Política

Elecciones en Grecia

Posibilidad de contagio

La Razón
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El adelanto electoral en Grecia ha devuelto a la agenda viejos temores. La economía mundial, la eurozona, Grecia y Syriza..., todo ha cambiado y, sin embargo, todo parece igual. El 2012 fue el año en el que el riesgo de redenominación del euro (salida de la moneda única) por decreto a divisas menos valiosas estaba en su momento álgido. Desde Portugal hasta Grecia huían activos por valor de miles de millones de euros que buscaban cobijo tras las fronteras de la certidumbre. Los motores del pánico entonces fueron las dudas que los datos macroeconómicos generaban en un contexto en el que parecía que no había alternativa a la redenominación. Hoy tanto el motor como el contexto son distintos. El mercado no tiene miedo de que el Gobierno griego se quede sin dinero porque sabe que, manteniendo todo constante, incluyendo la voluntad política de llevar a cabo las reformas, puede acudir a la financiación europea. Ésa es la lógica detrás de la creación del MEDE y de la promesa de Draghi de hacer todo lo que hace falta para salvar al euro. Ambos instrumentos fueron puestos en marcha en 2012.

El miedo tiene hoy origen sobre todo político. Si bien es cierto que Syriza ha moderado su programa a lo largo de la crisis –que no es seguro ni que gane ni menos aún que logre coalición–, el resto de su programa pone en duda los acuerdos con la eurozona, pilar de la poca confianza que mantienen los mercados en Atenas. Ya sea por el alto apoyo al euro que persiste en Grecia o por entender las consecuencias de la salida, es cierto que hoy ya no habla de abandonar la eurozona, pero su ideario sigue sin cuadrar dentro de lo comprometido y por tanto pone en duda la línea de financiación que mantiene a flote a Grecia.

Como el riesgo es político, el posible contagio dependerá sobre todo de similitudes políticas y esto pone en el objetivo sobre todo a España. La solución a este miedo resucitado también debe ser también política. De ahí la entrada en campaña del mensaje de Alemania de que una salida de Grecia del euro «sería manejable». Ahora bien, si bien es cierto que este mensaje puede lograr reducir el miedo político al reducir los votos de Syriza, pone también en peligro la credibilidad política construida por la eurozona desde 2012, desde el MEDE y el compromiso del BCE hasta la unión bancaria, recientemente puesta en marcha.

*Economista especializado en asuntos europeos. Miembro de CC/Europa