Irak

Obama autoriza el envío de 450 militares más para entrenar a las tropas iraquíes

El presidente de EEUU, Barack Obama
El presidente de EEUU, Barack Obamalarazon

La Casa Blanca anuncia el envío de 450 instructores adicionales a Irak y la apertura de una base militar en la provincia de Al Anbar, tras las últimas derrotas de las fuerzas locales frente al Califato.

La estrategia –o su falta de ella– del presidente Barack Obama en su lucha contra los integristas del Estado Islámico (EI) sigue siendo controvertida. El mandatario estadounidense sigue empeñado en no poner «botas sobre el terreno» pese al espectacular avance de los yihadistas tanto en Siria como en Irak. Obama optó ayer por una vía intermedia y anunció el envío de un contingente adicional de instructores para que entrenen a las tropas locales. El objetivo es recuperar la ciudad de Ramadi, en manos de los yihadistas. La capital de la provincia de Al Anbar –la más poblada del país árabe– es clave para que los terroristas del Estado Islámico puedan unir sus bastiones sirios con los iraquíes. Ramadi cayó en manos de los terroristas islámicos el 16 de mayo.

El tiempo apremia y la falta de profesionalidad de las fuerzas iraquíes es una de las causas por las que los yihadistas logran expandirse con cierta facilidad. El Pentágono envía 450 soldados adicionales a los ya entre 3.000 y 3.100 efectivos que se encuentran en territorio iraquí. En todos los comunicados difundidos ayer, se quisieron dejar claras dos ideas fundamentales: no son tropas de combate y no hay un cambio en la estrategia en la lucha, en clara referencia a la promesa del presidente de no enviar más tropas sobre el terreno a Irak. Obama ha hecho equilibrismos con la circunstancia de que debía encargarse de terminar las guerras. Además, el premio Nobel de la Paz, otorgado al poco de su investidura, pesa sobre sus hombros.

Estas tropas entrenarán, aconsejarán y ayudarán a las Fuerzas de Seguridad iraquíes en la base militar de Taqadun al este de Ramadi, en la provincia de Al Anbar. De esta forma, será el quinto lugar de entrenamiento junto con Ain al Asad, Al Habaniya, Erbil y Tayi, donde ya se han entrenado a cerca de 9.000 tropas iraquíes y se instruye ahora a 3.000. Taqaddum es una base aérea en el desierto que sirvió como centro militar estadounidense en la guerra. La unidad trabajará para desarrollar la capacidad de las fuerzas iraquíes y los miembros tribales suníes bajo el comando del primer ministro, Haider al Abadi, según informó la Casa Blanca.

No obstante, a Obama, le preocupa que este Gobierno, liderado por chiíes, sea capaz de cumplir su compromiso de reclutar suníes para la lucha contra el Estado Islámico. Por ello, Washington quiere que en esta base militar aérea se acelere el proceso de integración de los miembros de las tribus suníes con las fuerzas iraquíes. El Ejército iraquí ha hecho algunos progresos en el norte, según fuentes de la Inteligencia. Ayudados por los bombardeos aéreos de la coalición internacional, Bagdad está muy cerca de arrebatarles la refinería petrolera en Baiyi. Pero los militares iraquíes demandan más armas y más personal. Según expertos militares, «hoy el Gobierno iraquí, con suerte, tiene sólo a 5.000 soldados luchando en forma». Por tanto, Taqaddum será el lugar de entrega de equipo y armamento. Hasta ahora, el primer ministro iraquí siempre se ha mostrado reacio a incluir la presencia de suníes en las Fuerzas Armadas. A su juicio, una vez armados, irán contra su Gobierno. Esta postura ha sido siempre uno de los puntos de fricción con Washington.

El mandatario ha intentado cerrar capítulos en Irak y Afganistán y retomar las relaciones con Cuba. Sin embargo, el alcance de los milicianos del EI y la desestabilización de la región no estaban en sus planes. De hecho, el portavoz de la Casa Blanca, JoshEarnst, indicó en la rueda de prensa que «el próximo presidente tendrá que lidiar con el Estado Islámico. Es de esperar que por lo menos, algunos militares estadounidenses permanecerán allí cuando Obama deje el cargo».

A su anuncio, siguió de forma inmediata la crítica de los republicanos. Primero fue el portavoz de la Cámara de Representantes, John Boehner, y después el senador John McCain, al que Obama venció en las elecciones presidenciales de 2008. «Es un paso en la dirección correcta. Pero no es una estrategia completa», destacó Boehner. «Es un incremento para bien o para mal. Depende de cómo uno lo quiera describir», reconoció McCain, que se mostró cauto con su crítica.

En cambio, desde el Pentágono, los altos mandos tienen claro cómo se debe librar la guerra contra los terroristas yihadistas del Estado Islámico: un buen número de soldados con botas sobre el terreno.