Reino Unido
Los españoles en el limbo británico tras el Brexit
El derecho de los más de 200.000 españoles que viven en Reino Unido no está garantizado y no obtienen respuestas
Un muro se ha levantado entre los dos países que consideran «su hogar» y ven con estupor cómo se han convertido en moneda de cambio en el proceso de separación. Como consecuencia, el derecho de los más de 200.000 españoles que viven en Reino Unido no está garantizado y no obtienen respuestas
«Me iré de Londres si la City financiera desaparece»
Helena Clavel, economista. 23 años como residente
«Como me lo pongan difícil, me voy. Eso sí, me iré contenta». Así de tajante se muestra Helena Clavel, que hace 23 años llegó desde Murcia a la isla británica. Economista de profesión, afirma que no ha pedido la residencia ni la nacionalidad, pese a que cumple todos los requisitos para conseguirla. «Mi marido y yo llevamos años pagando el 50% de nuestros impuestos aquí. No uso los servicios públicos porque tengo seguro médico privado y mis hijos van a un colegio privado. Somos ciudadanos modélicos», dice. Eso sí, no se anda con rodeos. «Si hay un ‘‘hard Brexit’’ no me compensará quedarme. Quiero estar cómoda en el lugar donde viva. Tras el referéndum se ha dado legitimidad a la población racista. Se quejan de los europeos. Yo, por ejemplo, vivo en Kensington, un barrio acomodado, y a los británicos les fastidia que extranjeros vivan aquí, que se hable en otro idioma. Te miran más, te sientes observada», lamenta. Como experta en el sector financiero asegura que hasta ahora, la normativa que se aplicaba con países de la UE no era la misma que se utilizaba con clientes de Oriente Medio o EE UU. «Si te dedicas a las finanzas estás en Londres porque es donde se cuece todo, si esta situación cambia, no tiene sentido estar aquí. En el momento en el que el banco no pueda operar con libre capital, adiós», concluye.
«La importación de productos ha subido un 14%»
José Pizarro, chef. 18 años en Reino Unido
Llegó con una mano delante y otra detrás. Le dijeron que Reino Unido suponía una buena oportunidad para los chefs españoles y no lo dudó. Ahora, 18 años después considera Londres su segunda casa. «No es justo que quieran levantar un muro entre los dos países que amo», confiesa José Pizarro. Su arte culinario se ha convertido en referencia y este sábado abre su cuarto restaurante en la capital británica, «Little José» se llamará. Aun así, el Brexit no le ha puesto las cosas fáciles. «Por el momento ya lo estamos notando en la subida de precios, los productos de importación han subido ya hasta un 14%. También me preocupa mucho mi personal. Siempre soy positivo y no me verán mala cara. Les digo que de aquí no nos va echar nadie y que de ésta vamos a salir», afirma. Para hacer frente a esa subida de precios, tendrá que hacer frente aumentado el de su carta. Eso sí, no más de un 10%, lo cual implica que sus beneficios se recortarán. De los 100 empleados que tiene su negocio, sólo cuatro son británicos. El resto son todos europeos. «La economía británica sin personas como yo o mis camareros no funcionaría. No puedo cerrar cuatro negocios porque Reino Unido se iría al carajo», dice este chef extremeño que confiesa que cuando conoció el resultado del referéndum «lloró de impotencia».
«El sistema de salud no sobrevivirá sin los europeos»
Ana Reyes, enfermera. Llegó hace 3 años
«La mayoría de la plantilla de enfermeros de los hospitales públicos de Reino Unido son profesionales europeos», analiza Ana Reyes, una malagueña que se mudó hace tres años a Londres para especializarse como matrona. Tras trabajar como «au pair» para mejorar su nivel de inglés y varios meses más tarde como enfermera en varios centro sanitarios, ahora estudia la especialidad de matrona en la City University al tiempo que realiza sus prácticas en Royal London Hospital. «Si llega el momento en el que te inviten a irte, el sistema de salud caerá en picado, no se puede mantener», sentencia. Actualmente, su salario lo paga el sistema de salud británico y no sabe lo que le ocurrirá en los próximos meses. «Confío en que los trámites para solicitar la residencia serán más fáciles para los que somos europeos o, por lo menos, más baratos», dice confiada, al tiempo que insiste en que los británicos «no son conscientes de lo que han hecho». Según narra, los pacientes británicos aprecian el trabajo de los españoles «porque somos mucho más agradables que los británicos. Ellos son más fríos».
«Temo que pongan cuotas en los colegios públicos»
Lucía Giménez, Marketing Manager. 10 años en el país
Su novio, alemán, vivía en Londres y ella decidió mudarse a la City hace 10 años ya que él trabaja en finanzas y, claro, con tal profesión, hasta ahora, la capital británica era «the place to be». Lucía trabaja en el departamento de marketing de una empresa de artículos de lujo y también en este sector se ha hecho notar el divorcio de Londres con Bruselas. «La libra en caída libre ha ayudado a que se vendan más artículos de lujo. Mi industria está boyante, pero no durará mucho. Cuando bajó la libra un 30% tras el Brexit todos los productos eran más baratos. Sin embargo, con el paso de los meses los precios se han ajustado y el consumo se ha ralentizado», analiza esta bilbaína que reconoce que la mitad de su equipo son ciudadanos extranjeros. En relación al trabajo de su esposo, en un fondo de inversiones, dice que directamente no se verá afectado por el Brexit, pero sí podría hacerlo de manera indirecta. «Dependiendo de lo que pase con la situación y la libra, puede que haya más riesgos y que los inversores retiren su dinero a otras plazas menos volátiles», explica. En cuanto a la educación de sus tres hijos, Lucía sí muestra preocupación. «Van a un colegió público y temo que con el Brexit se ponga un cupo para extranjeros. Ahora sólo tienes que vivir en el barrio para que te cojan», asegura.
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