El "milagro" de Ralph Yarl
"Pensé que estaba muerto. No se merecía que le disparasen"
Habla el buen samaritano que socorrió al adolescente contra el que disparó Andrew Lester, de 84 años, tan sólo por llamar a su timbre
Un joven afroamericano de 16 años se debate entre la vida y la muerte en la ciudad de Kansas, en Misuri. Se trata del último episodio de violencia armada en EE UU. Un simple recado familiar culminó en este trágico incidente. Ralph Yarl tenía que recoger a sus hermanos pequeños de la casa de un amigo, situada en el número 115 de Northeast Terrace. Pero Ralph se equivocó de domicilio y llamó al timbre equivocado: el 115 de Northeast Street. Al otro lado de la puerta estaba Andrew Lester, de 84 años, armado con una pistola de calibre 32, quien le disparó a bocajarro.
El primer disparo le dio en toda la frente. Y, a pesar de que el pequeño yacía ya en el suelo, Lester volvió a apretar el gatillo. La segunda bala impactó en el brazo derecho de Ralph. El joven ni siquiera había traspasado el umbral de la propiedad privada, tal y como confirmó después la Fiscalía, y tampoco hubo indicios de que «intercambiaran palabras». Lester disparó desde el otro lado de la puerta de vidrio.
Como pudo, gravemente herido, Ralph se trasladó con mucha dificultad hasta la casa colindante para pedir ayuda. A tres puertas de tres viviendas distintas tuvo que llamar antes de ser atendido. Por fin, un vecino le pidió que se tendiera en el suelo mientras pedía ayuda de urgencia. James Lynch, de 42 años, narró a NBC News que acababa de salir de la ducha el jueves por la noche cuando oyó disparos, por lo que se acercó a la ventana de su cocina y vio a un chico golpeando la puerta de un vecino. «Oí a alguien gritar: ‘¡Socorro! ¡Socorro! Me han disparado’», contó el padre de tres hijos al citado medio. Salió corriendo, saltó la valla y corrió hacia Ralph, que tenía la cara y los brazos cubiertos de sangre, y vio lo que parecía ser una herida en la cabeza, cerca de la cuenca del ojo del joven.
«Pensé que estaba muerto», declaró Lynch, y añadió: «Nadie merece yacer así. Ni siquiera ha empezado a vivir su vida. No se merecía que le dispararan». Lynch, que se considera un buen samaritano y no un héroe, aseguró que «sólo cogí la mano del chaval, con un agujero en la cabeza, para que no se sintiera solo».
El dueño de la casa y autor de los disparos fue detenido por la Policía y liberado 24 horas después sin cargos, causando la ira entre la comunidad afroamericana del país, que fue en aumento a lo largo de todo el fin de semana. «Todavía estoy conmocionado, es un buen chico», explicó el padre de Ralph, describiendo a su hijo como un atleta que ama la música y los videojuegos, y que destaca en la escuela por sus buenas notas.
El caso del adolescente Ralph Yarl ha sido tachado de «milagro» por haber sobrevivido a los disparos. Este fin de semana, le han sometido a una cirugía para extraer las balas de su cuerpo.
De manera paralela, decenas de marchas en su nombre recorrían con indignación diversas zonas de Misuri, incluida la casa de Lester, donde se produjo el fatídico incidente. También el Departamento de Estado que, tras la creciente presión de gran parte de la sociedad estadounidense, confirmó ayer haber presentado el expediente a la oficina de la Fiscalía del condado de Clay. El fiscal Zachary Thompson identificó entonces al acusado públicamente, reconociendo el «componente racial en el caso».
Acusado de agresión en primera grado, el veterano autor de los disparos podría enfrentar una pena de cadena perpetua si es declarado culpable. Andrew Lester, de 84 años, también ha sido acusado de acción criminal armada, que conlleva otra pena de 15 años entre rejas. Con todo, cabe recordar que Misuri es uno de los estados del país con una polémica ley de «defensa de su espacio», la cual permite a aquellos que se sienten amenazados defender su vida o propiedad sin retroceder. En lo que va de 2023, al menos 12.487 personas han muerto por disparos.
“Las armas de fuego son la principal causa de muerte de niños en Estados Unidos y las cifras van en aumento”, recordó el presidente demócrata a través de sus redes sociales, pocas horas después de que otro tiroteo en una fiesta de cumpleaños entre adolescentes en Alabama culminara en tragedia con un balance de 4 víctimas mortales y una treintena de heridos.
En el mismo mensaje, Joe Biden preguntó de manera retórica: “¿A qué ha llegado nuestra nación cuando los niños no pueden asistir a una fiesta de cumpleaños sin miedo? ¿Cuándo los padres tienen que preocuparse cada vez que sus hijos salen por la puerta de la escuela, el cine o van al parque?”.
La Casa Blanca anunció el lunes por la noche que el presidente había hablado por teléfono con el adolescente, a quien deseó “una rápida recuperación”.
"Anoche tuve la oportunidad de llamar a Ralph Yarl y a su familia", escribió Biden en su perfil de Twitter. "Ningún padre debería tener que preocuparse de que disparen a su hijo por llamar al timbre equivocado. Tenemos que seguir luchando contra la violencia armada. Y Ralph, te veremos en el Oval cuando te sientas mejor", aseguró el presidente, invitando al joven a la Casa Blanca cuando se recupere.
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