Oriente Medio
Una milicia a las órdenes del «sheriff» de Israel
El ministro de Seguridad Interior, el ultra Ben Gvir, reclama 2.000 agentes para «restaurar el orden» con su nueva Guardia Nacional
El parón temporal de la reforma judicial anunciado por Benjamin Netanyahu, que según sus detractores es un as bajo la manga para ganar tiempo, vino acompañado de una nueva concesión a la ultraderecha judía. Para contener las amenazas de los radicales, que insinuaron una posible salida de la coalición si «Bibi» detenía sus planes para erosionar la separación de poderes en Israel, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, fue premiado con su soñada guardia nacional. Desde su llegada al poder, el ministro responsable de la Policía reclamó el establecimiento de un nuevo cuerpo para «restaurar la gobernanza allá donde se requiera».
Ayer, Ben Gvir aseguró que pedirá al Consejo de Ministros el reclutamiento de 2.000 agentes, que responderán directamente a sus órdenes. Desde el inicio de las protestas antigubernamentales, el ministro colisionó repetidas veces con los mandos policiales, ya que ordenó reprimir con mayor contundencia los cortes de carretera perpetrados por «anarquistas». Si se cumplen sus planes, el «sheriff» de Israel –carente de experiencia operativa al ser vetado del Ejército por postulados supremacistas– tendrá vía libre para reprimir.
El líder de la facción Poder Judío, inculpado en el pasado por incitación racista y enaltecimiento del terrorismo, anunció ayer que el nuevo cuerpo tendrá la misión de combatir «crímenes nacionalistas y el terrorismo». Sus opositores, que salieron a las calles de Tel Aviv para protestar por la iniciativa, prometieron que «no permitiremos que se formen milicias fascistas al servicio del kahanismo».
Dada su reputación de heredero del ilegalizado partido Kach, que promovía la expulsión de todos los árabes de la tierra de Israel, el temor extendido es que la nueva fuerza reclute a los elementos más radicales de los asentamientos judíos en Cisjordania, que en los últimos meses redoblaron sus ataques impunes a palestinos. Antes de acceder al Gobierno, Ben Gvir lucía en su hogar un cuadro de Baruch Goldstein, terrorista judío que ametralló a 29 feligreses musulmanes en Hebrón en 1994. También fue de los principales incitadores del asesinato del primer ministro laborista Isaac Rabin en 1995, disparado por un radical judío en Tel Aviv tras iniciar el proceso de paz con los palestinos.
En la última campaña electoral, Ben Gvir recabó apoyos más allá de las colonias de Cisjordania con su promesa de restaurar el orden en partes del desierto del Negev, donde existen incontables comunidades árabes beduinas irregulares. Ante la falta de reconocimiento del Estado y la nula existencia de infraestructuras, las bandas criminales campan libremente, y se producen habituales robos en terrenos agrícolas o reyertas violentas entre clanes familiares.
A su vez, el ministro de Seguridad Nacional prometió reforzar la seguridad en las ciudades mixtas de Israel como Lod o Ramle, donde en la última guerra de Gaza en 2021 se produjeron graves altercados entre árabes y judíos. Bajo la premisa de defender a los lugareños judíos, colonos armados de Cisjordania sembraron entonces la semilla de la Guardia Nacional» que promueve Ben Gvir.
«Es una necesidad crítica para el Estado de Israel, y sin ella no podremos proteger la seguridad de nuestros ciudadanos para combatir el terrorismo, la protección (pagos que reclaman mafias a cambio de proteger propiedades en el Negev) o crímenes nacionalistas», consideró Ben Gvir. Pese a que Israel es uno de los Estados más militarizados del mundo, defendió que el nuevo cuerpo «será utilizado en diferentes situaciones de emergencia».
En caso de aprobarse su constitución, se establecerá un comité con representantes de los ministerios de Defensa, Justicia, Finanzas, la Policía, el Ejército y la oficina del primer ministro para aclarar las áreas de actuación de la nueva guardia nacional». Si se aprueban los presupuestos requeridos y sus autoridades, Ben Gvir contará con 60 días para formar el cuerpo.
Pese a que ya existe el Mishmar Hagvul, la policía militar desplegada en puestos de control o zonas de habitual fricción en Cisjordania y Jerusalén, la justificación del ministro de Seguridad Nacional es que «así se permitirá a la Policía concentrarse en su rol tradicional, cuya operativa se vio alterada por repetidos incidentes».
Quienes más temen la formación de la “guardia nacional” son los árabes. Ayman Odeh, diputado del partido Hadash-Ta’al, comparó el nuevo cuerpo con “los camisas marrones”, las milicias paramilitares nazis que ayudaron a Adolf Hitler a tomar el poder en Alemania. Según la Asociación de Derechos Civiles de Israel (ACRI), la nueva fuerza lastrará la aplicación igualitaria de la ley en el país. Además, consideran que politizará la policía y creará dos sistemas legales diferenciados, que comportará una mayor represión de la población árabe. “Una fuerza policial vinculada a un político supone un claro riesgo a la democracia y los derechos humanos”, alertó ACRI. El Tribunal Supremo prohibió a Ben Gvir dar órdenes directas a los capos policiales para reprimir las protestas contra la “reforma judicial”.
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