Francia

La psicosis por los conductores suicidas pone en alerta a Francia

La Policía descarta el móvil yihadista en un atropello en Nantes

Varios policías inspeccionan la furgoneta en el mercadillo de Nantes
Varios policías inspeccionan la furgoneta en el mercadillo de Nanteslarazon

Una decena de personas resultaron heridas, cinco de ellas de gravedad, después de que un hombre empotrara la camioneta que conducía contra una caseta del mercado de Navidad de la localidad francesa de Nantes, en el noreste del país.

Francia se recuperaba ayer de los dramas de Dijon y Joué-lès-Tours del fin de semana –un atropello múltiple y el apuñalamiento «yihadista» de varios policías, respectivamente–, cuando a última hora de la tarde una camioneta atropellaba a 17 personas en Nantes antes de empotrarse contra una caseta. Los hechos tuvieron lugar en pleno corazón de la ciudad, en el mercadillo de Navidad, que a esas horas se encontraba abarrotado. Cinco de los viandantes están heridos de gravedad, y el conductor intentó suicidarse sin éxito apuñalándose hasta en nueve ocasiones, según adelantaba «Le Figaro». La pregunta es cómo pudo llegar este hombre hasta la Plaza Royal, un lugar reservado a los peatones y al que sólo se puede acceder con un pase especial.

En principio, este acto criminal no tiene connotaciones radicales. La Policía habría encontrado en el interior de la camioneta un cuaderno en el que había escritas una serie de frases «incoherentes», lo que hace pensar que podría tratarse de una persona desequilibrada. Pero es el tercer caso en tres días y la alarma crece en Francia. Tanto que ya por la mañana el presidente François Hollande pedía que «no se ceda al pánico». Por su parte, su primer ministro, Manuel Valls, aseguraba que Francia nunca había «conocido un peligro tan grande en materia de terrorismo», palabras corroboradas por el fiscal de la República de París, François Molins, que aseguró que «las informaciones que poseemos muestran que la amenaza es cierta».

Sin embargo, en el caso de Dijon, la Fiscalía descartó el móvil terrorista, al considerar que se trata también de la acción aislada de un perturbado. El agresor, un hombre de 40 años, habría pasado hasta 157 veces por el psiquiátrico en los últimos trece años. Sus explicaciones son confusas, pero ha dicho a la Policía que decidió su acción –atropellar a varios viandantes en Dijon– después de ver un programa sobre los regalos de Navidad para los niños, y pensar en la situación de los que viven en Chechenia y Palestina. Asegura que gritó «Alá es grande» para darse ánimos.

Sobre el atentado del sábado en la comisaría de Joué-lès-Tours, el fiscal antiterrorista de París ofreció más datos acerca de las investigaciones y la personalidad del agresor, Bertrand Nzohabonayo, alias «Bilal», que acuchilló a tres policías también en nombre de Alá antes de ser abatido. El joven fue a comisaría sin portar ningún símbolo religioso y ocultó el arma, un cuchillo con una hoja de 33 centímetros, detrás de la espalda. Bertrand tenía 20 años, había nacido en Burundi y vivía de forma regular en Francia con su madre y sus hermanos. Su hermano Brice, un año más pequeño, es conocido por los Servicios de Inteligencia desde que su madre alertara a la Policía en agosto de 2013 «de su radicalización» y alarmada por la influencia que «podría ejercer sobre su hermano Bertrand», según el fiscal. La hermana de Bertrand, que vive en Joué-lès-Tours, quedó ayer libre sin cargos después de contar a la Policía que son una familia católica y que él se convirtió al islam a los 17 años, un año después que su hermano Brice. Éste fue detenido ayer en Burundi y está siendo interrogado por la Policía local.