Oriente Medio

“Mr. Erbil”, los otros barbudos de Irak: dandis contra los radicales

Nacieron en plena guerra contra el estado islámico con el objetivo de mostrar la «otra cara» del conflicto. Ahora son líderes en instagram.

Varios miembros del club masculino Mr. Erbil posan en la plaza principal de la capital del Kurdistán iraquí
Varios miembros del club masculino Mr. Erbil posan en la plaza principal de la capital del Kurdistán iraquílarazon

Nacieron en plena guerra contra el estado islámico con el objetivo de mostrar la «otra cara» del conflicto. Ahora son líderes en instagram.

Cuando miramos a Oriente Medio desde Occidente solemos caer en tópicos y arquetipos que no se ajustan a la realidad o, al menos, no a su totalidad. Enfoques condicionados, inoculados en muchas ocasiones por intereses políticos y geoestratégicos que dibujan en nuestro imaginario un paisaje a modo de nebulosa en la que deducimos que todos los que allí residen son fanáticos, hombres de guerra y, en cierto modo, incivilizados. Como símil valdría el argumento de que todos los italianos son «fashion», que los sureños son unos vagos o que los franceses son arrogantes.

Para desmontar la imagen que en el mundo se tiene de los iraquíes, sirios, libaneses y demás países de aquella amalgama de religiones y creencias ha surgido un club de jóvenes que se hacen llamar «Mr. Erbil», tomando el nombre de la capital kurda iraquí, cuyo objetivo es mostrar la riqueza de un país otrora gobernado con puño de hierro por Sadam Husein, más tarde destrozado por una invasión de potencias extranjeras y más recientemente aplastado por el Estado Islámico (EI).

Ellos también son barbudos y lucen con orgullo su vello facial recortado y encerado con esmero. Podría decirse que son «los otros» barbudos, «los buenos», pues no tienen nada que ver con los yihadistas así denominados coloquialmente. No les gusta que se les tache de «hipsters» porque, nos cuentan, eso son «etiquetas» más occidentales, pero lo cierto es que a simple vista responden a la perfección a esta tribu urbana tan popular en los últimos años. Combinan sus barbas con tupés, gafas y estilismos muy cuidados: chaquetas entalladas, pitillos y calzado ausente de calcetines. Una imagen, sin duda, poco frecuente como pueden constatar todos aquellos que hayan visitado alguna vez en su vida Irak.

Hablamos con ellos para que nos cuenten cómo surgió esta arriesgada apuesta en territorio hostil y cómo han pasado a convertirse en todo un fenómeno en las redes sociales: en Instagram rozan los 92.000 seguidores. En plena ofensiva contra el Estado Islámico (EI), a finales de 2015, y a muy pocos kilómetros de Mosul, capital del «califato», un grupo de amigos que compartían el amor por su región –el Kurdistán, que no solo incluye a Irak, sino también a Siria, Turquía e Irán–, así como su pasión por la moda decidió crear el primer club de caballeros (gentlemen club) iraquí. «Nos interesa el estilo, el diseño y la moda. Nos inspiramos en el evento Pitti Oumo (un hito de la moda que se celebra todos los años en Italia) para montar algo similar en el Kurdistán y, al mismo tiempo, promover nuestra hermosa cultura y los lugares históricos al mundo», dicen desde este club liderado por Omer Nihad. En sus inicios eran alrededor de 30 hombres, ahora, el núcleo duro lo conforman 15, «los elegidos» y transmisores del espíritu fundacional. «Hicimos todo esto en un momento en el que los jóvenes de aquí, debido a la situación, intentaban buscar una vida mejor en Europa renunciando a sus sueños y metas. Queríamos mostrarles que, a pesar de todas las luchas, barreras y guerras en curso, nunca deberíamos rendirnos. Estábamos protegidos por nuestros hermanos y hermanas peshmerga», afirman en relación a las milicias kurdas que han sido clave en la derrota del EI. En resumen, proyectar hacia el exterior una estampa poco frecuente y animar al foráneo a visitar su tierra sin miedo y descubrir sus riquezas. Pero no todo fue sencillo, claro está. «La gente pensaba que hacíamos esto para ser populares en las redes sociales. Nos criticaron mucho porque cuando nacimos era un momento muy duro, los yihadistas estaban muy cerca de nosotros y la gente lo estaba pasando muy mal. Nos decían que no era un momento para hacer estas cosas», recuerda Nihad. Pero ellos siguieron adelante.

A 15 minutos del estado islámico

También sortearon la crisis económica por la que atraviesa el país. Buscaron financiación de los bancos, pero todos nos rechazaban. Los mecanismos de pago para vender su ropa, por ejemplo, no funcionaban. El país vivía su enésima crisis y no se veía un futuro demasiado prometedor. Pero no desistieron. «Fíjate, teníamos al Estado Islámico a 15 minutos de nosotros y la guerra continuaba de día y de noche, pero nosotros nos sentíamos protegidos y no teníamos miedo. La vida en Erbil era normal, la gente iba a trabajar y salía con amigos a cafés y restaurantes, pero los medios nunca lo mostraron. Solo hablaban de guerra y guerra, así que teníamos que hacer algo», dicen. En sus numerosos «shootings» aparecen lugares históricos y emblemáticos de la región. Insisten en que en ningún momento quisieron frivolizar con el tema, tan solo hablar de una realidad paralela que se mantenía oculta. Y consiguieron su objetivo, con el paso de los meses, ciudadanos de todo el mundo comenzaron a seguirles en las redes, se hicieron virales. «Personas de Europa, Estados Unidos, Reino Unido, Suramérica, Australia, Asia y África nos preguntaban sobre Erbil y la región del Kurdistán. No sabían que aquí se podía hacer vida normal. La primera imagen que les venía a la mente fue la guerra y el asesinato de personas, pero nos alegramos de que pudiéramos cambiar esto», reconoce su fundador. Además, quieren también mitigar ese concepto de guerras tribales y así, en el seno de «Mr. Erbil» hay «gentlemen» de entre 20 y 30 años de diferentes confesiones y nacionalidades. ¿El hecho de que sean solo hombres no potencia la idea del machismo que se atañe a esta zona del globo? «Para nada, nosotros también difundimos los éxitos de nuestras mujeres. Es mentira que aquí ellas se queden en casa o que no se les permite trabajar o expresarse. Cada jueves lo dedicamos a una mujer de éxito de aquí y lo difundimos por nuestros canales», reivindican. Dado el nivel de exigencia para formar parte de este club la duda es: ¿qué es necesario para ser un «Mr. Erbil»? «Pedimos a cada miembro nuevo que quiera unirse que nos proporcione su currículum y comparta sus cuentas de redes sociales con nosotros para ver si pueden encajar dentro de nuestros requisitos, los cuales son básicos: tener buen coral interior y ser apuesto, además de ser un buen ''influencer''. Nos da igual su profesión. Algunos son estudiantes universitarios, otros trabajan en finanzas, mercadotecnia, músicos, barberos, sastres...», recalca. Pese a que la barba y el estilo de hombre rudo son la constante en sus imágenes, dicen que esto no es una condición «sine qua non». Eso sí, los miembros deben hablar más de un idioma para poder proyectarse al exterior. Además de lucir palmito y «looks» dignos de la fashion week de Milán,quieren fomentar el desarrollo de la industria textil, para así favorecer a la economía local y depender menos del exterior. Pero no es tarea fácil, tras décadas de devastadoras guerras el país comienza a remontar con lentitud. Eso sí sus precios son más dignos de Milán que de Irak. De media, cada prenda fluctúa entre los 300 y los 450 dólares y los accesorios entre los 10 y los 90. ¿Elitista? Ellos lo niegan. «Nuestros productos son artesanales a base de materias primas locales, para beneficiar así a nuestros trabajadores», aseguran . Su concepto de negocio va más allá de la ropa, es una suerte de «lifestyle». Así, su «casa» es una especie de confluencia entre la moda masculina, la confección, la peluquería y también cafetería. «Ofrecemos una variedad de opciones para nuestros clientes con diferentes servicios y productos con diversos precios», dice Nihad. Así son los barbudos 2.0.