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Del «Rusiagate» al llanto de Melania: El explosivo libro que Trump quiere prohibir
El equipo legal del presidente trata de impedir la publicación de «Fuego y Furia», un libro que documenta el caos que reina en la Casa Blanca. Tras sus duras acusaciones contra la familia Trump, el ex asesor Bannon recula y reitera su lealtad al magnate ante las advertencias de sus abogados
El equipo legal del presidente trata de impedir la publicación de «Fuego y Furia», un libro que documenta el caos que reina en la Casa Blanca. Tras sus duras acusaciones contra la familia Trump, el ex asesor Bannon recula y reitera su lealtad al magnate ante las advertencias de sus abogados.
Donald Trump está echando toda la caballería sobre el autor y la editorial del libro explosivo que contiene informaciones reveladoras sobre él y su familia. Un abogado del presidente de Estados Unidos reclamó ayer que se cancele inmediatamente la publicación y difusión de la obra que explica su Presidencia y rechaza que su objetivo fuera llegar a la Casa Blanca, entre otras bombas informativas. El letrado Charles Harder pidió al autor de «Fuego y Furia», Michael Wolff, y a su editorial que «cesen y desistan de cualquier publicación, revelación o diseminación» del nuevo libro, informaron ayer medios locales.
El libro, del que el miércoles se divulgados algunos extractos en la revista «New York Magazine», recoge que el objetivo de Trump no era llegar a ser presidente e imponerse a la candidata demócrata, Hillary Clinton, sino potenciar su marca. Además, también revela que Ivanka Trump aspira a ser presidenta de Estados Unidos y que Melania Trump, la primera dama, lloró de pena cuando supo que su marido había ganado las elecciones el 8 de noviembre.
Los letrados de Trump aseguran que las declaraciones son falsas. «Estamos investigando numerosos comentarios falsos y sin base que ha hecho usted sobre el señor Trump», informó el defensor del presidente de EE UU al autor de la obra, que sale hoy a la venta. En el escrito, recogido por medios locales, explicó que estudian la posibilidad de que el libro caiga en invasión de la privacidad y difame a Trump y a su familia.
Pero lo que parece haber irritado más al presidente son las duras críticas de su consejero favorito hasta agosto, el polémico Steve Bannon, que tacha de inútiles y traidores a su hijo, Donald Jr.; su yerno, el todopoderoso Jared Kushner, y su hija Ivanka. En un comunicado que ha recorrido los centros neurálgicos de Estados Unidos como la declaración de guerra que es, Trump afirma que «Steve Bannon no tiene nada que ver conmigo o con mi Presidencia. Cuando fue despedido, no sólo perdió su trabajo, perdió la cabeza». «Steve trabajó para mí», explica el presidente, «después de que ya hubiera ganado la nominación al derrotar a otros diecisiete candidatos, a menudo descrito como el grupo más talentoso que haya reunido en el Partido Republicano».
No hay compasión hacia el periodista y ex director del periódico sensacionalista «Breibart News» y considerado como el ideólogo fundamental de la llamada «alt-right» o derecha alternativa. Un segmento de población clave en la victoria de Trump en 2016 por su militancia. «Ahora que está solo –abunda el comunicado– Steve está aprendiendo que ganar no es tan fácil como parece viéndome. Steve tuvo muy poco que ver con nuestra histórica victoria, debida a los hombres y mujeres olvidados de este país. Sin embargo, tuvo todo que ver con la pérdida de un escaño en el Senado en Alabama que había sido republicano durante más de treinta años. Steve no representa mi base».
En un giro típico de la retórica que abanderó con su hoy íntimo enemigo, Trump acusa a Bannon de estar conchabado con los medios: «Los llama el partido de la oposición, pero dedicó su tiempo en la Casa Blanca a filtrar información falsa a los medios para jugar a que era más importante de lo que en realidad era». Según Trump, «Steve rara vez asistió a una reunión cara a cara conmigo y sólo pretendía tener influencia para engañar a unas pocas personas que no se enteran de nada, y a las que ha ayudado a escribir libros mentirosos». Entre otras cosas, Bannon le habría dicho a Wolff que la reunión del hijo de Trump y sus asesores de campaña con gente vinculada al Gobierno ruso fue «traidora» y «antipatriótica». «Los tres tipos principales de la campaña», comenta Bannon, «pensaron que sería una buena idea reunirse con un Gobierno extranjero en la Torre Trump, en la sala de conferencias del piso 25, sin abogados. No tenían ningún abogado (...) Incluso si crees que esto no fue traicionero, o antipatriótico, o sencillamente una mierda, como yo creo, deberían de haber llamado al FBI inmediatamente». «En caso de haberse celebrado la reunión», añade, «tendría que haber sido en un Holiday Inn de Manchester (New Hampshire) con sus abogados y esas personas».
Trump, que, según el «New York Times» habría reaccionado escribiendo junto a sus asesores hasta tres borradores del comunicado que finalmente llegó a los medios, habría amenazado a Bannon con acudir a los tribunales si este continúa hablando con los medios. Su comunicado acaba con un llamamiento a la unidad del partido y el máximo desprecio por su viejo aliado, al que describe como un egoísta y un pirómano: «Tenemos muchos republicanos en el Congreso y candidatos que apoyan mucho la idea de hacer grande a América otra vez. Igual que yo, aman a Estados Unidos y están ayudando para que finalmente recuperemos y reconstruyamos nuestro país, en lugar de dedicarse a tratar de quemarlo todo».
Cuesta creer que Bannon esté sorprendido por la reacción del presidente. Han trabajado juntos durante meses y conoce bien su carácter mercurial. Imposible no esperar algo así después de que le asegurara a Wolff que tras la reunión con los rusos, «la posibilidad de que Don Jr no fuera con esos rollos hasta la oficina de su padre, en el piso 26, equivale a cero». Todavía más duro es su predicción de lo que aguarda en los próximos meses, con el fiscal especial, Robert Mueller, empeñado en depurar las posibles relaciones del círculo íntimo de Trump y el Gobierno ruso: «Están sentados en una playa tratando de parar [un huracán] de categoría cinco».
Frente al cruce de acusaciones, ayer se asistió a un intento de apaciguar las aguas entre Trump y su ex asesor. Bannon reiteró su apoyo al presidente y aseguró que es «un gran hombre». En una charla en Radio Breitbart, aseguró que «nunca nada se interpondrá» entre él y el presidente, a pesar de que los abogados de Trump le enviaran a última hora de ayer el documento legal. Además, el ex asesor elogió la figura de Trump y aseguró que es «un gran hombre» que apoya «día tras día».
Preguntado por los periodistas en el Despacho Oval por si considera que Bannon le ha traicionado, Trump respondió: «No sé, anoche me llamó un ‘gran hombre’, así que obviamente ha cambiado de actitud bastante rápido». No obstante, dijo que ya no está en contacto con su ex asesor: «No hablo con él».
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