo presidente.