Afganistán

Más de un centenar de talibanes mueren en Pakistán tras 5 días de bombardeos

Un nuevo bombardeo de la Fuerza Aérea paquistaní provocó hoy la muerte de 30 talibanes, lo que eleva a más de un centenar el número de insurgentes fallecidos en los últimos cinco días mientras el Gobierno sopesa una ofensiva a gran escala. Los ataques tuvieron lugar a primera hora en diversos puntos de las regiones de Waziristán del Norte y del Sur, según una comunicación enviada a Efe por una fuente militar, que situó en 30 el número de insurgentes muertos en esta nueva oleada.

La nota detalla que los bombardeos de hoy se produjeron en dos ubicaciones del valle de Shawal, concretamente Paré Gar y Razan Nala, y en un enclave de Waziristán del Norte denominado Pasht Ziarat, y que "numerosos"refugios insurgentes fueron destruidos.

Los nuevos bombardeos, confirmados a Efe por fuentes de la Administración civil, parecen refrendar la estrategia de las autoridades paquistaníes de recuperar la iniciativa frente a la insurgencia, con la que inició conversaciones de paz hace tres semanas.

El viernes pasado, el Ejecutivo de Pakistán anunció que suspendía el diálogo ante la persistencia de las acciones armadas del principal grupo talibán, el TTP, y lo hizo solo horas después del primer bombardeo lanzado en los últimos días por la Fuerza Aérea.

En un primer momento, las incursiones de los aparatos de la Fuerza Aérea parecieron, como en ocasiones anteriores, solo una respuesta puntual a la muerte de dos militares en atentados talibanes, pero desde entonces los bombardeos no se han detenido.

Desde el pasado jueves por la noche, los operativos aéreos han costado la vida a más de un centenar de talibanes, según el recuento de los militares.

El asesor especial de seguridad del Gobierno paquistaní, Artaj Aziz, indicó ayer que el Gabinete está incluso sopesando la opción de dar luz verde a la operación militar, aunque a ojos de analistas locales parece poco probable que haya una invasión terrestre de la zona.

"El Gobierno ha visto que tenía que revertir la situación por la fuerza, pero no creo que estén seguros de la escala de la ofensiva que quieren lanzar. Seguramente se limitará a una operación para debilitar a la insurgencia", dijo hoy a Efe el analista y exegeneral Talat Masud.

"Con estos bombardeos, las autoridades paquistaníes contrarrestan la postura tan agresiva que tenía desde que se inició el diálogo el TTP, que seguía matando y, a la vez, difundía toda su ideología con la excusa de las conversaciones", opinó Masud.

"La intención de todo esto es ponerlos en su lugar antes de volver a la mesa de negociación", sentenció el militar retirado, que añadió que una operación terrestre presentaría muchos obstáculos y requeriría una enorme cantidad de tropas.

"Además, si no hay colaboración desde el otro lado de la frontera por parte de afganos y estadounidenses, una intervención por tierra no sería efectiva, porque los talibanes se limitarían a cruzar y esperar", añadió Masud.

Una dificultad añadida de la ofensiva a gran escala sería la enorme cantidad de refugiados que provocaría y que se añadiría a los cientos de miles de desplazados por las operaciones militares que se realizaron en 2009 en Waziristán del Sur y el valle norteño de Swat.

Tras aquellas ofensivas, Waziristán del Norte se constituyó como el principal bastión del TTP, pero tanto los militares como el Gobierno paquistaní se han abstenido de lanzar una nueva operación, entre otras razones por el riesgo de que los talibanes respondan con una ola de atentados en todo el país.

El cinturón tribal paquistaní, un territorio que nunca ha estado bajo completo dominio del Estado, sirve de refugio a numerosos grupos extremistas que hostigan no solo a las fuerzas paquistaníes, sino también a las tropas aliadas en el vecino Afganistán.

A raíz de la actividad en suelo afgano de diversas facciones yihadistas ligadas a Al Qaeda, Washington ha solicitado en los últimos años una intervención militar en Waziristán del Norte, pero ha topado siempre con la reticencia paquistaní.

La actual situación de indefinición de los objetivos militares y estancamiento en las negociaciones ha puesto en evidencia la confusión de los partidos políticos mayoritarios en cuanto a la estrategia institucional de lucha contra la insurgencia.

La falta de una política antiterrorista de un Gobierno que no cuenta ni con un solo experto en la materia ha sido ampliamente criticada por otras formaciones, aunque la mayoría de partidos han mostrado también una marcada ambigüedad al respecto.

Mientras, la actividad del TTP no ha parado de crecer en el último año y se ha roto una tendencia a la baja iniciada en 2010.

De acuerdo con un informe del Instituto Paquistaní de Estudios de Paz, el año pasado se cometieron en el país asiático más de 1.700 atentados -un 61 % de ellos perpetrado por el TTP y sus aliados- en los que murieron cerca de 2.500 personas, un 19 % más que en 2012.

Todo ello sucede en un contexto cada vez más incierto y potencialmente explosivo por la retirada del grueso las tropas de la OTAN de Afganistán, que concluirá a final de año, y la ausencia de buenos augurios respecto a la pacificación en el país vecino.